“O nos morimos de COVID-19 o de hambre”: cómo lidian los guatemaltecos con el alza de precios

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Créditos: Nelson Chen.
Tiempo de lectura: 9 minutos

 

En junio la inflación en Guatemala, según cifras oficiales, alcanzó un nivel de 7.55 por ciento. Esta situación significa que varios productos de la canasta básica se han encarecido, provocando un aumento en la pobreza, esto porque las familias que tienen bajos ingresos pierden capacidad adquisitiva, dejando de comprar productos y, por lo tanto, pierden bienestar, con lo que automáticamente la pobreza crece.

Por Regina Pérez

De acuerdo con el Índice de Precios al Consumidor del Instituto Nacional de Estadística (INE), en junio departamentos como Alta Verapaz, Quiché y Huehuetenango presentaron la inflación mensual más alta en el nivel general de precios, estos departamentos se caracterizan por tener altas cifras de pobreza.

Guatemala actualmente vive una “inflación importada”, provocada por la guerra entre Rusia y Ucrania que inició en febrero de este año y que ha contribuido en la escasez de alimentos a nivel internacional y, por lo tanto, un alza de precios en varios productos de consumo diario a nivel interno. Esto ha tenido consecuencias nefastas para la clase trabajadora del país y podría incidir en el aumento de la pobreza e incluso de la migración.

Fernando* es un vendedor ambulante de flores de San Juan Sacatepéquez que ha sentido los efectos de la inflación. Para subsistir viaja a la ciudad capital, para vender ramos de flores, rosas y gerberas, principalmente, un oficio que ha realizado durante 35 años.

El maiz, un producto básico de la dieta guatemalteca, ha encarecido y casi duplicado su precio en algunas regiones del país. Foto Francisco Simón.

Cada viaje a la capital le cuesta Q10 de ida y vuelta, respectivamente y para movilizarse a las zonas donde vende las flores, paga Q10 por un taxi que comparte con otras personas. Lo que le ayuda a su economía es el uso del Transmetro, comentó, porque solo cobra Q1 por viaje, pero a las zonas donde se dirige, dicho sistema de transporte no tiene el servicio.

A eso le tiene que sumar sus tiempos de comida. Al final del día, le queda muy poco de ganancia para comprar alimentos de consumo básico.

Él forma parte de los guatemaltecos que pertenece a la Población Económicamente Activa (PEA), 7 407 379, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Empleos e Ingresos del INE de 2021. En contraste y según estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en Guatemala, cerca del 75 por ciento de la población ocupada tiene un empleo informal que se caracteriza por no contar con seguro social y tener bajos ingresos. La economía informal es particularmente vulnerable y sensible a los impactos de la pandemia de la COVID-19.

Durante la pandemia, Fernando tuvo que dejar de trabajar, incluso hizo préstamos, porque no podía salir a vender sus flores debido a las restricciones sanitarias impuestas. También tuvo que buscar otro trabajo para mantenerse mientras duraron las medidas del gobierno.

Él se queja de los políticos cuando están en campaña, prometen educación, trabajo y seguridad, pero no cumplen nada de eso. “Ahora nos morimos de COVID-19 o nos morimos de hambre”, indicó.

Guatemala es uno de los países con menor desempleo en Centroamérica, pero también con mayor población trabajando en la informalidad. Durante la pandemia, según la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES) se perdieron aproximadamente 60,939 empleos y se dejaron de generar 17 400 previstos.

El economista Abelardo Medina, del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI), dijo que la inflación registrada este año se debe exclusivamente a la guerra entre Rusia y Ucrania, debido a que Rusia es uno de los principales productores y comercializadores de petróleo, trigo, fertilizantes y hierro.

Muchas familias ya no pueden costear varios productos de la canasta básica por el aumento en sus precios, esto incide en su bienestar y genera pobreza. Foto Francisco Simón.

Debido a que los productos que Rusia vendía ya no están en el mercado, los precios subieron. En Guatemala, la primera manifestación es el alza de la gasolina, pero también aumentó el precio del diésel, que es fundamental para el transporte de alimentos, por lo tanto, sube el precio del transporte y también los artículos de consumo diario, señaló.

Erick Coyoy, investigador del área económica de la Universidad Rafael Landívar (URL), refirió que el aumento de precios que el INE ha reportado para el país es mucho más alto. En Estados Unidos se reportó una inflación del 9.1 por ciento en junio y en Guatemala el INE reportó un 7.55.

