Amelia Flores, la ministra que se quedó sola, se va del MSPAS

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Créditos: Amelia Flores deja el cargo en el MSPAS entre cuestionamientos por su gestión. Foto Gobierno
Tiempo de lectura: 6 minutos

Por Regina Pérez

Tras semanas de especulación, la ministra de Salud, Amelia Flores, quien llegó al Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) el 19 de junio de 2020 con el enorme reto de gestionar y controlar la pandemia de la COVID-19 que se le había salido de las manos a su antecesor, Hugo Monroy, confirmó su renuncia. Catorce meses después, la ministra abandonó la cartera “sin gloria”, con un contrato opaco en la compra de Vacunas Sputnik V y un Plan Nacional de Vacunación contra la COVID-19 que podría ser su principal fracaso.

Flores, una médica con experiencia en salud pública, llegó a la cartera con augurios favorables debido a que ya tenía experiencia en ese ministerio, donde había sido viceministra durante el gobierno de Óscar Berger (2004-2008); llegaba, además, con un currículum que mostraba una larga trayectoria en el sector de salud.

Durante la gestión de Flores se implementó el Plan Nacional de Vacunación el cual ha sido calificado como un fracaso. Foto Ministerio de Salud

La funcionaria se va en un punto crítico de la pandemia de coronavirus, que ha cobrado la vida de 12 mil 859 personas, sin medidas de contención para mitigar los contagios y con un contrato opaco realizado con el Fondo Ruso de Inversión Directa para la adquisición de 16 millones de dosis de vacunas Sputnik V por 160 millones de dólares, de los cuales Guatemala ya pagó la mitad.

Diputados de oposición y una analista coincidieron en que cuando Flores llegó al Ministerio hubo una esperanza de que las cosas iban a mejora en el manejo de la pandemia.

“Ella generó muchas expectativas porque hay que reconocer que es una médica con formación y experiencia en salud pública, a diferencia de su antecesor Hugo Monroy, a quien recordamos como una persona completamente desconocida en el mundo salubrista, sin ninguna experiencia en salud pública ni conocimiento del Ministerio de Salud”, señaló la diputada Lucrecia Hernández Mack, de la bancada Semilla.

El diputado independiente, Aldo Dávila, quien ha fiscalizado temas de la pandemia, dijo conocer a Flores “desde hace más de 20 años” por el trabajo que ella realizó en el tema de VIH/Sida y que cuando ella tomó el control del Ministerio él se alegró, pero que lamentablemente no tomó decisiones acertadas. “Pero no sé si la dejaron trabajar, no sé qué pasó con Amelia Flores, pero fue evidente que ella no tuvo el manejo del Ministerio”, dijo el diputado.

No supo tomar liderazgo

Karin Slowing, de Laboratorio de Datos, un centro de pensamiento que ha dado seguimiento a la pandemia de la COVID-19, dijo que fue claro que Flores no tuvo el apoyo de los sectores que tienen el poder real. “Que sea ministra no quiere decir que tenga poder, pero no tuvo ese apoyo y decidió plegarse, acomodarse a eso”, indicó.

Según Slowing, decisiones como un estado de calamidad, qué medidas poner no dependen exclusivamente del Ministerio de Salud, más bien de otras instancias como el Consejo de Ministros, la Secretaría General de la Presidencia, depende de la aprobación del presidente y del Congreso. “En ese sentido hay que entender el contexto de ella, nunca es una persona sola en todo esto pero obviamente tiene su parte”, indicó la analista.

Hernández Mack coincide en que no se podía contener o controlar una pandemia de este calibre sin la participación del presidente o del resto de ministerios.

Para la diputada, Flores no supo conducir el sistema de salud y demandar más apoyo al presidente Giammattei, más contundencia y más decisiones fundamentadas para poder hacerle frente a la tercera ola de la pandemia.

“Yo creo que ella no tuvo el liderazgo para conducir el sistema de salud y no supo tomar decisiones que implicaba decirle a Giammatei que hiciera de su parte. Yo creo que la dejaron sola. Y ella dejó que la dejaran sola”, afirmó.

Las contradicciones entre lo que decía el presidente y lo que hacía la cartera se dieron cuando, por ejemplo, Giammattei anunció en cadena nacional que abría la vacunación para estudiantes universitarios y periodistas, lo que ponía al Ministerio de Salud el reto de convertir lo político en técnico, según la congresista.

Amelia Flores, en un acto oficial para recibir vacunas Moderna donadas por Estados Unidos. Foto Gobierno

Después de la Semana Santa de 2021, Flores se quejaba de que los hospitales estaban llenos de personas contagiadas y achacó a los guatemaltecos que, dijo, no hacían un sacrificio. No obstante, antes de la Semana Mayor, el presidente Giammattei indicó: “En lugar de ver playas llenas de basura, veamos playas llenas de gente felices y contentas disfrutando de esta Semana Santa sin encierro”.

