Créditos: Juan Calles
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Por Juan Calles

Temprano en la mañana al abrirse la sala de audiencias en el nivel quince de la Torre de Tribunales, el sol entraba tibio y radiante por los amplios ventanales, desde allí se pueden ver los cadáveres oxidados de varias locomotoras abandonadas; parece una metáfora de lo que este día se escuchó en el Tribunal de Mayor Riesgo A.

Para hoy se programó escuchar a cinco testigos presenciales de masacres, tortura y violencia sexual de la que se acusa a los Patrulleros de Autodefensa Civil (PAC), cinco de ellos son juzgados por los crímenes que se cometieron durante 1981, 1982 y 1983 en algunas de las aldeas de Rabinal, Baja Verapaz, conocidos como las masacres de Río Negro.

Foto: Juan Calles

Las PAC fueron grupos creadas por el Ejército de Guatemala, en 1981, como un instrumento contrainsurgente, en muchos casos el reclutamiento fue forzado, pero en casos como los de la aldea Xococ, en Rabinal, se asumieron como parte del Ejército de Guatemala y se les señala de cometer crímenes de lesa humanidad contra sus propios vecinos, según el informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH).

Para esta audiencia el Ministerio Publico (MP), solicitó que los testigos guardaran anonimato por razones de seguridad, dos de ellos, declararon con el rostro cubierto, incluso, usaron guantes para cubrir sus manos. Ellos narraron cómo los PAC acompañaban a los militares en sus incursiones en las aldeas de Rabinal, pero también como obligaban a los más jóvenes a pertenecer a ellas y a denunciar a sus vecinos como guerrilleros, si se negaban a hacerlo eran acusados por ellos mismos y nadie volvía a saber de ellos.

De los cinco testigos que se presentaron hoy, frente al Tribunal de Mayor Riesgo A, dos ocultaron su identidad, pero tres de ellos decidieron presentarse con el rostro descubierto y dar su nombre para dar su testimonio.

El primero de ellos fue Francisco Chen Osorio, originario de Río Negro, al inicio de su declaración narró cómo era la vida en Rabinal antes de la violencia, evocó el trabajo campesino y los frutos que cosechaban para procurarse la vida. Pero su voz se tornó oscura cuando declaró: “La violencia empezó cuando iniciaron con la construcción de la hidroeléctrica Chixoy”, declaró que quienes se opusieron a ese proyecto fueron masacrados, “allí inició todo”, comentó.

Chen Osorio es sobreviviente de cinco masacres, en donde fue testigo de la brutal violencia con que los patrulleros trataron a los comunitarios de Río Negro, “Lo que yo digo es cierto porque yo estuve allí”, dijo, mientras contaba que en su adolescencia vio que sus padres salieron a buscar sus documentos de identificación que los patrulleros le habían incautado, pero nunca regresaron.

“En esta masacre asesinaron a 107 niños y 70 mujeres; a 18 niños les perdonaron la vida, pero mataron a su mamá frente a ellos, después las esposas de patrulleros trataban mal a esos niños porque decían que eran hijos de guerrilleros,  afirmó el testigo.

Foto: Juan Calles

Testimonios de sobrevivientes

Los cinco acusados Benvenuto y Bernardo Ruiz Aquino, Damián, Gabriel y Francisco Cuxum Alvarado, son expatrulleros originarios de la aldea Xococ; según los testigos, en esta aldea quienes no se incorporaban a las PAC eran torturados y asesinados, las mujeres eran además violadas y humilladas.

Uno de los testigos anónimo dijo que cuando estuvo detenido en el destacamento de Cobán vio torturas y violaciones contra mujeres jóvenes y ancianas, pero además pudo observar como una fosa común se iba llenando de cuerpos, las personas capturadas por los patrulleros de Xococ eran llevadas a este destacamento en donde después de una noche de interrogatorios y violaciones eran asesinadas y tiradas a la fosa común.

