Créditos: Nelson Chen
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Por Rolando Orantes

El Cuerpo de Detectives de la Policía Nacional (PN), dedico sus esfuerzos en 1977 para infiltrar, identificar y dar seguimiento de todas aquellas personas que consideraron vinculadas a la movilización que nacía días antes desde las montañas de Ixtahuacán, Huehuetenango. Una movilización indígena y obrera que, días previos al 17 de noviembre, había movilizado la fuerza laboral más contundente en años y que en la ciudad capital, como epicentro del régimen político y militar, desestabilizaba a su paso. Los movimientos populares y campesinos retaban de frente la dictadura.

La Asociación de Estudiantes “El Derecho”, de la Universidad de San Carlos de Guatemala, repartió un documento en dos partes, una de las cuales fue conservada por la policía, y que se titula La explotación inicua a los mineros de Ixtahuacán. Iniciando con el lema: ¡Campesino, el patrón ya no comerá más tu pobreza!, se lee que la sociedad F. Y. Wellman y Cia. Ltda. fue fundada el 21 de marzo de 1969, y entró en vigencia el 8 de mayo siguiente. Pero fue hasta el segundo trimestre de 1970 que se reportaron los primeros datos de producción y tributación, la que era apenas del 1%. Aun así, de los poco más de dos mil quetzales que la municipalidad debía percibir por las dos mil seiscientas toneladas de mineral extraído en 1970, la compañía sólo pagó Q. 1 747.14. El documento de los estudiantes de derecho señalaba:

Los lacayos serviles no duermen ni tendrán sosiego jamás. Mientras más grande sea el precio que cobran por vender la dignidad de su pueblo y el fruto de sus entrañas, más grande será el pesar que caerá sobre cada uno de ellos el día de mañana, ya que la historia los juzgará como se merecen y entonces pagarán el descaro de su injusticia.

Foto: Proyecto de Recuperación del Archivo Histórico de la Policía Nacional

El documento se refiere, entre otros temas, a las formas de trabajo de los mineros:

La flagrante violación a la ley se pone de manifiesto cuando no existe suministro, uso y mantenimiento de los equipos de protección personal, al extremo de que es el propio trabajador minero, quien compra la mascarilla, lámpara y casco con valor de Q.1.00, Q.5.00 y Q.7.00 respectivamente. Todos estos implementos los pone la empresa a la venta descontándolo inmediatamente de la primera quincena de salario que reciba el trabajador. A lo anterior se suma la inseguridad que representa trabajar 300 metros dentro de los túneles y sin que tengan la menor suerte de ser atendidos por el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, puesto que al patrono no le da la “gana” de afiliarlos por el solo hecho de ser trabajadores eventuales. La mayoría de los mineros trabajan por planilla, lo que evidencia que no hay contratos de trabajo.

Para terminar, debemos recalcar que las jornadas de trabajo les viene sobrando a los señores patronos. Los turnos de trabajo no concuerdan con las necesidades de los trabajadores quienes gastan demasiada fuerza muscular y no hay paliativos para renovar esa energía. La mayoría de trabajadores laboran horas extras, pero nunca son recompensados como lo exige la ley. A cambio de sus protestas el patrono les “regala” Q.0.36 diarios, excluyendo sábados y domingos; y con frecuencia deja de pagarles el séptimo día.

A continuación, la Asociación de Estudiantes de Derecho daba una descripción de quiénes eran, a su entender, los mineros de Ixtahuacán.

La mayoría de los mineros, si no todos, son agricultores, minifundistas, monocultivistas; sin oportunidad de educarse, enfermos por la cultura extraña que se les ha impuesto; indígenas que cada día que pasa van empobreciéndose más, pero, en cambio, con su fuerza de trabajo van enriqueciendo a los terratenientes y capitalistas. Es el mismo hombre que lo han cambiado de patrón varias veces y le han experimentado varias formas de explotación. Es la víctima de la desigualdad social, del desequilibrio económico y de la injusticia de la justicia. Es el trabajador que después de haber dejado su sudor en las baldosas de los túneles, ve que no le alcanza el salario. Los mineros componen la masa doliente de nuestra sociedad y están uncidos al yugo del trabajo rudo y arduo. Son tratados como COSA antes que como PERSONAS.

Los lemas que aparecen en el documento son: ¡Minero seguro, al rico dale duro!, No pedimos regalado, pedimos justicia, ¡Mineros, adelante que la lucha es constante!, ¡Pobres sí, ricos no!, Vivan los Mineros de Ixtahuacán y La sangre de un hombre libre, riega la semilla de la libertad de los pueblos, y está fechado el 19 de noviembre de 1977.

