A un año del paso de las tormentas, comunidades promueven el turismo comunitario y tejidos Q’eqchi’

COMPARTE

Créditos: Turismo Sanimtaca
Tiempo de lectura: 4 minutos

Por Elías Oxom

La comunidad Sanimtaq’a, al oeste de Cobán, Alta Verapaz, fue una de las más afectas por las tormentas Eta y Iota en 2020. A un año de la tragedia, la población busca agenciarse recursos económicos y salir adelante promoviendo el turismo de distintas expresiones, desde el ecológico a través del senderismo; el cultural a través de la exposición del tejido del güipil con la técnica del Pik’b’il; hasta el de memoria histórica a través de exposiciones y los testimonios de los sobrevivientes del conflicto armado interno, y recientemente la exposición de la tragedia provocada por las tormentas.

En ese lugar, a unos 45 minutos de Cobán y con unos 250 habitantes, se formó una laguna que llegó a tener 70 metros de profundidad y mantuvo inundada a la comunidad durante más de un mes, dañando 13 viviendas, el sistema de agua potable y los cultivos de café, maíz, plátano y cardamomo, principales fuentes de ingresos para el sustento de las familias maya Q’eqchi’.

Destaca tejido Pik’b’il

El tejido de huipil Q’eqchi’ con la técnica del Pik’b’il es un tejido fino y de alto nivel de precisión, hecho con algodón blanco (tejido traslúcido), brocado con bandas horizontales de animales, algunos inspirados en el tejido de la telaraña y figuras humanas.

Durante un recorrido realizado el 14 de noviembre, la población y promotores turísticos de Sanimtaq’a lo presentaron en una exposición durante el primer ejercicio de ecoturismo a través del senderismo. La invitación se hizo semanas antes a turistas nacionales y extranjeros, que a pesar de la lluvia que caía, hicieron un recorrido por la zonas altas y nubosas de la localidad durante tres horas, pasando por los cultivos hasta llegar a la comunidad en donde los habitantes esperaban a los visitantes.

La técnica del Pik’b’il ha sido preservada por los mayas Q’eqchi’ durante miles de años, y en conmemoración del primer aniversario de la devastación causada por las tormentas Eta y Iota, Sanimtaq’a lo destacó como algo que siguen preservando, ya que como muchas de las comunidades predominantemente indígenas de la región, se valieron por sí mismas para salir adelante durante la tragedia.

Según Laura Pierrelle de la Asociación Viviente Verapaz, con la intención de apoyar a la comunidad para resurgir después de las pérdidas generadas por las tormentas, se impulsó la idea de implementar un turismo comunitario en Sanimtaq’a, y enfocar el desarrollo del turismo con el tejido del huipil Pik’b’il.

Ese tipo de turismo también busca que los visitantes puedan hospedarse con las familias mayas Q’eqchi’ y convivir con su cultura, ya que esto llama la atención a los extranjeros, indicó.

“Durante la convivencia, se les ofrece alimentación previa reservación escribiendo a la página de Facebook -Turismo Sanimtaq’a – o por correo – turismo.sanimtaca@gmail.com-, nosotros actuamos como intermediarios y conseguimos visitantes ya que tenemos muchos amigos guías de turistas; avisamos a las comunidades cuando llegamos, y ellos son los que coordinan, manejan todo el tema turístico, todo se realiza de una forma consensuada, la idea es que sea un beneficio para toda la comunidad”, indicó Pierrelle.

Turismo comunitario para sobrevivir

César Agusto Cú Yat, del comité del turismo comunitario en Sanimtaq’a, dijo que con las inundaciones se vieron afectadas a al menos dos caballerías de tierras donde se encontraban sus cultivos. “Esos eran nuestro sustento diario. Cuando se secó el agua las plantas se habían secado, llevó tiempo para que empezáramos a sembrar nuestras tierras, pero esto significa que debemos de esperar dos años para poder cosechar las siembras de cardamomo que se perdieron por las tormentas”, indicó.

Cú Yat añadió que durante las inundaciones por las tormentas llovía de día y de noche, pero empezaron a evacuar a las personas, poco a poco empezó a subir el nivel del agua y alcanzó a varias viviendas. Agregó que trasladaron las cosas a la escuela local, pero había cosecha de maíz que no pudieron recuperar. Las personas damnificadas fueron albergadas en el salón de la cooperativa durante más de un mes.

Para Cú Yat, el turismo comunitario que han comenzado a promover en la comunidad es una iniciativa colectiva. Uno de los objetivos es recaudar fondos que servirán para hacer proyectos comunitarios para el beneficio de la comunidad.

Otro de los objetivos, destacó, es lograr mayor exposición del tejido con la técnica del Pik’b’il y así vender los productos a los visitantes, ya que es un trabajo que hacen las mujeres para generar fuentes de ingresos para el sustento de la familia.

Foto: Cortesía.

La comunidad ha colaborado en los preparativos del centro turístico comunitario, porque también quieren dar a conocer “que en la comunidad somos trabajadores del campo”, enfatizó el entrevistado.

Marta Lucrecia Quiix Cac, parte del comité del turismo y tejedora del centro turístico comunitario de Sanimtaq’a, indicó que el arte textil y el tejido lo vienen practicando de generación en generación.

“Nuestras abuelas enseñaron a nuestras mamás, y nuestras madres nos han enseñado a nosotras, ahora nosotras estamos enseñando a las niñas. El centro de turismo tomó en cuenta nuestro arte y esto es muy bueno porque es un espacio para exponer y vender el trabajo que hacemos nosotras las mujeres”, agregó.

Quiix Cac mencionó que unas 87 mujeres participan en la elaboración de huipiles con la técnica del Pik’b’il.

Cada pieza lleva un mes de elaboración. En la actualidad los productos son comprados por turistas y a veces por las mujeres de la propia comunidad.

Ellas están satisfechas al ser tomadas en cuenta en el centro de turismo comunitario, ya que hay mujeres como parte del comité central y otras que forman parte del comité del arte textil.

COMPARTE