Aiden Blanco, un joven trans: “Nos intentaron parar, nos intentaron bajar y no van a poder”

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Créditos: Nelson Chen / Prensa Comunitaria.
Tiempo de lectura: 7 minutos

 

El sábado 25 de junio se realizó la marcha para celebrar a la comunidad LGTBIQ+, las expresiones de la población llamaron la atención porque fue masiva; se calcula que asistieron más de 30 mil personas, ello, frente a una realidad que les violenta y excluye, que exige vivir en paz. En esta entrevista, Aiden Blanco comenta la situación de una comunidad que crece y se hace fuerte.

Por Juan Calles

“En Guatemala no se puede vivir”, con esa contundente frase trata de definir la situación de la población LGTBIQ+ en Guatemala Eider Blanco, un joven trans que se involucró en la lucha por los derechos de su comunidad, cuando el Congreso de la República intentó aprobar la iniciativa 5272, una ley antiderechos que entre otros, estigmatiza a la población trans y busca restringir la autonomía y las libertades de las mujeres y las personas LGTBIQ+

Guatemala tiene una larga tradición de conservadurismo y rechazo a las libertades de personas de la diversidad sexual, la violencia contra miembros de esta población es también grave, principalmente contra mujeres trans que reportan crímenes de odio y las estadísticas se incrementan. Según el observatorio de muertes violentas por orientación sexual e identidad de género en Guatemala, a pesar de que las muertes violentas van en aumento, las denuncias son muy bajas porque no confían en las instituciones de justicia.

A pesar de ese panorama negativo, el 25 de junio se realizó la marcha que año con año celebra el orgullo de pertenecer a esta comunidad, algunos organizadores calculan que participaron más de 30 mil personas, siendo la marcha con mayor número de asistencia en todos sus años de existencia.

La población mostró apoyo a la comunidad LGBTQI+

En una conversación con Prensa Comunitaria Aiden Blanco, de la población trans masculina, analizó la situación de la asistencia masiva a la marcha y su participación política en un país en el que asegura, no sabe cómo vivir.

Con seguridad y tranquilamente se describe como chico trans, estudiante de dos carreras, una de profesorado de enseñanza media, entre semana y los fines de semana, artes culinarias, empleado de un call center; con 24 años; su comunidad ya lo identifica como un líder trans masculino en Guatemala.

“Soy trans, púbicamente, hace dos años, eso no significa que antes de eso no lo haya sido, es decir, la percepción de mí mismo empezó desde hace muchos años. Los fines de semana hago tareas y participo en colectivos de la diversidad o similares, referente a la justicia social, apoyando a personas que lo necesiten”. Se describe Blanco.

PC: ¿Cómo apoyas a las personas?

AB: Siempre he intentado ser líder, estar en los espacios donde la banda lo necesita. Cuando te sentís de cierta manera y sentís que no sos aceptado socialmente y no sabes qué hacer a quién avocarte, entonces lo que busco es crear esos espacios donde la gente no tenga que buscar a quién hacerle esas preguntas, que quien lo necesite encuentre un espacio seguro en donde pueda sentirse bien.

PC: ¿Cuál es la situación de la población trans en Guatemala?

AB: Primero agradecer a la comunidad trans femenina, ellas son las que han abierto el espacio para hablar del tema, de hecho, en Guatemala hay muy poca transmasculinidad que sea visible, cuando alguien menciona a la comunidad trans lo primero que piensan es en “las que andan en la línea, las que se visten de mujer”, cuestiones así. Lo asocian a algo que no es cierto.

No hay estudios, no hay leyes que nos apoyen, no hay políticas laborales. Se supone que tenemos derechos, pero no los podemos ejercer porque no están hechos para personas como nosotros. Vivimos en un país que aún castigan la diversidad y más si es la diversidad que ya se convierte en un cambio físico radical.

La población trans es muy pequeña y no porque haya pocas personas trans, sino porque las personas no saben cómo vivir en un país que es intolerante a la diversidad.

La asistencia a la marcha LGBTIQ+ este año fue masiva.

PC: ¿Me puedes explicar cómo es no saber vivir en tu país?

AB: Las personas trans sufrimos la “no pertenencia” nosotros no podemos ser, porque no se nos nombra, pero nos autonombramos y aun así eso no es suficiente. Yo puedo decir mi nombre es Eiden, soy una persona trans y soy un chico, para mí eso es suficiente, pero no sabemos vivir en un país que no nos nombra, pero no nos nombra porque no le interesa, este es un país en el que no podemos vivir y que nos cuesta aprender a vivir porque el escoger ser nosotros todos los días es enfrentar un tipo de riesgo y no solo riesgos físicos, pueden ser emocionales, económicos, académicos, laborales, al final no sabés cómo vivir en un país en el que nunca te vas a sentir respetado.

Entiendo que somos personas que estamos intentando quitar la hierba para construir un camino, que probablemente no veamos los frutos de ese trabajo, pero serán generaciones futuras que vean el camino, entonces estamos aprendiendo a vivir en un país que es violento, que es agresivo, que no nos tolera y ni quiere hacerlo.

