Créditos: Prensa Comunitaria.
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Por Miguel Ángel Sandoval

Al inicio de este año tuve el atrevimiento de dirigir dos cartas a los partidos o grupos progresistas, con una idea que todos aceptan, pero que ninguno impulsa de verdad: la necesidad de alianzas políticas que permitan a todos, sin ninguna exclusión, salir de la marginalidad política y eventualmente hacer gobierno. No es algo fuera de las posibilidades, especialmente si recordamos que en las últimas elecciones las sumas de los grupos progresistas los colocaban en segunda vuelta. Y luego el panorama sería diferente al que se vive hoy día.

En esa ocasión y producto de esas cartas, se tuvo la ocasión realizar una reunión con tres de los partidos invitados, pues otro declinó la invitación por estar, de acuerdo con su versión, impulsando otro proceso. El mismo con sectores sociales, ya dio de sí y no hay avances dignos de notar. Al contrario.

Para la reunión celebrada el 15 de febrero, las respuestas –como una respuesta al contenido de la carta- fueron claras. Dos de los partidos, representados al más alto nivel, insistieron en la alianza indispensable. Otro, en voz de su máximo líder, fue categórico, las alianzas solo si se producen a nuestro alrededor. En síntesis, el intento no llegó a buen puerto. Aunque quedo en el ambiente la posibilidad de nuevos intentos. A la fecha queda la impresión que no ha habido nuevos acercamientos más allá de algunos que tienen antecedentes ya históricos, pero no mucho más.

Sin embargo, del momento que comento a la fecha, nuevos hechos apuntan en dirección a un esfuerzo adicional con la idea de provocar las alianzas, que es necesario subrayar, nunca se han producido sin esfuerzos extras, pues es un terreno difícil, escabroso, que no se controla por nadie sino únicamente por los acuerdos que se alcancen y se respeten por todos.

En nuestro país el deterioro institucional continua. La nominación de la fiscal general, si bien cubrió las formalidades, es cuestionable. El proceso fue de punta a punta, irregular por no decir ilegal. Pero eso ya es cosa juzgada. La nueva funcionaria deberá trabajar a contracorriente, particularmente por los señalamientos que vienen del principal aliado guatemalteco, los EEUU. El resto es ampliamente conocido. Mención especial merecería el escándalo de la USAC. Es una situación que ameritaría pasos concretos en dirección formas de cooperación política, en otras palabras, al impulso de alianzas.

Es en el terreno internacional en donde vemos que los procesos que desembocan en alianzas se fortalece, y queda la impresión que nuestro país o, mejor dicho, sus fuerzas políticas están vacunadas a esa posibilidad. No hacen los esfuerzos para caminar en esa dirección a pesar de los procesos que dicen que la vía de la suma delas fuerzas tiene resultados que van mucho más allá de las expectativas de los pequeños grupos.

El ejemplo más emblemático de alianzas entre fuerzas diversas, se ha producido en Colombia con la construcción del Pacto Histórico, que más allá de que en la segunda vuelta, gane las elecciones o las pierda, con la victoria de la primera, ya es una fuerza política que tiene la mitad del electorado de ese país y en las cámaras de diputados y senadores, bancadas que le permitirán ser un actor real en los procesos legislativos de ese país, así como en las funciones de la auditoria social. Es el primer resultado del Pacto Histórico.  Es importante subrayar, que, en el proceso de construcción del Pacto Histórico, hubo fuerzas políticas que declinaron candidaturas presidenciales propias en un acto de madurez fuera de duda.

Otro tanto ocurre en Brasil. La candidatura de Lula es un fenómeno nacional y todas las apuestas o encuestas dan por hecho que gane la presidencia de nuevo. Pero para ello se han impulsado alianzas de lo más diverso. Tanto en lo social como en lo político. Incluso se ha incorporado en la fórmula presidencial a un antiguo rival como candidato vicepresidencial. Es una expresión de clara madurez política y la certeza que el desgobierno de Bolsonaro debe salir sí o sí.

En los casos de Colombia y Brasil, lo que nos ilustra es la claridad al ubicar los problemas de alcance táctico y estratégico, o diferenciar lo político de lo ideológico. Es algo que de momento no se observa en las fuerzas progresistas de nuestro país. Al menos en lo que corresponde a las posturas cotidianas, publicas. No hablo de los temas que se puedan manejar de forma interna como actos soberanos de cada partido o fuerza política, pero hay que convenir que estos no cuentan para la gente que los desconoce.

