Créditos: Foto Nelton Rivera / Prensa Comunitaria Km.169
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Por Nelton Rivera

Por último a los señores aquí presentes, que han declarado escuchar y entender lo que aquí se ha dicho, les muestro el retrato de mi papá. Les pregunto en ¿dónde está mi papa?, rompan el pacto de silencio y digan ¿dónde está, dónde está él?, ¿dónde están las víctimas detenidas y desaparecidas del diario militar”, Alejandra Cabrera.

5 de julio de 2021. En el nivel 14 de la Torre de Tribunales de la ciudad capital, en la sala del Juzgado de Mayor Riesgo “B”, presidida por el juez Miguel Ángel Gálvez, declaró Alejandra Cabrera, hija de detenidos desaparecidos durante la guerra, documentados por una estructura de inteligencia del ejército en el Diario Militar o Dossier de la Muerte.

Se trata de la audiencia de primera declaración del comisario General Juan Francisco Cifuentes Cano, primer jefe de la Brigada de Operaciones Especiales de la Policía (BROE) y subdirector general de la Policía Nacional (PN) y Eliseo Barrios Soto, especialista del Estado Mayor Presidencial. Dos de los doce detenidos en este proceso penal, señalados de secuestro, desaparición forzada, ejecución extrajudicial y otros delitos cometidos entre 1983 y 1984.

En una sala con poca gente en el público, las familias de algunas de las víctimas del Diario Militar, acompañantes de derechos humanos, prensa y los abogados querellantes y de la defensa de los militares, Alejandra se pronunció frente al juez Gálvez. Su padre, Leopoldo Cabrera era miembro de la Dirección Nacional del PGT, aparece en el Diario Militar como la ficha Z76, asesinado el 1 de diciembre de 1984.

A continuación transcribimos literlamente las palabras de Alejandra:

“Señor Juez soy una hija que busca a su padre Leopoldo Cabrera García, secretario de finanzas del Partido Guatemalteco del Trabajo PGT, durante 37 años me he preguntado qué pasó con él, dónde está.

Soy una hija que busca justicia por la desaparición de mi padre y por la captura ilegal de mi madre Clara Luz Tenas Chavarría, también integrante del PGT, ella sobrevivió al horror y eventos como los que aquí se han descrito, durante 4 días en un sitio clandestino de tortura. Señor juez a mi mamá la torturaban haciéndola escuchar audios de niñas siendo torturadas, abusadas, le decían que eran los gritos de nosotras, sus hijas, escuchando las narraciones del Ministerio Público pienso en esos otros niños y niñas.

Yo tenía 8 años cuando el terrorismo de Estado irrumpió el amor, respeto y cuidados que nos brindaban en casa, era una niña cuando mi papá fue capturado y llevado en una panel blanca la cual posteriormente, ingresó a mi casa para llevarse a mi madre después de golpearla y agredirla de formas indecibles.

Objetos de valor y bienes materiales también fueron sustraídos de nuestro hogar, hasta nuestros juguetes se llevaron, lo dejaron vacío.

Los actos realizados por este sistema que actuó con recursos humanos y financieros del Estado, dio funcionalidad a las políticas de terrorismo de Estado que impactaron directamente en mi vida, junto a mi familia, fui víctima de vigilancia, seguimiento y hostigamiento por parte de integrantes de este sistema de represión y exterminio, esto provocó que tuviéramos que huir del país, alejándonos de nuestro entorno, familia y cultura. Quedé en indefensión en un país extraño, sin resguardo de ningún adulto, cuando mi mamá fue hospitalizada e intervenida debido a que las torturas de las que fue víctima provocaron serias lesiones en sus órganos internos.

Éramos sólo niños, yo sobreviví señor juez, pero esos otros niños, niñas y adolescentes que ha mencionado el Ministerio Público ya no están aquí, ya no tienen voz y por ellos también pedimos justicia.

Mi papá pensaba distinto, creía firmemente en una Guatemala en la que la vida y la dignidad humana debían ser el centro de las políticas públicas, tenía 53 años y salud precaria, no tuvo un juicio. Fue considerado como enemigo interno, como tantos miles de intelectuales, estudiantes, trabajadores, quizá nuestro país fuera distinto, más humano, más justo, más transparente.

No estamos aquí por venganza, la venganza es contraria al amor y lo que ha motivado nuestra búsqueda del paradero y la verdad de los hechos es el amor profundo a nuestros familiares, para pedir justicia por lo inenarrable a lo que fueron sometidos y por la tortura que nos fue impuesta con su desaparición, sembrando dolor, incertidumbre, angustia constante que han estado presentes cada día atravesando nuestro ser, nuestra vida y que la sentimos aún hoy en esta sala.

Pido que los indicios racionales planteados sean tomados en cuenta para ligar a proceso a los sindicados, garantizando el debido proceso y su derecho a la salud, para que la impunidad termine y que ojalá este proceso aporte a las garantías de no repetición para que ninguna persona viva el terror, nunca más.

Por último, a los señores aquí presentes, que declararon escuchar y entender lo que aquí se ha dicho, les muestro el retrato de mi padre y pregunto dónde está. Rompan el pacto de silencio y digan dónde está mi papá y las demás víctimas detenidas desaparecidas del Diario Militar. Gracias señor Juez”

Clara Luz Tenas Chavarría y Eleuterio Leopoldo Cabrera García. Foto Alejandra Cabrera.
Ficha del Diario Militar o Dossier de la Muerte.

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