La salida del padre Verzeletti y la defensa de las personas migrantes

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Créditos: Padre Mauro Verzeletti. Foto Simón Antonio Ramón
Tiempo de lectura: 5 minutos

Por Simón Antonio Ramón

El sacerdote Mauro Verzeletti, miembro de la Congregación de San Carlos Scalabrini tras 23 años de trabajo en la dirección de la Casa del Migrante de la ciudad de Guatemala, partió el 29 de diciembre de vuelta a Brasil, su país natal. Durante los años 2013 a 2015, dirigió también la Casa del Migrante en El Salvador, después únicamente dirigió la que se encuentra en Guatemala.  

Se ordenó como sacerdote en 1993 en Brasil, posteriormente se trasladó a la frontera de México y Estados Unidos a solicitud de la Congregación Scalabrini, donde trabajó cinco años y después llegó a Guatemala en 1998. Ahora que regresa a Brasil afirma  que se dedicará a estudiar ciencias políticas “para mejorar mis capacidades y habilidades de negociación y este tema migratorio”, afirma. 

Tanto su llegada y salida lo marcan tres eventos naturales, el Huracán Micht y las tormentas Eta e Iota, que a su criterio “están creando la historia de Guatemala y de la región”. Lo que implica una mayor voluntad política de las autoridades del Estado de Guatemala, para atender la migración como un tema “muy complejo y que prácticamente requiere respuestas humanas integrales”, dijo Verseletti  en esta entrevista que presentamos a continuación.  

“Yo me llevo de Guatemala este bello país, el corazón de cada hombre y cada mujer cada niño, niña, que realmente la mitad de mi vida la he vivido aquí con cada guatemalteco y guatemalteca, esto para mí es el regalo que me llevo y realmente me llevo también el sueño, la esperanza, la alegría de este pueblo que hace milagros para sobrevivir en este país”. Mauro Verzelleti. 

¿Desde qué año llegó usted a Guatemala?

Llegué desde 1998 cuando el país estaba prácticamente hecho trizas debido al paso de la tormenta llamada Mitch, en el 2013 estuve en El Salvador, trabajando en los dos países. Pero justamente todos estos años he trabajo entre Guatemala, El Salvador y el resto de Centroamérica y en muchas partes del mundo, prácticamente sobre el tema de migración que es un tema muy amplio, muy complejo y prácticamente requiere respuestas humanas integrales. 

¿Cuál es la importancia para la iglesia abordar esta temática?

Yo creo que la iglesia por ser profética, por seguir el evangelio de Jesucristo tiene que dar respuestas a los dramas humanos, pero también no puede quedarse callada tiene que denunciar a todas las injusticias, los atropellos que sufren las personas porque justamente es esa misión que nos encomienda Jesús; aquellos que somos seguidores de él para que seamos siempre luchadores de esas causas nobles y justas de defender la dignidad de las personas. 

Desde 1998 a 2021 ¿Cómo califica el nivel de atención a las migraciones por el Estado?

Las migraciones han tenido sus altos y bajos, en estos contextos, pero justamente podemos hacer un análisis en la línea del tiempo, justamente que a partir del 11 de septiembre de 2001 se empieza a criminalizar aún más a los migrantes, y se usa la mano dura como estrategia para detener los flujos migratorios. 

Yo creo que la mano dura no resuelve el tema de las migraciones, porque sabemos que las personas que migran, lo hacen por necesidades y porque quieren buscar oportunidades de vida más allá de las fronteras. 

Cuando la iglesia se ha pronunciado por la situación que viven las personas migrantes en Guatemala ¿Cuál ha sido la respuesta del Estado?

Prácticamente lo que hemos hecho a lo largo de estos años de vida, es ir con profetismo, la misión de denunciar lo que se tenía que denunciar y señalar los cambios que eran necesarios para que cada vez más existiera una trato digno, humano, a las personas migrantes o solicitantes de asilo, personas en tránsito, deportadas o personas desplazadas. 

Porque justamente es un escenario bastante complejo que viven las personas; también hemos denunciado todas aquellas políticas que no eran humanas y que iban en contra de los instrumentos internacionales en materia de derechos humanos. 

En Guatemala se aprobó el Código de Migración en 2016, a su consideración ¿Cómo ha sido su implementación?