Otro documento está firmado por las organizaciones estudiantiles CODEPCOM, MEPS, GEO, GIT, APE, DENUNCIA, AEI, FED, AEM, UPEM, BLOQUE, METS y AETS, con el título: Situación de los trabajadores de Ixtahuacán. Según este, el propietario de Minas de Guatemala S.A. era “el extranjero René Abularach y su gerente general Federico Yaxcal Wellman”. Los representantes legales ante el Ministerio de Trabajo eran Juan Pablo Coronado Castillo y los abogados Carlos y Napoleón Rivas Herrera, “quienes defienden y prestan la asesoría jurídica a la empresa y a los intereses de la clase patronal”. La empresa se dedicaba a la explotación de tungsteno y antimonio, extrayendo diariamente de 10 a 15 toneladas, y había sido instalada sobre terrenos expropiados a los campesinos.

Cuando los trabajadores organizaron un sindicato la empresa intentó sobornar a la directiva y cambió su nombre por el de Minas de Guatemala S. A., pues hasta entonces se llamó Empresa Minera Federico Yaxcal Wellman y Cia Ltda., despidiendo a 80 trabajadores, en cuenta todos los miembros de la junta directiva que no se habían dejado sobornar.

Los mineros se veían expuestos a sorderas, intoxicaciones, o a quedar soterrados. Para llegar al trabajo debían recorrer una distancia de 8 a 10 kilómetros, siendo trasladados en camiones descubiertos bajo el sol o la lluvia. Pero los trabajadores sindicalizados no gozaban de este beneficio, teniendo que cubrir el trayecto a pie. Al llegar algunos minutos tarde, perdían el pago del séptimo día.

Inicialmente sus salarios diarios eran de 80 centavos, pero por medio de la lucha sindical habían llegado a Q.2.90. La empresa ganaba diariamente Q234 000, representándole los salarios el 0.3% de sus ingresos, señala el documento de las organizaciones estudiantiles.

El Frente Estudiantil de Vanguardia y la Asociación de Estudiantes de Ciencia Política repartieron un comunicado en el que en uno de sus párrafos señala que “la trayectoria del propietario, un tal señor Abularach, es hartamente conocida por su nefasto y opresivo proceder en contra de los trabajadores. Mal salario, despidos y represión son respuestas acostumbradas de este rapaz capitalista extranjero”. El colmo había sido el cierre de las minas, “con el fin de destruir la organización obrera, dejando sin trabajo y desamparadas a cientos de familias”. Finalmente llamaba a apoyar la manifestación y unir “nuestra voz de protesta en contra de los saqueadores y explotadores del pueblo” y cerraba con los lemas: “¡Por el respeto a la integridad de los trabajadores, luchemos porque se hagan efectivos los derechos humanos en Guatemala! ¡Viva la clase proletaria!”

Finalmente, otro documento de los detectives, que por única información lleva el encabezado Confidencial y la fecha 3 de diciembre de 1977, se refiere a la manifestación realizada por los trabajadores de Pantaleón en Escuintla:

Nuestro servicio de Inteligencia se constituyó hoy a las 7.00 horas a la 9a. Avenida 4-29 Zona 1, lugar donde se encuentra ubicado el Sindicato Confederación Nacional de Trabajadores (C.N.T) donde se encuentran alojados un grupo de trabajadores del Ingenio Pantaleón, Escuintla, mientras se resuelve un problema laboral, habiendo observado que a las 11.15 horas salieron como de 20 á 30 personas abordando los vehículos placas No. C-188697 y C-196700, dichos vehículos son tipo microbuses enfilando sobre la 4a. Calle hacia el poniente, y según fuente informativa se tuvo conocimiento que estos se dirigían hacia el Depto. de Escuintla con el objeto de participar en una manifestación que se llevará a cabo en esa población el día de hoy a las 15.00 horas siendo esta de tipo laboral; quedando en el C.N.T. un grupo como de 5 personas que quedaron al cuidado de dicho establecimiento.

El agente secreto adjuntó un volante del Comité Nacional de Unidad Sindical, con las siguientes consignas:

  1. Los Herrera Ibargüen del país que se larguen
  2. Reinstalación para los de Pantaleón
  3. Obreros en acción, a luchar por la organización
  4. Se siente, se siente, la clase obrera es dirigente
  5. Se siente, se siente, el obrero está presente
  6. Pueblo, escucha, únete a la lucha
  7. Se siente, se siente, Larrave[1] está presente
  8. Obrero y campesino, abramos el camino
  9. Se siente, se siente, el CNUS está presente 

Las fotos de los detectives

Además de observar, recibir propaganda y anotar el contenido de las pintas, en las manifestaciones, los agentes secretos también tomaban fotografías. Los informes sobre la entrada de la manifestación a la ciudad, que pudimos consultar, no contienen fotos, pero existen dos, en los que los agentes narran lo observado en Escuintla y Chimaltenango, que sí fue posible consultarlas.

