Independencia en Guatemala: ¿cuándo?

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Créditos: Prensa Comunitaria
Tiempo de lectura: 2 minutos

Por: Sofía Riquelme Pérez

“Yo soy y seré perpetuamente, acérrimo defensor de los derechos, libertades e independencia de nuestra América, cuya honrosa causa defiendo y defenderé toda mi vida; tanto porque es justa y necesaria para la salvación de sus desgraciados habitantes, cómo porque interesa además en el día a todo el género humano”.
Francisco de Miranda

En 2021 celebraremos el bicentenario de nuestra “independencia”. Al pensar en los conceptos de dependencia e independencia, según lo que aprendimos, me surge la pregunta: ¿hemos sido realmente independientes? Intuyo que nunca.

La dependencia según la Real Academia Española es la “subordinación a un poder. Relación de origen o conexión. Sección o colectividad subordinada a un poder. Situación de una persona que no puede valerse por sí misma”. Por su parte, la “independencia” la definen como “la cualidad o condición de ser independiente. Libertad, especialmente la de un Estado que no es tributario ni depende de otro. Entereza, firmeza de carácter”.

Revisando el origen de los conceptos y su significado, nunca hemos sido independientes. Porque si consiste en no depender de otros, no lo hemos dejado de hacer. Quizás hoy sean otros los amos. Nos habrán vacilado como población, por años, décadas y siglos. En esta materia el Estado ha jugado un papel preponderante. Nos hicieron defender banderas, símbolos, hasta dar la vida por ellos si era necesario. Pero esa defensa la hizo un gran sector de la población a la que adoctrinaron para tal cometido. Nos enseñaron a ver a los que pensaban distinto como enemigos y no fomentaron la diversidad de pensamientos, solo se uniformizó una forma de pensamiento desde Petén hasta Escuintla, de Chiquimula hasta Huehuetenango y pasando por el centro. Las disidencias fueron exterminadas.

A las élites no las adoctrinaron como al resto, pues ellas pudieron acceder a “mejores” escuelas y universidades. Mientras ellos se pasean por Europa, Estados Unidos y el mundo haciendo negocios con quienes ellos quieren, a nosotros nos sacaban el conflicto eterno de Belice y muchos agarrábamos aviada, a otros les despertaba el espíritu guerrero de querer ir al ataque y a la guerra a defender las fronteras.

El país que han construido implica para mis hijos e hijas que no podrán ir a las universidades a las que van los hijos e hijas de quienes se han enriquecido a costa de los demás o por sus herencias coloniales. Pero mis hijos si irán al Ejército, a defender la patria y aprender a cuidar los intereses de los dueños de Guatemala.

Las élites siempre ganan. Gane quien gane los procesos electorales. Ganarán siempre los que cuenten con el apoyo de las élites, los que a ellos les convenga para seguir manteniendo sus privilegios. Somos un país donde más del 50% de población es indígena. Y por lo que hemos visto de nuestra vida republicana, pocas veces el Estado ha favorecido a los pueblos indígenas, mujeres, o sectores de la diversidad sexual.

Nunca hemos sido independientes y al paso que vamos, no sé si lo seremos, aunque lo cantemos, nos disfracemos con trajes de pueblos indígenas a quienes discriminamos todo el año, aunque lloremos al cantar el himno y gritemos libertad 15 de septiembre cada año.

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