El costo por defender el agua es la persecución y criminalización en Sololá

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Créditos: Diego Petzey.
Tiempo de lectura: 4 minutos

Por Diego Petzey

Lorenzo Cúmez, presidente del órgano coordinador del Consejo Comunitario de Desarrollo -COCODE- de la comunidad Xejuyú, en San Lucas Tolimán, fue denunciado por varios delitos, por ejercer su derecho de defensa de una porción de tierra donde se ubica el tanque que distribuye el agua que consumen alrededor 600 familias de la comunidad. Al igual que él, otras cuatro personas también fueron denunciadas.

A decir de Cúmez, la lucha dio inicio cuando la comunidad se enteró que el Consejo Comunitaria de Desarrollo (Cocode) anterior había accedido a dejar el tanque de agua en manos de una familia que había comprado el terreno donde se ubicaba y esto derivó en que la comunidad exigiera la renuncia del Cocode anterior y en su lugar eligieran a un nuevo grupo de personas para iniciar un proceso de defensa y protección del bien comunal. Según Cúmez, a pesar de las consecuencias por defender el tanque de agua, seguirán siempre luchando porque para ellos el agua es esencial para la vida y sin el agua ya no se tendría futuro.

Cinco comunitarios de Xejuyú, San Lucas Tolimán han sido denunciados por defender un tanque de agua de su comunidad.

Otro caso es el  de las cinco personas en Xejuyú. Bernardo Caal Xol, maya Q´eqchi´, defensor de derechos humanos y de la naturaleza está detenido desde hace cuatro años en el Centro Preventivo Para Hombres de Cobán, Alta Verapaz. Su delito fue, reclamar los derechos colectivos de poblaciones mayas Q’eqchi’ sobre el río Cahabón. Caal Xol habría sido acusado por robo agravado y detenciones ilegales, por empresas subcontratadas por la Hidroeléctrica Oxec, S.A que está instalada sobre el mismo río que defiende Xol.

La lucha por el agua es global y el costo a nivel local

Para Fredy Ochoa,  existen tres dinámicas que han sido un denominador común en la mayoría de los pueblos de América Latina, que ejercen una movilización constante en torno al agua. La primera es que el agua les permite tomar conciencia del estado de la vida, lo que lleva al segundo elemento, los pueblos inician procesos de organización y resistencia, y por último estas dos primeras contribuyen a que los pueblos inicien una lucha por la autonomía comunitaria.

Aunque las luchas en torno al agua son un tema a nivel global, los costos altos de esta lucha se dan a nivel local, porque, las personas que luchan y se enfrentan para defender o resguardar el agua son perseguidos, criminalizados o asesinados, indicó.

“Las grandes industrias extractivas, agrícolas u de otro tipo que necesitan necesariamente el agua para su funcionamiento iniciarían una disputa internacional por el agua, como un bien e intentarán tener control de los territorios donde los pueblos custodian y mantienen viva el agua”, según Ochoa esta dinámica es una nueva forma de colonialismo que impulsa el capitalismo y que de manera forzosa pasa por el poder político en donde el Estado reclama que es dueño de todo, incluso del subsuelo.

Una mujer tz’utujil llega al lago de Atitlán para traer agua para su consumo

Por último, Ochoa señaló que las grandes ciudades donde no nace el agua deben tener nuevas formas de tener una relación con el agua, iniciando con denunciar, acompañar y solidarse con la población que se persigue y criminaliza por proteger este bien común,  y además  debe existir una nueva forma de cómo las ciudades contribuyan a pagar o financiar los costos del mantenimiento del agua que hacen comunidades enteras, eso ni siquiera es producción, sino que es mantener el agua viva.

El pueblo indígena tiene un vínculo profundo con el agua

La antropóloga María Jacinta Xon, considera que para entender lo que es el agua para las poblaciones indígenas, se debe primero comprender que su visión no divide o concibe lo social, natural, material y espiritual de forma individual, sino que lo ve como un todo que se relacionan entre sí, sino que lo comprende todo como un solo elemento.

Para Xon, esta comprensión o visión de las poblaciones indígenas no es comprendida por la visión individualista y que llega hacer del agua un recurso comercializable. “El problema de Guatemala es político y el que tiene el poder económico es el que impone cómo se deben aprovechar esos recursos y ante esta situación los pueblos inician a resguardar la cotidianidad que los rodea o su forma de vida y con esto el mismo sistema político/económico se encarga de iniciar procesos de criminalización en su contra”, dijo Xon.

Autoridades indígenas de la cuenca del lago de Atitlán durante una reunión sobre el tema del agua.

El agua es un bien vivo y tiene una cotidianidad basada en la interrelacionalidad de lo natural, social, espiritual y material, es decir que el agua también siente, se enoja, sufre, llora, castiga y esa visión del agua como una vida pasa a través de las relaciones que tiene una persona en su comunidad, con su familia y con lo que piensa y siente también tiene un impacto directo en el agua.

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