Un nombre resonó en la sala de audiencias durante este testimonio, fue el de Felipe Miranda Trejo; “había un militar que no tenía piedad, le hacía cosas horribles a las gentes”, contó el testigo. Miranda Trejo es un conocido militar que se encuentra prófugo de la justicia, buscado por delitos contra deberes de humanidad y desaparición forzada cometidos en la Zona Militar No.21 en Cobán, Alta Verapaz. Durante su mandato como oficial de inteligencia del Estado Mayor del Ejército.

Jesús Tecú, otro testigo que testimonió y sobreviviente de la masacre, relató que a los diez años fue capturado por el patrullero Pedro González, quien durante la masacre de Río Negro decidió llevárselo. Antes de hacerlo a la aldea Xococ, agregó, González asesinó a su hermano de 9 meses.

“Viví dos años en la aldea Xococ, allí conocí a varios patrulleros y todo lo que hacían, habían una casa de tortura, la casa de Chico Paz, allí llevaban a los hombres y los torturaban, les arrancaban las orejas, la lengua y partes de la cara; a las mujeres las violaban entre todos”, declaró.

El testigo contó que vivió en la aldea Xococ por dos años, “en esos dos años trabajé como esclavo para diferentes familias de patrulleros”, comentó, entre estas familias se incluyen los hermanos Cuxum Alvarado que hoy están siendo juzgados por delitos de lesa humanidad.

Aunque intentaba guardar la compostura, cuando narró cómo y por qué su hermano de 9 meses fue asesinado por Pedro González tuvo que detenerse un momento para beber agua y poder continuar con su testimonio.

Foto. Juan Calles

Juana García de Paz, un testimonio de dignidad y valentía

Juana García de Paz, de 77 años, caminó lento pero segura hacia el estrado, su pelo gris amarrado en un chongo y su traje Achi le hacían lucir digna, le hacían lucir valiente. Pero cuando empezó a hablar su apariencia pasó a segundo plano, su voz fuerte y segura no permitía distracciones, al prestar juramento rompió los protocolos, ante la solemnidad de la jueza Yassmín Barrios, quien preside el tribunal, dijo: “yo aquí vengo a contar solo la verdad”.

“A mí me violaron y de allí nació un mi hijo varón”, dijo Juana García de Paz sin bajar la mirada y declaró cómo una mañana mientras ordeñaba a su vaca, vio como entraban los patrulleros a su casa, una hija gritaba que habían matado a su hermano, “mi hijo se estaba bañando en el río, los patrulleros pasaron y lo mataron, allí quedó tirado”, contó. Ella fue capturada y llevada al destacamento militar, durante el interrogatorio le preguntaban en dónde estaba la guerrilla, en dónde estaban las armas.

García recordó como un oficial se sentó frente a ella, regañándola por no hablar, “el militar se arremangó la camisa hasta el codo, me pican las manos por hacerte hablar, me decía, yo le dije, si quiere máteme ya, porque yo no sé nada, pero esperaron que llegara la noche y nos violaron, había más mujeres conmigo, yo ayude a una muchacha que sangraba mucho, no me importó que me mataran, la muchacha necesitaba ayuda”, relató.

En varias ocasiones la jueza debió interrumpir a Juana que narraba detalladamente las violaciones masivas y la violencia con que las trataban los militares. “Yo tengo muchas cosas que contar, yo vi todo lo que hicieron”, repetía la testigo, interrumpiendo a la jueza.

A las tres de la tarde, todos los presentes en la sala parecían cargar con toda esa violencia, con toda esa irracionalidad, que narraron los testigos; únicamente los abogados de la defensa técnica, hacían comentarios sobre el clima y sobre la falta de conexiones eléctricas para sus aparatos electrónicos. La jueza Yassmín Barrios aplazó la audiencia para este miércoles, para continuar con este histórico caso en el que se juzgan delitos cometidos por paramilitares creados y apoyados por el Ejército de Guatemala.

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