Créditos: Nelson Chen
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A 78 años de la conquista social alcanzada en 1944, iniciada por el movimiento estudiantil en el seno de la universidad, la autonomía sigue siendo un logro conquistado, pero también una lucha constante para garantizar la independencia de la USAC. Hoy, cuando redes criminales la tienen cooptada, los estudiantes, hombres y mujeres en resistencia, siguen siendo los principales protagonistas de esta defensa.

El 1 de diciembre de 1944 entró en vigor el Decreto No. 12 de la Junta Revolucionaria de Gobierno, que otorgó a la USAC la autonomía para autogobernarse y así poner fin a la intervención del Estado en sus decisiones. En 2022, 78 años después, esta autonomía sigue siendo un logro conquistado, pero también una lucha constante por garantizar su independencia.

Por Prensa Comunitaria

La Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC) logró su autonomía hace 78 años, a través del decreto No. 12 de 1944, a partir de la Revolución de Octubre. En ese entonces, la Junta Revolucionaria de Gobierno elevó al rango constitucional el principio de la autonomía, el cual permitió a la máxima casa de estudios, a 268 años de su fundación, autogobernarse de acuerdo a sus propias leyes y estatutos, y puso fin al dominio del Estado, representado en la dictadura de Jorge Ubico, sobre la Universidad.

Este principio está reconocido actualmente en el artículo 82 de la Constitución Política de la República de Guatemala, que establece que es una institución autónoma con personalidad jurídica.

“En su carácter de única universidad estatal, le corresponde con exclusividad dirigir, organizar y desarrollar la educación superior del Estado y la educación profesional universitaria estatal, así como la difusión de la cultura en todas sus manifestaciones. Promoverá por todos los medios a su alcance la investigación en todas las esferas del saber humano y cooperará al estudio y solución de los problemas nacionales”, cita el artículo constitucional.

¿Cómo surgió esa autonomía? En Argentina, estudiantes universitarios lograron mediante huelgas y paros, una serie de actos reformistas que se extenderían por toda Latinoamérica en los años posteriores a 1918-1920. En ese periodo lograron la Reforma de Córdova, un proceso con el cual alcanzaron la separación entre la Universidad y el Estado y la vigencia plena de la autonomía universitaria en los ámbitos económico, ideológico, académico y social.

En Guatemala, el movimiento estudiantil universitario recogió varias de estas ideas y principios reformistas, que, con la Revolución de 1944, permitió la instauración de una autonomía universitaria.

Esta potestad quedó reconocida el 9 de noviembre de 1944, por la Junta Revolucionaria de Gobierno conformada por el expresidente Jacobo Árbenz; el exministro de Hacienda, Jorge Toriello; y el exministro de Defensa Francisco Javier Arana, mediante el Decreto no. 12 firmado 20 días después del acto revolucionario de octubre. Una normativa que entró en vigencia el 1 de diciembre de ese mismo año.

Decreto número 12, Junta Revolucionaria de Gobierno de 1944. Créditos: redes sociales

Fue así como se abrió el camino para que principios como el cogobierno estudiantil, los concursos de oposición, la vinculación docencia-investigación, la libertad de cátedra y diversidad de ideas en las aulas, y la cercanía con los movimientos sociales, tuvieran vigencia en la universidad pública.

Con este decretó también se aseguraba la autonomía financiera, al asignar a la universidad una partida del Presupuesto General de Gastos de la Nación. Meses después, el 15 de marzo de 1945, cuando entró en vigor la Constitución Revolucionaria, dictada por la Asamblea Nacional Constituyente, fue reconocida por primera vez esa autonomía universitaria de rango constitucional.

Entre otros logros se destaca la creación de múltiples unidades académicas. Por ejemplo, las facultades de Humanidades, fundada en 1945; la de Agronomía, en 1950; la de Medicina Veterinaria y Zootecnia, en 1957 y la de Arquitectura, en 1958, que buscaban la promoción de nuevas profesiones para el país.

Desafortunadamente, con la llegada de dictaduras militares al poder en 1954, diez años después de esa autonomía, decenas de estudiantes y docentes empezaron a ser perseguidos por el poder estatal, por sus ideas y murieron bajo la represión y el fusilamiento en los años siguientes. A pesar de ese contexto adverso y de la etapa más crítica de la academia en Guatemala, la USAC pudo conservar la esencia de la autonomía, bajo el resguardo de varios rectores y decanos que lucharon por preservar este derecho.