Coyoy indicó que algunos alimentos como el maíz, han duplicado su precio, siendo este uno de los productos más básicos para el consumo de la población guatemalteca. Pero ante el alza, el gobierno no ha tomado medidas para apoyar a los más pobres, algo que debería adoptar, pues ha aumentado su precio respecto al año pasado.

Si bien el gobierno ha subsidiado la gasolina, la medida no favorece a población que vive en condiciones de pobreza. “La población más pobre no consume gasolina, es un subsidio que está mal direccionado, porque está dirigido a población que realmente no es la más necesitada”, señaló.

Alza de precios se registra en departamentos más pobres

Casimira Monzón vive en la aldea Primavera de Ixcán, Quiché. En las últimas semanas, como muchas personas, se ha dado cuenta de que los precios de varios artículos de consumo básico han subido de precio.

Un día fue a la tienda a comprar una bolsa de fideos, un artículo que casi no consume y, se sorprendió porque ahora lo adquirió a Q4 cuando antes su costo era de Q3.

Monzón es ama de casa y en su parcela tiene una granja; también forma parte de una cooperativa de mujeres, “la Resistencia”, donde cría peces.

Como muchos guatemaltecos, ella no devenga un sueldo fijo y la producción de cardamomo con la que cuenta para subsistir no se está vendiendo a buen precio, reduciendo sus ingresos. El alza de precios, incluyendo la gasolina, le preocupa bastante porque al necesitar algo para consumir no lo puede comprar por el aumento, ya que con “Q100 ya no compra nada”, indicó en una llamada telefónica.

En esta región, según algunos agricultores consultados, el quintal de maíz tiene un precio de Q230, a diferencia del año pasado, que costaba unos Q150. El aumento de precios en este producto se le atribuye a la “mancha de asfalto”, un hongo que ataca el maíz, dejándolo seco. En el caso del fertilizante, su precio casi se ha triplicado. Antes un quintal de urea, uno de los fertilizantes más usados, costaba Q180, ahora ronda los Q510.

Monzón produce maíz y fríjol, yerba blanca, rábano y cebollín. Pero otros productos como el tomate, la cebolla y la papa los tiene que comprar. En su dieta diaria incluye yerbas como el chipilín y el chaye, porque asegura que comer frijoles todos los días también aburre.

Lo bueno de tener una parcela es que puede conseguir yerbas, que contribuye un poco a su economía, “porque si todo lo compramos, eso afecta bastante”, comentó.

Monzón vive en Quiché, una de las regiones más afectadas por el alza de precios, según el INE, con un alza en la inflación de 3.96 mensual. Además, junto a Huehuetenango pertenece a la región VII, uno de los departamentos más pobres y con una cifra alta de migración. Otra región, la II, que abarca Cobán y Carchá, de Alta Verapaz, también registró una inflación mensual de 3.77 por ciento.

Según el artículo “Mapas de Pobreza de Guatemala del 2018, el método de Necesidades Básicas Insatisfechas”, del investigador Samuel Zapil, publicado en la Revista Estudios Sociales 86, de la URL, Alta Verapaz es el departamento con los mayores índices de pobreza en el país, con un 81. 9 por ciento. Le siguen Quiché, Petén, Totonicapán, Chiquimula, Huehuetenango y Sololá, con un rango de pobreza que va de 70 a 79 por ciento. Precisamente departamentos como Alta Verapaz, Quiché y Huehuetenango, que están entre los más pobres, han registrado la inflación mensual más alta en junio.

Edgar Balsells, economista y analista en el Instituto de Problemas Nacionales (IPNUSAC), de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), indicó que la preocupación principal con el alza de precios es la pérdida de capacidad adquisitiva de los ingresos del hogar, un tema central para las familias pobres, sobre todo en la alimentación.

Según la Ley de Engel, mientras menor es el ingreso, más alto es la proporción del gasto en comida, señaló. Además, otro rubro afectado es el transporte y el alza del combustible, que tiene un efecto desencadenante, ya que productos que se transportan en malos caminos encarecen su costo.

El encarecimiento de los artículos de consumo básico, incluso, puede traer consecuencias de convulsión política como ocurre en Ecuador y Panamá, dijo.

Desde hace dos semanas en Panamá se han registrado protestas de ciudadanos que exigen al gobierno intervenga para frenar el alza de la gasolina, alimentos y medicinas. En Ecuador se han registrado manifestaciones desde junio pasado, donde grupos indígenas han exigido al presidente Guillermo Lasso recortar el precio de combustibles y de alimentos, así como la implementación de políticas sociales.

