Créditos: Foto: Diego Petzey
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“En la historia milenaria de los pueblos originarios siempre hubo comunicación. En la organización de nuestros pueblos existe la figura de los mensajeros que eran los que llevaban la información de pueblo en pueblo, de territorio en territorio. Uno de los principios del ejercicio de comunicar, desde los pueblos originarios, es reconocer que la palabra tiene un valor sagrado y este principio prevalece hoy”, Rosenda Camey.

Por Diego Petzey

El 6 de marzo, 20 medios de comunicación y más de 65 periodistas a nivel internacional y nacional, publicaron Mining Secrets, una investigación que revela los daños medioambientales y sociales que una empresa minera propiedad del consorcio Solway ha ocasionado en El Estor, Izabal. También revela que la empresa habría cometido varias ilegalidades para seguir operando con el apoyo de la institucionalidad pública.

Mining Secrets tiene como punto de inicio el reconocimiento del trabajo del periodista comunitario maya Q’eqchi’, Carlos Choc, quien fue criminalizado por documentar el asesinato de un pescador por la policía y los daños ambientales ocasionados por la empresa minera al lago Izabal.

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Mientras varios medios de comunicación daban seguimiento al trabajo de un periodista comunitario a nivel global, en Guatemala el riesgo y vulnerabilidad a la que se enfrenta este tipo de periodismo son altos. En 2021, un monitoreo realizado por Prensa Comunitaria, documentó 125 agresiones de diferentes tipos en contra de periodistas a nivel nacional. Las campañas de desprestigio, el racismo y la discriminación a la que están expuestos son una constante y la mayoría de los actores que desacreditan su trabajo, diciendo que no cuentan con un título académico que los faculte para ejercer el oficio, son trabajadores públicos.

Periodista comunitario. Foto: Diego Petzey

Para la antropóloga María Jacinta Xon, el “periodismo es más una acción que una profesión y el periodismo nace con la manifestación de argumentos, contra argumentos o de diferentes versiones sobre hechos. Sin embargo, este ejercicio se sacó de la acción social y se ligó a una profesión que tiene un procedimiento dentro de una lógica académica”.

“Reducir el periodismo a que esté alguien preparado o autorizado de alguna manera, es una intención de control de los gobiernos, de los poderes económicos y políticos”, dijo Xon.

A decir de la antropóloga, desvalorizar el periodismo comunitario es parte de ese control y poder político que, con la publicación de Mining Secrets, da cuenta que la información y el ejercicio de comunicar se está volviendo local, pero al mismo tiempo global.

Por su parte, Rosenda Camey, una guía espiritual maya, sostuvo que el ejercicio de comunicar y de hacer uso de la palabra ha sido milenario en la población originaria y en la historia de la humanidad. Para Camey, la cosmo percepción y espiritualidad maya, los nahuales Tz’i, E’ y Tijax, son los que pueden hacer que una persona que haya nacido bajo esta energía, ejerza la función de comunicar, informar y mantener actualizada a la población.

Según Camey, aunque muchas personas no conozcan el nahual o la energía del calendario maya en la que nacieron, su relación con el territorio y la naturaleza donde viven hace que de manera espontánea asuman ese don que traen desde su nacimiento, para comunicar y relatar las realidades del pueblo en el que habitan.

Camey concluyó que con el ejercicio de comunicar, a través del periodismo comunitario, se mantiene uno de los principios del pueblo maya: reconocer el valor sagrado de la palabra, y por lo tanto, se comunica la realidad de las personas que viven en un determinado lugar.

“Nim Q’juom” (tambor grande). Foto: Diego Petzey

Nicolás Toj Sapalú, autoridad ancestral “Cabecera del Pueblo”, del pueblo tz’utujil, de Santiago Atitlán, relató que dentro de la organización de la comunidad existe la figura que ejerce la comunicación. Toj explicó que antes cuando se tenía que comunicar algún hecho o decisión a la comunidad se sacaba el “Nim Q’juom” (tambor grande) y las personas delegadas pasaban en todas las calles haciéndolo sonar, para que la gente saliera a escuchar la información: desde la limpieza de las calles, reuniones o decisiones que se debían tomar.

Según Sapalú esta forma de comunicar cambió en las últimas décadas por los medios de comunicación masiva. Pero ahora los pueblos se están apropiando de estos medios, la radio, el internet y las redes sociales como una forma de comunicar la realidad.

