El Estor: historia de criminalización, resistencia y rebeldía. Parte 3 y final

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Tiempo de lectura: 6 minutos

Por Kajkoj Máximo Bá Tiul[1]

 

En los últimos años, toda la política de tierra arrasada, la masacre de Panzós, la Masacre de la Embajada de España, las masacres a lo largo y ancho del río Cahabón y del Río Polochic, las masacres en toda la Sierra de Chamá y Sierra de Pampakche, nos demuestran que el Estado criollo, colonial, criminal y salvaje de Guatemala, al estar al servicio de la corrupción, del gran capital, del narcotráfico, ha visto a las comunidades como insurgentes, comunistas y delincuentes.

Uno de los recursos que el Estado guatemalteco ha utilizado para distraer las demandas indígenas es el diálogo[2].  Supuestamente es uno de los mecanismos cuando se vive en democracia y se valora la participación de todos, pero en el caso guatemalteco, siempre han sido para distraer y dilatar las demandas de pueblos indígenas y campesinos.  En muchos casos, las mesas de diálogo solo han servido, en primer lugar, para conocer a los dirigentes, a fin de criminalizarlos o comprarlos, en segundo lugar, para iniciar todo un proceso de persecución, incluso hasta la cárcel o lo que ha sido común, que mientras se está en el diálogo, el gobierno, las empresas, finqueros, etc., están diseñando el desalojo y negociando cuando le toca a cada quien.  En el primer desalojo que sufrió la comunidad de San Valentín, un policía ya con sus tragos decía: “el finquero está enojado porque no se realizó el desalojo y perdió mucha plata, le tuvo que pagar al juez, al fiscal, al ministro de gobernación y además nos tuvo que dar de comer a todos nosotros, para que estuviéramos mas de tres días aquí”.  En el desalojo en el año 2015, en contra de la comunidad Monte Olivo, de Río Dolores, “el finquero y los dueños de la hidro Santa Rita, también estaban enojados porque no se había consumado el desalojo y había entregado mucha plata al juez, al fiscal, a periodistas, al ministro de gobernación, etc.”.

Entonces un proceso de represión contra las comunidades también es un negocio grande para el aparato gubernamental y por esto, ponen su mayor esfuerzo para que salgan bien. Por eso, cuando llega el primer contingente de policía, lo primero que hacen es supuestamente llamar al diálogo y de una manera amenazante, como lo hizo el gobernador de Izabal, antes de comenzar a tirar bombas en contra de la población Q’eqchi’ “les doy quince minutos para que se retiren”.  Una mujer le contesta: “acaso es Usted “Dios”, solo él sabe que tenemos que hacer, además si cree en Dios como Usted dice, no le da pena matar a mujeres y niños”.

Lo cierto, es que el Estado colonial-criollo guatemalteco, no le interesa la vida de los pueblos indígenas, lo que le interesa es “el dinero”.  Ese dinero que está en juego, por lo que están negociando con quien pide el desalojo, en este caso CGN.  No han clemencia, no hay perdón, porque quien manda es el capital y sobre todo ahora que estamos siendo gobernados por un equipo de corruptos y criminales, la vida de los pobres, de los indígenas, no es importante, lo que importa es cómo ellos salen más ricos de este lugar.  Por eso, ellos (los grupos de poder), aunque saben que es ilegal, van hasta las última consecuencias, utilizando los Estados de Sitio o las masacres sin importar si hay niños, niñas, ancianos, ancianas, mujeres, etc.  Sin importar si son pobres o no.

A los grupos de poder, no les importa violar las normas nacionales e internacionales en materia de derechos humanos y derechos indígenas.  Les importa poco las recomendaciones de expertos y relatores temáticos y especiales de Naciones Unidas, de la OEA y de otros organismos internacionales, sobre la situación de empobrecimiento de la gente.  Ni siquiera les importa ser parte de esos mismos organismos internacionales.  Del mismo modo, la contaminación, el cambio climático y el despojo de tierra y territorio por las empresas, tampoco es de importancia, porque los indígenas y pueblos originarios siguen sin ser reconocidos como verdaderos ciudadanos, al igual que estas problemáticas que los afectan a ellos primero.

Ellos saben que, en este caso, la Mina Fénix está operando ilegalmente.  Saben que están violando el Convenio 169 y otras normas internacionales, tanto de derechos humanos, como de pueblos indígenas, así como en materia de medio ambiente.  Pero vale más la plata del soborno y la corrupción que la vida de los pueblos.

El Estor está militarizado por la aplicación del Estado de Sitio.  El gobierno los decreta por su incapacidad de proteger a los ciudadanos, como en el 2019, por la muerte de tres militares en Semuy II y en este 2021 para proteger a la empresa minera.  Después puede ser para proteger a las empresas de Palma Africana y así sucesivamente. O como sucedió en el Polochic, en el año 2011, cuando fueron desalojados cientos de campesinos, solo para darle la razón al ingenio Chabil Utz’aj[3], sin importarle la vida de indígenas Q’eqchi y Poqomchi que vivían a orillas del río Polochic.

Siendo la región una de las más pobres de Guatemala, las autoridades (alcaldes, gobernadores, diputados, presidentes, jueces) incluso algunos COCODES, han cedido su dignidad al gran capital, sin importarles el grado de vulnerabilidad en la que se viven las comunidades. Solo por poner un ejemplo, El Estor, según el censo del 2002, tiene un Índice de Desarrollo Humano de 0.550, el 91% de su población es maya y aproximadamente un 80% o 90% vive en pobreza[4] y probablemente también en extrema pobreza.