Estamos aprendiendo a base de ser nosotros mismos, intentando dejar atrás todos esos estereotipos que nos enseñaron desde muy pequeños y también replicarlos de manera positiva, que impacten de manera positiva a nuestra población, nosotros somos esa nueva masculinidad que busca enseñar a base de la realidad de nuestro país.

PC: ¿Cómo defines esa realidad?

AB: La realidad que yo quiero presentar es una que las personas puedan decir “Estoy en un entorno que me oprime, que no me acepta, en donde no me quieren, pero eso no significa que tengo algo malo, o que no voy a ser feliz”, en todo caso, aceptar quien soy, aunque sea un proceso largo, entonces yo voy a alcanzar la plenitud, porque no puede haber nadie más importante en mi vida que yo mismo, y no puede haber nadie que tenga más control emocional sobre mí que yo mismo.

PC: ¿Qué opinas de la postura de las autoridades gubernamentales frente a la comunidad?

AB: Es algo que te impacta a nivel emocional y psicológicamente, entendés que tu país está muy mal en ese sentido, que te la van a hacer difícil para todo por el hecho de ser trans; cuando recibís un ataque directo de un Estado que se supone está creado para protegerte y atacan a todas las personas que querés, entonces lo que querés es luchar y así lo hice, cuando querían aprobar leyes que nos afectaban, participé en todas las marchas y protestas, de manera virtual también soy una persona muy activa.

Entonces antes no me involucraba, ahora me doy a la tarea de visibilizarnos como comunidad, de estar en contra de todo aquello que no solo me vaya a atacar a mí como individuo, sino también a cualquier otra persona de mi comunidad, informar a la gente a través de todos los medios posibles sobre cómo nos afectan las leyes, entonces mi posicionamiento es estar en contra de un Estado que nos oprime, no importa en qué sentido sea.

La celebración también fue una expresión política de la situación de la comunidad LGBTIQ+

PC: La marcha del orgullo este año fue masiva ¿Por qué crees que se registró esa masividad?

AB: Viviendo en un país en el que no tenemos espacios seguros, no tenemos espacios en donde podamos ser nosotros mismos, entonces juntarnos con cientos de personas que nos hacen sentir seguros, que no nos atacan, son de los pocos espacios en los que podés decir, aquí estoy, esto es mío, yo existo en este país en el que no se puede vivir.

Además no habíamos tenido marcha en dos años por la pandemia y después de tanto que nos ha hecho este gobierno con esas iniciativas de ley no solo contra la comunidad sino contra las mujeres, contra los estudiantes, entonces fue un momento colectivo para poder decir “nos intentaron parar, nos intentaron bajar, nos intentaron agarrar y no van a poder, no están pudiendo y no vamos a dejar que lo hagan.”

PC: Entonces ¿La participación política de la comunidad LGBTIQ es una respuesta ante la situación en el país?

AB: Todo lo que hacemos es político, la marcha es uno de los símbolos políticos más grandes que como comunidad tenemos, entonces esta incidencia, este actuar, es una manera indirecta de hacer política, porque muchas personas quieren celebrarse a sí mismos, pero para muchos otros ya no es solo una marcha, es una protesta contra un Estado que no te quiere, que no te cuida, que no te deja.

Entonces no solo la marcha, también las protestas contra las disposiciones gubernamentales, informar masivamente a la comunidad por medio de redes sociales o compartir la información por medios de comunicación, involucrarme, informarme, asistir, compartir, así formo parte de manera directa del posicionamiento político de mi comunidad porque la incidencia política es algo súper importante, porque por más pequeño que sea nuestro aporte, poco a poco se van juntando nuestras semillitas, quizá no sea mucho pero estamos intentando cambiar la situación.

PC: ¿Cómo analizas el futuro cercano, que retos tiene la comunidad?

AB: Veo que se van a crear más leyes para quitarnos esos derechos que ni siquiera podemos ejercer, pero también veo una generación muy joven que de forma masiva se identifican como parte de la comunidad, que ya no tienen miedo de decir a mí me gustan los niños y también las niñas, o yo soy niña y me gustan las niñas, esta generación está creciendo sin miedo, tienen una nueva forma de actuar, no les importa si los aceptan o no, estas generaciones van a impactar a la sociedad.

Y nosotros, nuestra generación quizá no les dejemos ya el camino pavimentado, con alumbrado y todo eso, pero al menos vamos quitando la hierba mala que hoy está en el camino para que se empiece a ver por donde construir.

PC: ¿A nivel personal que meta quieres alcanzar?

AB: Desde antes de empezar mi transición mi meta es crear una red para informar y para la visibilidad de la comunidad, en específico para la población trans masculina, crear esa red de apoyo para todas esas personas que son como yo que tienen miedo, que no tienen los recursos y no saben cómo hacerlo, y alcanzar a personas en el interior del país, ayudar a esas personas, quiero crear ese espacio que yo no tuve. Ayudar a personas más jóvenes o más viejas que son como yo, o que no saben si son como yo, pero quisieran saberlo.

No se registraron incidentes durante el recorrido de la marcha.

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