El opaco contrato de vacunas Sputnik

 Una de las acciones más cuestionadas de Flores al frente del MSPAS fue la firma del contrato para la compra de 16 millones de vacunas Sputnik al Fondo Ruso, que fue confirmado el 5 de abril de 2021. Hasta la fecha, Guatemala únicamente ha recibido 1,460,000 dosis de Vacunas Sputnik, según datos del mismo Ministerio de Salud.

El pasado 2 de julio, Flores fue denunciada por la Contraloría General de Cuentas por el contrato de la compra de las vacunas Sputnik. Además, la bancada Winaq también presentó una denuncia en contra de ella y otros funcionarios, así como la organización Acción Ciudadana.

El contrato con el Fondo Ruso jamás se hizo público y hasta el Procurador General de la Nación (PGN), Jorge Luis Donado, reconoció que no había tenido acceso al mismo. Cuando el matutino El Periódico hizo público un borrador del documento, la ministra dijo que estaban preocupados por el hecho de que ese documento que era “confidencial” se había hecho público, ya que podían afectar las negociaciones de la compra de las vacunas.

Esto lo afirmó el 4 de mayo y dijo que había cláusulas por las cuales Guatemala podría ser sancionada por Rusia por la publicación del documento, al tiempo que anunció que estaban realizando “todas las investigaciones para determinar donde trascendió un documento tan importante que no debió haber salido a la luz”.

El pasado 14 de septiembre, Flores aseguró en una entrevista a Emisoras Unidas tras confirmarse su renuncia: “Yo no soy corrupta y nunca lo he sido”, luego de que se le preguntara si temía que tras su salida del cargo se promoverán acciones legales en su contra. La exministra agregó que no necesita llevarse “un centavo” de la institución que dirigió.

Hernández Mack señaló que la exfuncionaria “se equivocó con el contrato de las Sputnik V, pero no creo que ella se haya beneficiado de algún negocio opaco” e indicó que si hubo algún beneficio de ese contrato no fue para Flores sino para alguien más.

Slowing ve responsabilidad de la ministra en la firma del contrato con Rusia, pero dijo que no cree que se haya quedado “con un centavo” como la funcionaria afirmó. “Yo sinceramente no lo creo, pero al final, al ver a otro lado permitió que otros pudieran hacer los negocios”, indicó.

De acuerdo con Laboratorio de Datos, en un principio esta negociación pudo asegurar la dotación necesaria para alcanzar la cobertura poblacional, pero se convirtió en una pesadilla más para la población.

Plan de Vacunación, “principal fracaso”

 Otro de los fracasos de Flores frente al Ministerio de Salud fue la implementación del Plan Nacional de Vacunación contra la Covid-19.

Este plan, según Hernández Mack, es excluyente y no es adecuado ni pertinente para las condiciones sociales y económicas del país, además está dirigido hacia una clase media alta urbana, con acceso a conectividad y aparatos telefónicos.

Lo dicho por la diputada coincide con estudios como el realizado por Laboratorio de Datos, que refleja que el 57 por ciento de las vacunas aplicadas ha sido a población con nivel de educación media o superior, que representan únicamente el 29 por ciento de la población.

En tanto, el 85 por ciento de las dosis ha sido aplicada a población ladina y únicamente el 14 por ciento de la población indígena, que representa el 42 por ciento de la población.

Esto para la diputada, quien fue ministra de Salud durante el gobierno de Jimmy Morales, sería su principal fracaso, así como no haber podido implementar medidas de contención.

Para Slowing, sí se le puede achacar a Flores en parte el fracaso en el plan. Si el equipo que ella designó no hizo el trabajo correcto, si no hubo un buen seguimiento, ella no es la única responsable pero es la cadena de responsabilidades que la incluye, dijo.

Flores dejó la cartera este 16 de septiembre y en su lugar asumió el viceministro Francisco Coma. El pasado 15 de septiembre, la viceministra Nancy Pezzarossi también anunció que dejaba el cargo en solidaridad con la ministra.

Para Dávila, dejar la cartera en medio de una crisis como esta deja “mal parada” a la ministra, contra quien el había planteado una interpelación el próximo 30 de septiembre.

“Debió haberse aceptado su renuncia (por el presidente) o asumir su responsabilidad y responder ante las interpelaciones que ya habían sido planteadas. Muy irónico que ayer (13 de septiembre) salen las interpelaciones y ella abandona el barco un día después de darse la fecha”, indicó el diputado.

 

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