Como afirmamos en párrafos anteriores, cuando la empresa dice que es la mayor fuente de trabajo en el municipio, es una mentira, pero si este fuera cierto, de los más de mil empleos que genera, se puede calcular que el 70% de los trabajadores son trabajadores para el chapeo, tala de árboles, arreglo de carreteras, entre otros, porque los trabajadores especializados no son de la región, solo basta ver, quienes van a comer a los comedores del Estor e Izabal.  Otro porcentaje de trabajadores son contratistas que llegan de otros lugares del país. “A los extranjeros se les paga entre US$3 mil y US$5 mil por mes y los guatemaltecos mejor calificados no ganarán más de Q5 mil”[5]. Esto quiere decir, que no es cierto que la presencia de la empresa en el Estor, haya ayudado a bajar el índice de pobreza, al contrario, la pobreza sigue en aumento y con ello también el licor, las drogas, la prostitución, violaciones, entre otros.

Entonces desde la EXMIBAL hasta CGN, lo que han dejado para la región y para el país además de pobreza y extrema pobreza, son la violencia, asesinatos y evasión de justicia.  Por mencionar algunos casos: El asesinato de Fito Mijangos, la Masacre de Panzós, el exilio de muchos compatriotas que se han opuesto a la explotación minera sin control, el asesinato del profesor Ich Chaman, el asesinato de los estudiantes de la UVG, que sigue sin esclarecerse con complicidad no solo del sistema de justicia sino de la misma Universidad del Valle.  La explosión de las instalaciones de la mina, que igual quedó en la impunidad, aunque hubo sobornos para las víctimas.  La contaminación del lago de Izabal, y de otros nacimientos de agua que utiliza la gente para vivir,  la muerte de un pescador y la persecución criminal contra la Gremial de Pescadores Artesanales.  La compra de los medios corporativos: circuito Alba, Guatevisión, Prensa Libre, Emisoras Unidas y otros medios de la región, como la creación de Facebook, grupos de Whastsap, Instragram, para difamar las justas demandas de los pueblos.  La censura y control a la libertad de expresión a medios comunitarios y alternativos y la persecución penal contra periodistas comunitarios.  La violación a una sentencia de la Corte de Constitucional que debería ser cumplida totalmente. La compra de voluntades de lideres y lideresas comunitarias, causando una gran división en las comunidades, organizaciones sociales y en el pueblo Q’eqchi’ de El Estor.

En conclusión, como lo dijera Eduardo Galeano, siendo Guatemala un país ocupado, este ha sido escenario, con la venia de gobiernos corrupto y criminales, de empresas nacionales e internacionales que se han apoderado de los territorios indígenas para saquear sus recursos y así enriquecer a los países del primer mundo, dejando a las comunidades indígenas en situaciones de miseria.  El Estor y las demás resistencias de los pueblos, solo están recuperando lo que es de ellos.  Los pueblos no son usurpadores, son dueños de los territorios.  Los pueblos solo le están haciendo un favor al mundo, porque al no dejar saquear sus recursos, están contribuyendo para que los efectos del cambio climático (donde se incluye el calentamiento global) se amortigüen en el país y el mundo.  Si tan siquiera los burgueses y criollos nacionales e internacionales, dueños de empresas depredadoras, entendiera que el paradigma de los pueblos es de vida y no de muerte, se podría llegar a acuerdos.  Pero la ambición de los dueños del capital, hace que las propuestas de los pueblos sean criminalizadas.  La ambición de los dueños del capital y los gobiernos, los impulsa a llevar muerte y miseria a las comunidades.  No es cierto que la explotación de minería, la producción de palma africana, las hidroeléctricas y demás formas de explotación de los recursos trae beneficio para los pueblos.  Si así fuera, ya dejaríamos de ser pobres, ya no tendríamos niños y mujeres muriéndose de desnutrición, todos tendríamos acceso a una buena educación y a un sistema de salud.  Por lo tanto, el desarrollo como la democracia que impulsa el capitalismo es de muerte.

De allí que el único camino es fortalecer las resistencias y las rebeldías y construir las autonomías de hecho, porque ya hemos visto que pretender hacer los cambios bajo los cánones de la democracia, sin importar si es participativa, representativa o comunitaria, es una falacia.  Para eso, hay que “tomar en cuenta muchas cosas: las condiciones objetivas, la madurez de las condiciones subjetivas, la correlación de fuerzas, la crisis del imperialismo, la crisis del socialismo, etcétera, etcétera”[6], porque sin ésta reflexión, puede ser que El Estor pueda quedar en el olvido como ha sucedido con otro hechos más en nuestro país.

 

Notas:

[1] Maya Poqomchi, antropólogo, filósofo, teólogo, profesor universitario.

[2] https://cmiguate.org/cuando-las-mesas-de-dialogo-solo-distraen/, visto última vez el 28 de octubre de 2021.

[3] https://www.albasud.org/noticia/es/283/valle-del-polochic-ni-la-cana-de-azucar-ni-la-palma-africana-nos-alimentan, visto última vez el 28 de octubre de 2021.

[4] https://www.prensalibre.com/opinion/columnasdiarias/el-estor-simbolo-de-pais/, visto ultima vez el 28 de octubre de 2021.

[5] https://www.plazapublica.com.gt/content/niquel-muerte-y-contaminacion-en-el-estor, visto última vez el 28 de octubre de 2021.

[6] https://enlacezapatista.ezln.org.mx/1994/04/10/la-historia-de-durito/, visto última vez el 29 de octubre de 2021.

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