Créditos: Ruda.
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Por Ketzali Awalb’iitz Pérez Pérez

El 24 de noviembre en horas de la mañana, la familia Archila Cáceres se encontraba en la rutina habitual de la semana; levantarse temprano, ducharse, arreglar las loncheras, desayunar y alistarse para salir a trabajar. Esa mañana, la rutina fue interrumpida por una visita inesperada.

“Empezaron a tocar una ventana de la casa, cuando la abro eran agentes de la PNC y me piden que les abra la puerta de la casa. Nuestros apartamentos tienen interlocutor, les pedí que si querían entrar que lo usaran. Se negaron y me pidieron que saliera. Me puse mi mascarilla y salgo.” Elvia Cáceres, madre de Dulce María.

La Policía Nacional Civil junto a agentes del Ministerio Público llegan a la vivienda de Dulce María Cáceres, quién junto a Nanci Sinto y Francisco Monroy están siendo criminalizados por la manifestación del 21N del 2020 frente al Congreso.

Dos manifestantes perdieron el ojo durante protestas; uno está delicado

Elvia Cáceres comenta que esa mañana la PNC tocó la ventana de su casa, porque pensaron que ella era la administradora del edificio, situación que ella negó más adelante.

Elvia, cuando sigue repasando lo sucedido, le sigue pareciendo muy extraño y desordenado la forma en la que la PNC y el MP llegaron a su apartamento. Primero, cuando llegaron los agentes pensaron que ella era la administradora del lugar, segundo los agentes le solicitan ingresar a un apartamento en específico, que actualmente es habitado por una pareja de ancianos. Por último, nunca presentaron un documento que respaldara su visita, es decir Elvia tuvo que dejar pasar a los agentes al edificio, para que realizaran su trabajo luego de una advertencia que le hicieron: “si usted no nos abre la puerta vamos a entrar a la fuerza”.

Ante el miedo de lo que pudiese suceder no tiene otra opción más que dejarlos pasar. Mientras tanto, sus hijos terminan de alistarse para salir a trabajar, todos salen de la casa sin entender mucho lo sucedido.

Horas más tarde por medio de las redes sociales su hijo mayor se entera de la orden de aprehensión contra Dulce María.

 

“Dulce María cuando va al trabajo, sus teléfonos están en la lonchera o en su mochila porque ella dice -yo no puedo estar al tanto del teléfono porque yo estoy trabajando-”, explica Elvia Cáceres, su madre.

Ese día por la tarde le llama su hijo, la pasará a traer al trabajo, ella se alegra, pero le resulta un poco extraño que su hijo tuviera tiempo de hacerlo. Ya en el vehículo él le dice que deben ir por Dulce al trabajo, para contarle lo que está pasando Dulce tiene una orden de detención y la están buscando. Elvia no había reparado en la mañana que la PNC, a quien buscaba era nada a su hija, a su bebé.

A Elvia le invaden las preguntas ¿por qué un año después está pasando todo esto? ¿por qué llegaron esa mañana y los agentes no sabían el apartamento donde vive Dulce María? ¿por qué no le presentaron una orden? ¿Por qué a Dulce María?

Elvia Noemi Cáceres Rodríguez, una madre indignada

Elvia tiene 54 años de edad, ella reconoce que su energía es como si aún tuviera 15 años. Es maestra, psicóloga, terapista de lenguaje, scout y se define como toda una madre aventurera.

Elvia vive con sus dos hijos: Hector Efraín Archila Cáceres, su hijo mayor, quien estudia en la USAC en la Escuela de Comunicación y actualmente trabaja en varios lugares relacionados con su carrera y; Dulce María Archila Cáceres, la hija menor de 19 años de edad, cineasta, estudiante de la USAC en la Escuela de Ciencias políticas, trabajadora y voluntaria en varios espacios. Los tres, son personas trabajadoras, asumen en conjunto los gastos familiares, de la casa y para los estudios.

Héctor y Dulce tienen un gran espíritu de servir y disfrutan haciéndolo.

“Dulce, mi manita que me da fuerza”

Elvia describe a su hija pequeña como “una cajita de sorpresas” y nos muestra una cajita que Dulce hizo y que contiene momentos importantes de su vida, sus amigos, el colegio, la familia entre otros. “Siempre ha sido una niña muy creativa”, comenta, el arte ha estado presente en toda la vida de Dulce tiene la facilidad de crear objetos, pintar, recortar, tejer, tomar fotografías, hacer música y siempre ser tan cálida con las personas que conoce.

Dulce María, es la manita que le da fuerza a Elvia Cáceres. Su madre comenta que hubo un momento muy complejo que tuvieron que afrontar como familia, Dulce tenía 10 años, notó a su madre muy angustiada y que a veces lloraba. Elvia no quería que ella se preocupara y le dijo “solo dame tu manita que me da fuerza” y Dulce le respondió “no hay problema, yo te dos las dos”, luego de esas palabras decide plasmar sus manitas en arcilla. Ese momento quedó grabado en la vida y en el corazón de Elvia.

Elvia al graduarse de la Universidad cuenta que en su dedicatoria colocó “Dulce, mi manita que me da fuerza”, su hija instintivamente le responde “te doy las dos, porque estoy contigo en todo” esa es Dulce María Archila Cáceres.