Efectos del alza: más pobreza y migración

Ante la inflación que está experimentado la sociedad guatemalteca, según Medina, el gobierno puede hacer muy poco. Además, indicó que este afecta principalmente a la clase trabajadora, que son aquellos que devengan un salario mínimo, que en el área urbana es de Q2959.24 y en el área rural es de Q2872.55, en 2022.

El economista del ICEFI explicó que la mayoría de trabajadores no devenga el salario mínimo, sino uno promedio de Q2 200 y, las mujeres mucho menos, unos Q1 800, sobre todo en los departamentos.

A la clase trabajadora que gana dicha cifra le alcanzaba para comprar determinado número de productos, pero cuando suben de precio, podrá comprar menos y disminuye su bienestar, con lo que automáticamente aumenta la pobreza, indicó Medina. El segundo problema, afirmó, es que como la población percibe que lo que gana no le alcanza, optará por la migración.

Coyoy coincide en que el alza de precios causa más empobrecimiento de las personas que ganan el salario mínimo. El año pasado, la canasta básica rondaba en Q3 000 y ahora está en Q3 300. “Eso es mucho más que el salario mínimo, las personas que ganan apenas el salario mínimo, ya ni la canasta básica pueden cubrir, no digamos otras necesidades”, indicó.

Esta escalada de precios aumentará las condiciones de pobreza de la mayoría de la población que vive con ingresos mínimos, señaló.

Pero también la clase media siente los efectos de la inflación. Hugo es arquitecto de profesión y vive en Antigua Guatemala, pero tiene que viajar a la ciudad capital por su trabajo, unos 40 kilómetros. Él refiere que llena el tanque de su carro cada cuatro o cinco días. Antes lo hacía con unos Q310 lo que le representaba un gasto de aproximadamente Q1 240 al mes o Q1 300, si mucho. Pero con el alza del combustible ahora lo llena con Q450 a la semana, lo cual ya representa un aumento en el gasto. “Esto me representa unos Q600 o Q700 extra”, indicó.

Incluso sus facturas de gasolina llegaron a Q2 400. Me preguntaba por qué no me alcanzaba el dinero y era por eso, indicó. A eso le suma los gastos de mantenimiento que realiza a su vehículo, un servicio que aumentó en Q100.

En Guatemala las cifras de desempleo no son tan altas pero la mayoría de trabajadores trabajan en la informalidad. Foto Francisco Simón.

Afirma que esto le afecta porque su salario no ha aumentado, mientras que los gastos se elevan aún más. “Tengo el mismo salario, en teoría los mismos gastos, pero esos gastos subieron, estoy gastando más”, afirmó.

Su carro es su herramienta de trabajo, pero a la larga le representa un fuerte gasto. A eso se suman otros rubros, como alimentos, pago del servicio de luz eléctrica y medicina para su esposa que es asmática. Además, el entrevistado agregó que los subsidios a la gasolina aplicados por el gobierno de Alejandro Giammattei no representan mayor beneficio para él. El alivio para su bolsillo, la semana pasada fue alrededor de Q60, “Que me beneficie un montón, no lo he sentido, no es significativo”, dijo.

Según el economista Balsells, los más afectados con la escalada de precios son los sectores populares, que tienen ingresos fijos. “Los que no tienen ingresos fijos incluso pueden especular, los comerciantes, empresarios, tienen una serie de actitudes que se llaman oportunistas, que mueven o tienen monopolios, dueños de tiendas y supermercados”, afirmó.

En el caso de las personas que se desempeñan en la informalidad están desprotegidas, en comparación a la población asalariada que tiene una serie de prestaciones y bonificaciones, manifestó Balsells.

Los que se desempeñan en la informalidad viven al día a día y un aumento drástico a los productos incrementa la pobreza.

Sobre el crecimiento económico que Guatemala ha tenido, según el gobierno de Giammattei y cifras del Banco Mundial, Coyoy indicó que no favorece a la población por igual, porque ese ingreso no se distribuye de manera equitativa.

Guatemala es uno de los países con más alta desigualdad en el ingreso, por lo tanto, ese crecimiento favorece más a las personas de alto ingreso que reciben la mayor proporción de las ganancias de las empresas, a quienes les fue muy bien en 2021 cuando reportaron más ventas e ingresos, indicó el investigador.

Pero esas ganancias no se distribuyen de igual forma hacia los trabajadores quienes siguen ganando el mismo salario y su poder compra se ha reducido. “Ese crecimiento no favorece a todas las personas y aunque no tenemos cifras, porque la información oficial no es completa, podemos afirmar sin duda que lo que ha aumentado es la pobreza con este encarecimiento tan elevado”, afirmó.

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