Es el caso de un documento fechado el 17 de noviembre de 1977, con el encabezado CONFIDENCIAL y en manuscrito un cero o una letra O, donde se registra que ese día:

nuestro servicio se hizo presente en el departamento de Escuintla, con el objetivo de observar la marcha de protesta en contra de los despidos masivos efectuados en contra de varios trabajadores del Ingenio Pantaleón, los cuales fueron detectados a la altura del kilómetro 72 de la carretera al pacífico en la entrada principal de la finca Guachipilín, en un número aproximado de 100 personas contándose entre ellos diez mujeres; así mismo estos portaban un total de nueve cartelones dentro de los cuales se leían leyendas como las siguientes: FASGUA, Marcha pacífica en busca de la justicia, Pedimos reinstalación compañeros, Sindicato Pantaleón FETULIA CNUS; seguidamente pasaron a la aldea Florida, ubicada en el kilómetro 70, en donde fueron festejados con un refrigerio por los componentes de la Liga Campesina afiliada a la FASGUA. A eso de las 15.00 horas reiniciaron su marcha con destino a la cabecera departamental de Escuintla, en donde son esperados por los afiliados de distintos sindicatos, contándose entre ellos el del Ingenio Santa Ana, Ingenio El Salto, Papelera S.A., finca Los Cerritos, IODESA, en donde pernoctarán y continuarán su marcha el día de mañana con destino a la población de Amatitlán; para luego presentarse a esta capital el día sábado 19 de los corrientes a eso de las 09.00 horas en donde a la altura del Trébol se fusionarán con los mineros de Ixtahuacán.

El informante señaló: “no está demás hacer constar que los integrantes de esta marcha pacifista del ingenio Pantaleón, son acompañados constantemente por los tripulantes” de dos automóviles, cuyas placas anotó para averiguar a quién pertenecían, además de dos unidades del Cuerpo de Bomberos Voluntarios y una ambulancia de la Cruz Roja.[2]

El policía infiltrado adjuntó nueve fotografías. Si bien las expresiones de las personas que aparecen en ellas son más bien serias y no denotan familiaridad, el policía las realizó de frente a los asistentes, lo que podría sugerir que no era un personaje desconocido, o al menos que se movía con cierta tranquilidad, sobre todo tomando en cuenta que en ese momento el grupo era más bien pequeño. El agente fotografió las mantas descritas en su informe, y a varios de los trabajadores. Una mujer con un bote de pintura en la mano aparece al centro de la imagen, mirando a la cámara. En otra, dos jóvenes voltean la cabeza mientras caminan. En ambas, el resto de la columna aparece de espaldas, también caminando, por lo que pareciera que el fotógrafo les pidió que se giraran.

[1] Mario López Larrave, abogado laboralista y catedrático universitario, uno de los fundadores de la Escuela de Orientación Sindical. Fue asesinado por agentes de inteligencia que lo ametrallaron a la salida de su oficina el 8 de junio de 1977.

[2] GTPN50 S004, Cuerpo de Detectives, “Confidencial”, 17 de noviembre de 1977.

Foto: Proyecto de Recuperación del Archivo Histórico de la Policía Nacional

Otro informe confidencial, con la misma fecha y características que el anterior —como única seña una letra O, o un cero— pero considerablemente más breve, dice:

El día de hoy nuestro servicio se constituyó al municipio de Tecpán jurisdicción de Chimaltenango; por tenerse conocimiento que por Ruta Panamericana se aproximan a esta capital los Mineros de Ixtahuacán, llegando en horas de la tarde a Chimaltenango donde reposarán en el transcurso del día, saliendo el día de mañana hacia el municipio de Mixco; para arribar el día sábado a esta Capital aproximadamente a las 08.00 Hrs. Observándose un promedio de ciento cincuenta personas a quienes también los acompañan otros cinco vehículos. Se adjuntan volantes y reproducciones fotográficas.

Como en el informe anterior, el informante adjuntó nueve fotografías, pero en esta ocasión el agente las tomó desde un punto fijo, oculto entre la milpa y utilizando un teleobjetivo. Ninguno de los mineros, que aparecen desfilando con sus cascos, ni de las personas que los acompañaban, se enteró de que estaban siendo fotografiados.

Foto: Proyecto de Recuperación del Archivo Histórico de la Policía Nacional

A la memoria de Gilberto Morales Trujillo, con quien alguna vez planeamos un documental sobre los mineros, y de quien temía una crítica despiadada para este artículo.

Lea acá la primera parte:

 

1977: La marcha de los mineros de Ixtahuacán (Primera parte)

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