Tengo que recordar que en 1999 Arzú, firma una Ley de Migración donde sanciona a las personas que daban atención humanitaria a las personas, una pena de tres a seis años de cárcel y justamente vimos que era una ley que iba en contra de los operadores de derechos humanos, personas que están trabajando en este campo. Iniciamos un proceso con la sociedad civil y muchas organizaciones para que se cambiara esa ley y para que tuviéramos una ley más acorde con los derechos humanos de las personas migrantes. 

Es justamente en el año 2016, en donde realmente podemos tener una nueva ley de migración, teniendo como primer artículo el derecho a migrar como un derecho humano fundamental y ahora quiere más voluntad política del Estado de Guatemala para implementar en su totalidad el Código de Migración. 

Cuando el Código de Migración está vigente con un mandato de protección de las personas migrantes y ocurren situaciones como en Vado Hondo, en enero de este año donde militares agredieron a las personas que integraban la Caravana de Migrantes ¿Cómo califica la responsabilidad del Estado?

Yo siempre he denunciado y he sido muy crítico que no se pueden reprimir los flujos migratorios. Se dice que de un derecho a migrar hay que respetar ese derecho. Entonces, justamente ahí o donde que el gobierno de Guatemala ha actuado con mano dura reprimiendo a esas personas que estaban ingresando a Guatemala, en este tiempo de pandemia sabemos que hay medidas de seguridad, pero a pesar de las medidas sanitarias que existían, no debió de haberlos reprimido.  

En el año 2021 hay muchos desafíos tanto en el caso de la pandemia de Covid19 también hay un flujo masivo de las migraciones a partir de las caravanas, en su experiencia ¿Qué otros desafíos enfrentan la Casa del Migrante y la pastoral que atiende las migraciones en Guatemala?

El desafío es constante, contar con un presupuesto para dar una atención humana integral, atender los migrantes dignamente, tender una mano para que ellos para que sientan que alguien los está defendiendo, protegiendo, y mantener abierta una Casa del Migrante y una estructura que requiere muchos recursos, empeño, trabajo, muchas trabajadoras y trabajadores; y esto realmente son desafíos que están ahí, pero el más grande desafío es realmente cuidar el derecho de la persona mientras se encuentra en tránsito.     

¿Cómo se asumió desde la Casa del Migrante las medidas sanitarias implementadas por el gobierno? 

Siempre hemos interactuado con el gobierno, con el Instituto Guatemalteco de Migración -IGM-, para dar respuestas a esta realidad, yo creo que se está haciendo el trabajo. Sin embargo, yo creo que todavía se requiere más empeño de parte del gobierno. 

A pesar que en estos tiempos se están dando discusiones sobre pactos globales sobre migración ¿Cómo se asume la actuación de los gobiernos de la región ante las migraciones masivas?

Es evidente que nosotros hemos sido parte de las negociaciones con la implementación de los pactos globales y realmente sabemos que son fundamentales, pero no solamente los pactos, yo creo que hay tantos instrumentos internacionales en los cuales tiene que respetar los derechos humanos de las personas.  

Tanto migrantes como solicitantes de protección internacional como cuando se trabajó Cartagena+30 y que se concluyó con el Plan de Acción de Brasilia, entonces son todas esas realidades que estamos viviendo y yo creo que están ahí y los gobierno se resisten. Porque realmente existen muchos intereses en ciertos grupos, cuanto más respetamos el derecho a migrar, menos estructuras criminales van a operar en la ruta migratoria. 

Por que las razones que llevan a las personas a migrar son estructurales como la pobreza y la pobreza extrema, la violencia y la falta de oportunidades, las personas no salen por gusto sino, porque existe una necesidad fundamental que empuje a las personas a migrar y en estos tiempos de pandemia donde tenemos decrecimiento de nueve por ciento de la economía en toda América Latina que ha generado más pobreza. 

¿Cómo ha sido la influencia de los desastres naturales y el cambio climático en los desplazamientos?

Es otro tema muy complejo que los Estados deben de atender y que realmente deben de cuidar la Casa Común como nos dice el Papa Francisco, dando respuestas integrales para que realmente este cambio climático no vaya a afectar fuertemente a las grandes poblaciones. 

Ya está afectando a las personas y muchas personas debido a los desastres naturales se ven forzadas a migrar desde el Micht hasta Eta e Iota, realmente son desastres que están creando la historia de Guatemala y de la región. 

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