Como medida de prevención, las familias de la aldea Las Flores decidieron abandonar sus casas. Se informó que las pandillas habían amenazado a las familias, sin embargo, se conoció que no existieron dichas amenazas.
Por Juan Calles
Durante las horas del día el calor es inclemente en la aldea Las Flores, en Moyuta, Jutiapa, a 118 kilómetros de la ciudad capital, justo en la frontera entre El Salvador y Guatemala. Los hombres de la comunidad salen a trabajar desde la madrugada y regresan a sus casas ya entrada la noche, las mujeres y los niños se quedan en sus hogares soportando el calor, compartiendo tareas escolares y la preparación de alimentos.
Al quedarse solos, niños y mujeres sintieron temor debido al rumor que empezó a correr en Jutiapa cuando se enteraron de que en el país vecino, El Salvador, se había decretado Estado de Excepción durante una guerra que el presidente de aquella nación, Nayib Bukele, declaró a las pandillas. Se escuchó decir repetidamente que los pandilleros huirían hacia Guatemala por la frontera natural que forma el río Paz, en la misma aldea.
El 4 de abril se conoció que el Ejército de Guatemala ayudó a las familias abandonar la aldea para buscar un lugar seguro ante la supuesta amenaza, pero al siguiente día, el mismo ejército utilizó sus vehículos para regresar a las familias a la comunidad.
Según el vocero del Ejército, el coronel Rubén Antonio Téllez, no se han registrado amenazas de ningún tipo en el lugar y tampoco han reportado personas entrando al país por esa frontera, además informó que mientras dure el estado de excepción en El Salvador, 20 elementos del ejército patrullarán la aldea.
“Tendremos presencia en el lugar mientras dure el estado de sitio en El Salvador y mientras sea palpable el riesgo de que puedan pasar mareros de El Salvador hacia Guatemala, pero hasta la fecha no se ha registrado ningún caso”, declaró el vocero.
A solicitud del presidente salvadoreño, Nayib Bukele, el Congreso de aquel país decretó el 27 de marzo un estado de excepción para combatir una ola de asesinatos atribuidos a las pandillas. En dos días se registraron más de 62 asesinatos, en lo que se conoció como el día más violento en la historia reciente de El Salvador.
La grave tensión en el vecino país despertó el temor en los pobladores que en otras ocasiones han visto cómo ciudadanos salvadoreños entran a Guatemala por el río Paz y tomando en cuenta que la aldea se encuentra en un lugar retirado de la zona urbana y de otros poblados, y que no hay presencia policial, las familias decidieron abandonar sus casas previendo cualquier situación violenta.
Algunos pobladores afirmaron al medio de comunicación Prensa Libre que tomaron la decisión de salir de sus hogares para proteger a su familia. Hoy la comunidad intenta regresar a la normalidad de su rutina en el territorio Xinka, justo en la frontera Guatemala-El Salvador.
