Créditos: Juan Calles
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Por Juan Calles

El pasado 6 de enero dio inicio el debate oral y público en el que se decidirá el destino de cinco expatrulleros de autodefensa civil acusados por crímenes de lesa humanidad cometidos durante el conflicto armado interno en Rabinal, Baja Verapaz.

Los crímenes por los que estas personas están siendo juzgadas son terribles, violaciones masivas, pillaje, asesinato, tortura, masacres, ellos desde la prisión militar de Mariscal Zavala, niegan su participación en los hechos; sin embargo, testigos y sobrevivientes de las masacres los han identificado plenamente, además los peritajes presentados por expertos a juicio del Ministerio Público (MP) demuestran la culpabilidad de los acusados.

Después de ser absueltos por la jueza Claudette Domínguez, y vueltos a enjuiciar tras apelaciones y denuncias por racismo contra la jueza Domínguez, el Tribunal de Mayor Riesgo A, presidido por la jueza Yassmín Barrios, está a solo unos días de dictar sentencia en este histórico juicio en el que un grupo de mujeres Achi, ha enfrentado un sistema de justicia que niega los crímenes de guerra cometidos contra los pueblos indígenas, este grupo de mujeres decidió hablar, contar su historia y exigir justicia, sin ningún otro recurso más que su valor y su verdad.

Durante dos semanas en la sala de audiencias se han escuchado testimonios, peritajes y alegatos del MP y las abogadas querellantes, durante esos días se han registrado emociones e incidentes, en una sala fría y gris, en donde las mujeres Achi han llorado al recordar su doloroso pasado y se ha visto cabecear a los acusados desde una pantalla lejana. El lente de la cámara intentó guardar en su memoria digital algunos de esos momentos y hoy se publican en el siguiente fotorreportaje.

Foto: Juan Calles

Como una trenza entienden las comunidades el funcionamiento de las relaciones sociales, si se rompe esa trenza, se rompe la vida. Cuando las mujeres Achi perdieron violentamente a sus padres, tíos, hermanos, abuelos, y después de eso, fueron abusadas por los mismos asesinos de sus familiares, esa trenza se rompió para siempre.

Foto: Juan Calles

40 años tuvieron que pasar para que las mujeres Achi se atrevieran a hablar, después de vivir vergüenza, asco y miedo, decidieron levantarse y plantarse frente al sistema de justicia guatemalteco, frente al Estado mismo, que históricamente las ha tenido en el abandono, para exigir justicia, para contar su verdad.

Foto: Juan Calles

“Soy Sobreviviente de cinco masacres y en nombre de las 450 personas de mi comunidad que fueron masacradas por el Ejército, no tengo miedo de decirlo porque es la verdad” dijo uno de los testigos que presentó su testimonio. Los dantescos hechos narrados por el sobreviviente parecían irreales, sin embargo, el hallazgo de numerosas fosas comunes en Rabinal, confirma esa terrible verdad, cientos de restos humanos con señales de tortura. En esos momentos la sala se llenó de un rumor de enojo, de indignación.

Foto: Juan Calles

La sombra pesada del pasado parecía no dejar respirar a las mujeres Achi,. Por todos los años cargaron con el estigma de lo que les sucedió. Sus agresores eran sus vecinos, los veían llevar una vida normal, como que no hubiera pasado nada, mientras ellas debían vivir con su dolor como una sombra perenne. Hoy señalan a sus agresores y exigen justicia.

Foto: Juan Calles

Las abogadas querellantes, Lucía Xiloj y Haydeé Vaney conversan al final de una audiencia, ellas junto a la abogada Gloria Elvira Xitimul, son las tres abogadas que representan a 36 mujeres Achi en este juicio. Las tres jóvenes profesionales litigan en un juicio de justicia transicional de trascendencia histórica, su confianza y profesionalismo han sido demostradas en sus intervenciones ante el tribunal de mayor riesgo.

Foto: Juan Calles

El testigo Jesús Tecú tenía 10 años de edad cuando presenció la masacre de Río Negro, él vio como los patrulleros torturaban y violaban mujeres, después de perdonarle la vida, Pedro González, uno de los patrulleros se lo llevó a su aldea, como el hermano de Jesús, de 9 meses de edad era un obstáculo para el largo camino que debían recorrer, el bebé fue asesinado por González. Ya en la aldea Jesús realizó trabajos en condiciones de esclavitud para las familias de los hoy acusados.

Foto: Juan Calles

Cada testimonio, cada recuerdo, parecen pesar sobre las espaldas de las mujeres Achi presentes en la sala de audiencias, sienten de nuevo el dolor de la violencia sobre sus cuerpos, sin embargo, con valentía han enfrentado el largo proceso judicial, sin doblegarse.

Pedrina de Paz tuvo el valor de dar su testimonio en este juicio y cuenta como fue abusada  por dos de los acusados; esa noche los patrulleros asesinaron a sus padres.

Foto: Juan Calles

Durante una convivencia con medios de comunicación, encuentran un momento para ver sus fotografías en una revista, señalan la foto impresa en papel brillante y se ríen, se ven una a otra, y sus ojos brillan. Por un instante se sintieron tranquilas, sin la presión de las cámaras y las preguntas de los periodistas.

El momento de la sentencia se acerca, las mujeres Achi esperan obtener una resolución favorable y regresar a su casa con un peso menos, con la tranquilidad del deber cumplido, un deber consigo mismas, una lucha por su verdad, por su historia, por su vida.

Foto: Juan Calles

El Tribunal de Mayor Riesgo A presidido por la jueza Yassmin Barrios es el encargado de evaluar pruebas testimoniales y documentales y bajo el imperio de la ley decidir si los cinco acusados deben ir a prisión. La jueza Barrios ya ha dictado sentencias históricas en casos del Conflicto Armado Interno.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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