En otras palabras, en el continente se está generando una nueva coyuntura política, que puede ser portadora de un nuevo ordenamiento político. En ello la cumbre de los Ángeles es reveladora. El ordeno y mando no existe más, o en todo caso, es de otra naturaleza. Se abrió la posibilidad de hacer un nuevo organismo internacional para el continente. Es lo que veremos en la cumbre cuando se lleve a cabo. Y veo a las fuerzas progresistas a la zaga en este nuevo escenario. No se perciben propuestas, análisis, posicionamiento. Es el vacío político.

Sin embargo, lo principal se encuentra en desarrollo bajo nuestras narices. El elemento más visible es como se señala al inicio, la disolución institucional o en los términos que expongo en mis artículos de análisis, la demolición democrática que ocurre hoy día en nuestro país. Es algo que ya es inocultable.

Ante ello, lo mínimo debería ser una postura conjunta de las fuerzas progresistas, pues el nivel alcanzado en esa destrucción democrática rebasa ampliamente los pequeños cálculos políticos que se puedan hacer al interno de cada grupo.

En la actualidad, los cuatro grupos ubicados en al ámbito de eso que denomino corriente progresista, pues por sus posicionamientos no llegan a situarse como fuerzas revolucionarias o de lo que se denominó de izquierda, deberían estar obligados a impulsar una alianza política que pudiera tomar postura ante diversos hechos que ocurren en nuestro país. Cito de forma resumida temas que merecen un tratamiento mucho más enjundioso y claro.

  1. La pandemia ha tenido un pésimo abordaje. Hay unos 8 millones de dosis perdidas, así como 700 u 800 millones del erario nacional. A la fecha no hay política de salud que tenga o merezca ese nombre. Es la improvisación a todas luces. (Los datos sobre las dosis perdidas y los recursos económicos despilfarrados, pueden ser precisados por ustedes)
  2. La inflación que viene galopando tiene ahora, al menos de manera mediática y en el tema de los combustibles, origen en la guerra de Ucrania, pero tiene bases estructurales que deberían de ser abordadas de forma conjunta por las fuerzas progresistas. Se prevé una situación de emergencia alimentaria por todos lados. Las fuentes al respecto son claras. Las alarmas que nos hablan de hambruna son realmente preocupantes. Y parece que, salvo pequeños comunicados, sin seguimiento ni continuidad, no existe de parte de los grupos progresistas un posicionamiento ante la crisis que viene, o mejor, en la que ya estamos.
  3. Es un hecho la falta de políticas claras en el tema agrícola y consecuentemente, en la garantía de cosechas para saciar las necesidades de alimentación nacional. Es un tema que debería convocar a los partidos y grupos progresistas, que en la actualidad parece que no reaccionan ante un hecho de alcance nacional en medio de una crisis.
  4. Hay el paquete judicial. CC que hace lo que le da la gana, la elección de cortes se convirtió en un mal chiste, etc. Y con ello el intento por reventar la PDH. Los casos de la jueza presa, los jueces y fiscales perseguidos aparte de los ya exiliados, deben llamar a acciones más claras de parte de las fuerzas progresistas. El silencio no es buen consejero. Quizás el colmo es lo dicho por un juez en medios nacionales: hacer el trabajo de juez equivale a la persecución, prisión, al exilio. Esto era lo que se esperaba de las dictaduras del siglo pasado. Es una afirmación grave.
  5. El caso del TSE. Es un hecho que medio mundo coincide que hacen falta reformas electorales cuanto antes. Estamos contra el tiempo. No hacer reformas implica ir a las próximas elecciones con las mismas reglas que no dan garantías. El TSE con sus actuales autoridades y, sobre todo, con las prácticas que vemos de forma cotidiana, no es garantía de nada. Al contrario, es el uso de la discrecionalidad como norma.
  6. Por los temas señalados y muchos más que no menciono, insto a los partidos progresistas a quienes dirijo esta nueva carta, a que hagan un posicionamiento conjunto, político, que abra las puertas a acuerdos mayores. Pues sería de mucha debilidad, pensar solo en eventuales alianzas electorales sin posturas que fueran allanando el camino a las alianzas que se encuentran en el centro del debate en la actualidad.

Es lo mínimo que se espera de ustedes.

CC. A las direcciones nacionales de

Semilla, Urng, Winaq, MLP.

Fraternalmente

Miguel Sandoval.

Guatemala, 4 de junio de 2022.

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