. Los años oscuros de represión estudiantil. Créditos: Mauro Calanchina

Sin embargo, en 2022 se repite un escenario similar de represión. La universidad estatal se encuentra bajo la dirección de Walter Mazariegos Biolis, un exdecano y ahora rector, cuya elección ha sido ampliamente señalada de fraudulenta y que además recurre a la criminalización de estudiantes, trabajadores y profesiones, que lo cuestionan desde manifestaciones y tomas de edificios universitarios por más de 200 días.

Todo empezó la noche del 26 de abril, cuando se anunció en una conferencia de prensa, la llegada de una nueva crisis institucional en la historia de la USAC, que ponía en riesgo la autonomía universitaria.

Esa noche, Jordán Rodas, candidato a la rectoría por la planilla SOS USAC; Leslie Vásquez de la Planilla Independiente; Carlos Valladares de AVANTE y Samuel Martínez de Nueva USAC, anunciaron la exclusión de 7 cuerpos electorales, es decir 35 electores, de los 170 electos para elegir al rector de la universidad. También dieron a conocer la intención de algunos miembros del Consejo Superior Universitario (CSU) de celebrar una elección, al día siguiente, entre señalamientos e ilegalidades, para beneficiar al exdecano de la Facultad de Humanidad, Walter Mazariegos.

El proceso electoral estaba previsto para el 27 de abril, pero en días previos al acto de elección ya existían denuncias públicas porque no se acreditaron los 7 cuerpos electorales a las planillas de Avante y SOS USAC. Desde ese momento, los estudiantes decidieron tomar las instalaciones del Museo de la Universidad de San Carlos (MUSAC), para evitar el fraude y así continuaron, con otros edificios de la universidad y centros regionales.

El rostro de la represión en el Parque de la Industria. Créditos: Francisco Simón

El 12 de mayo, después de varias semanas de silencio por parte del CSU, decidió acatar una resolución del Amparo de la Sala Quinta del Tribunal Contencioso, con fecha 6 de mayo y, convocar de inmediato a la elección, continuando con la exclusión de los 7 cuerpos electorales.

Dos días después, el sábado 14 de mayo, finalmente se consumó una elección que en su proceso mostro varios actos fraudulentos en el Parque de la Industria, resguardado por policías y por un grupo de personas de una empresa de seguridad privada con la intención de garantizar el triunfo de un solo candidato. En el lugar no se les permitió votar a 99 de los 170 electores electos para tal fin.

De nuevo, esa exclusión provocó en los estudiantes, docentes, profesionales mujeres y hombres, una resistencia más amplia contra el fraude electoral. Tomaron los recintos universitarios y el paro académico como manifestación pacífica. Durante más de 200 días de tomas también han sido acuerpados por una amplia diversidad de organizaciones sociales, sindicales, indígenas y universitarias nacionales e internacionales.

Sectores organizados, de diversos puntos del país, tomaron como emblema la defensa de la Autonomía Universitaria, al considerar que esta se violentó por parte de algunos miembros del CSU, al permitir la realización de una elección excluyente y fuera de las normativas universitarias; esto fue expresado mediante comunicados y pronunciamientos públicos.

La Marcha del 20 de mayo. Créditos: Nelton Rivera.
La Marcha del 20 de mayo. Créditos: Nelton Rivera.

De esa cuenta, el Campus Central, el Centro Universitario Metropolitano (CUM), el Centro Universitario de Occidente (CUNOC), el Centro Universitario de Noroccidente (CUNOROC), el Centro Universitario de San Marcos (CUSAM), el Centro Universitario de Suroccidente (CUNSUROC), el Centro Universitario de Quiché (CUSAQC), el Centro Universitario de Santa Rosa (CUNSARO) y Centro Universitario de Petén (CUDEP) se organizaron para exigir la anulación de dicho proceso electoral, la repetición de elecciones, el respeto del principio de Autonomía Universitaria y también otra serie de demandas que incluyen retomar el proceso de Reforma Universitaria.

A 78 años de la conquista social alcanzada en 1944, iniciada por el movimiento estudiantil en el seno de la universidad, la autonomía sigue siendo un logro conquistado, pero también una lucha constante para garantizar la independencia de la USAC. Hoy por hoy los estudiantes en resistencia siguen siendo los protagonistas de esta defensa.

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