Elvia, como madre, ha visto el crecimiento de su hija desde ser una niña muy observadora, perceptiva y genuina y ahora una joven con el corazón dispuesta ayudar a todas las personas que conoce a través de su arte y su sensibilidad.

El voluntariado ha sido muy importante para Dulce para construir su sensibilidad. Por ejemplo, su compromiso en Techo Guatemala le ha permitido conocer la realidad de este país y al mismo tiempo ser parte de cambios profundos. También participa en otros espacios, haciendo fanzines con La Revuelta Arte, Niñas Furia y el Festival Nuevo Arte Contemporáneo en Ciudad de México.

Un país que criminaliza a quienes quieren un país para todas y todos

El 21 de noviembre del 2020 cientos de personas se autoconvocaron en las calles del Congreso de Guatemala, hartos y llenos de descontento por el mal manejo de la crisis sanitaria de Covid 19, la corrupción, y la aprobación de un presupuesto para beneficiar la alimentación de los diputados y cero programas para combatir la desnutrición crónica en el país.

Ese 21 de noviembre, Dulce Archila solo contaba con 18 años de edad y era su primer año en la universidad. Dulce al ser una niña sensible y que ha estado en diferentes espacios de voluntariado que le ha permitido entender la realidad del país, no se queda atrás y ese 21N ella también se une al descontento social.

Una PNC que ve a la ciudadanía como enemigo y se aferra a la vieja doctrina militar

A un año del acontecimiento, sin justicia para la ciudadanía por la represión policial que dejó a varios heridos, hoy se encuentra criminalizando a quiénes ese día mostraron su descontento ante un gobierno corrupto e incapaz de atender las necesidades de la población guatemalteca.

Dulce María aunque no está privada de su libertad su madre vive con la incertidumbre del futuro por su hija, así como el temor por la vida de Dulce y Héctor.

“La situación no es fácil, la situación es dura, la situación es complicada sobre todo porque, qué viene después, ahorita estamos viviendo todo esto pero ¿qué viene después?” Elvia Cáceres.

Su madre ve que esta situación actualmente irrumpe el desarrollo de Dulce, irrumpe su ciclo universitario, su trabajo porque actualmente ya no está yendo a trabajar, está interrumpido porque está como presa, más no de su mente, corazón y de su voz.

Elvia Cáceres – ¿Quién soy yo ante el sistema de Guatemala?

“Me siento de brazos cruzados ¿qué puedo hacer yo? me siento frustrada más no callada. Mi voz no se va a quedar callada porque no estoy defendiendo lo indefendible si no que estoy defendiendo una verdad pura que se llama “Dulce María Archila Cáceres”. Tengo garra, tengo espíritu.” Elvira Cáceres.
La orden de aprehensión contra Dulce ha sido muy fuerte para la familia, el miedo como madre se hace presente ante la incertidumbre de lo que pueda ocurrir en los próximos días.

“Puse cortinas en mi apartamento, no puedo ver una luz y oír voces en la ventana de mi habitación porque me conecto en ese momento (24 de noviembre), porque temo por la vida de Dulce María, porque temo por su futuro…” Elvira Cáceres.

A pesar del miedo, también hay mucha indignación de parte de Elvira, para ella es insostenible que se criminalice a su hija cuando hay muchos delincuentes sueltos sin ningún proceso de aprehensión y justicia.

En estos momentos el apoyo mediático que han recibido les ha dado fuerza y agradecen mucho el acompañamiento que se les ha dado, al mismo tiempo piden que este apoyo no desaparezca porque aún se vienen momentos muy duros y el acompañamiento será indispensable.

Quien nada debe, nada teme

Dulce se presentará voluntariamente ante un juez para ser escuchada, su mamá comenta que este acto es importante para seguir siendo congruentes con sus acciones como familia, como mujeres que quieren un país más justo y digno.

Con este proceso la familia Archila busca que se haga justicia y haya transparencia para que todo se esclarezca.

Quien nada debe, nada teme

Dulce se presentará voluntariamente ante un juez para ser escuchada, su mamá comenta que este acto es importante para seguir siendo congruentes con sus acciones como familia, como mujeres que quieren un país más justo y digno.

Con este proceso la familia Archila busca que se haga justicia y haya transparencia para que todo se esclarezca.

Este también ha sido un momento de reflexión para la familia, respecto a las medidas que se deberían de tener como ciudadanía en resguardarse y no tener que pasar por procesos de criminalización. Elvia indica que estos acontecimientos se pueden prevenir, las y los jóvenes tienen el derecho de pronunciarse y por ello deben de conocer mecanismos y protocolos para resguardar su seguridad.

No nos callarán

Elvia ahora más que nunca no dejará sola a Dulce, su acompañamiento es sumamente importante como madre y como mujer. “Yo creo que cualquier mamá va a ser voz, o deberíamos ser voz y respaldo de esa voz de nuestros hijos porque están luchando por algo que vale la pena” Elvia Cáceres.

Dulce quiere un país mejor para todas y todos, un país con más oportunidades para las niñas y la juventud. Callarse no es una opción.

Elvia recalca que todas y todos tenemos el derecho legítimo de manifestarnos, además la Constitución Política de la República de Guatemala en el artículo 332 lo ampara, pero es muy importante la seguridad para no estar enfrentando estos procesos de injusticia.

 

Publicado originalmente en:

Dulce María, la manita que da fuerza a Elvia, su madre

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