De periodista comunitaria a autoridad indígena Ixil

Feliciana Herrera, una mujer joven maya ixil y alcaldesa indígena Ixil, de Nebaj, Quiché, se inició en la comunicación en 2012, cuando tenía 22 años. Su principal motivo, dijo, fue comunicar y relatar lo que pasaba en su comunidad.

Para Herrera hay dos momentos significativos en su ejercicio periodístico: el primero fue cuando Alejandro Sinibaldi era candidato presidencial por el Partido Patriota, en 2015. Durante una visita del candidato a su comunidad, un grupo de simpatizantes le quitó el equipo periodístico que utilizaba para que no documentara la actividad.

El segundo momento, se dio cuando formaba parte de la alcaldía indígena de Nebaj, en 2020. En una de las sesiones del Concejo Municipal habían preparado las sillas para las personas de los medios de comunicación, pero no había lugar a para ella.  En esa reunión, cuenta, el alcalde cuestionó su trabajo periodístico y días después apareció una campaña de desprestigio en su contra en redes sociales, con una foto de ella y mensajes despectivos.

En el 2018, Herrera fue designada como vocera por las autoridades comunales. Su trabajo consistía en comunicar lo resuelto por las autoridades a la población local y, cuando se requería, informar a los diferentes medios de comunicación a nivel nacional.

Feliciana Herrera, periodista comunitaria y alcaldesa indígena. Foto: Diego Petzey

Para Feliciana el periodismo comunitario ha visibilizado las realidades. Especialmente los riesgos que las comunidades han enfrentado cuando defienden su territorio y la naturaleza. “El periodista comunitario es el que visibiliza las situaciones que los grandes medios corporativos u otros actores pretenden ocultar; sin el periodismo comunitario no hubiera sido posible la investigación Mining Secrets”, concluyó Herrera.

Transmitiendo la voz del pueblo

Joel Pérez, periodista comunitario en Ixcán, Quiché, se inició en la comunicación en 2012. Pérez contó que la responsabilidad le fue asignada por las autoridades comunitarias de ese período.

“El periodismo comunitario es transmitir la voz de los pueblos que han sido reprimidos e invisibilizados”, expresó el periodista.

Además consideró que los periodistas comunitarios tienen que enfrentar persecución  y criminalización, porque los medios corporativos han sido cooptados y no quieren que se narren las realidades de los pueblos. “El periodismo comunitario es el mensaje de que los pueblos se están levantando”, concluyó Pérez.

Para Pérez, desde el momento en que fue designado por las autoridades comunitarias para responsabilizarse de la comunicación, el ejercicio se volvió un servicio a la comunidad y empezó a tener una estrecha coordinación y relación con esta.

Periodista comunitario. Foto: Joel Pérez

Pérez considera que los actos de criminalización en contra de periodistas comunitarios son precedentes que quieren dejar los actores que están en contra de la organización comunal y buscan sembrar miedo a los que ejercen comunicación. Un momento fuerte en el ejercicio del periodismo, dice Pérez, fue cuando recibió amenazas de muerte por un alcalde municipal por ejercer su trabajo.

El periodismo comunitario investiga desde las realidades de los pueblos

Amílcar Morales, periodista del pueblo Ch’orti’ en Jocotán, Chiquimula, empezó a ejercer la comunicación en 2013, a los 21 años. Su objetivo, comentó, fue transmitir la información de lo que sucedía en una parte de la comunidad.

Según Morales, el periodismo comunitario tiene como uno de sus ejes principales la investigación. Agrega que no solamente reporta lo que sucede en un determinado momento, sino que llega hasta donde suceden los hechos, los investiga y les da seguimiento. El trabajo, dijo, es apoyado por las comunidades como sujetos políticos. Para el periodista el riesgo de ejercer el periodismo, no aprobado por el sistema, es alto y principalmente los ataques provienen desde funcionarios e instituciones públicas.

Morales finalizó diciendo que su carrera periodística la inició en una emisora radial. Esa experiencia lo ha llevado a trabajar en seis emisoras diferentes; en los últimos dos años ha dado cobertura al tema migratorio y a la defensa que ejercen las autoridades indígenas y comunitarias de su territorio.

Periodista comunitario. Foto: Amílcar Morales

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