Créditos: Miguel Ángel Sandoval
Tiempo de lectura: 2 minutos

Por Miguel Ángel Sandoval

La crisis del país es evidente. Las salidas no lo son tanto, pero nada puede ser peor a lo que tenemos en la actualidad. De lo que sí estoy seguro es que vivimos a punto del colapso del país entero. Y no solo del colapso: de la abulia de la sociedad que mira como el país se va por la cañería y no hace nada. Seamos serios. Con expresiones de presión social como las actuales no vamos a ninguna parte. Doscientas personas o un poquito más en la plaza. Lo que dan es pena ajena. No infunden temor en nadie. Se escuchan como algo rutinario. Nada que despeine al grupo de corruptos que gobierna.  

Si lo vemos desde la perspectiva política, esto es, desde los partidos de la oposición, no hay mayor actividad que las desoladas declaraciones a los medios de comunicación o intrascendentes discursos en el hemiciclo legislativo. El dueño de la tienda de la esquina no escucha jamás los “inflamados” discursos de los congresistas. A pesar de que digan que puede morir el sistema político actual.

Es como el chucho tratando de morderse la cola. Lo intenta, pero nunca lo consigue. Así estamos. Ni lo social ni lo político nos ayudan en mucho en esta coyuntura terrible que vivimos. Todos hablamos de que estamos a las puertas de un estallido social, pero en masa nos vamos al puerto el fin de semana, con riesgos de contagio de Covid y que se joda la movilización. Así somos socialmente irresponsables.

Si se piensa en las elecciones, lo que da es escalofrío. Los últimos ejemplos son para preocuparse. Otto Pérez, el payaso Morales y ahora Giammattei. De los tres no se hace un estadista. Con los tres cada día vamos peor. Y todos fueron electos por el voto popular, por las mayorías. Que confianza se puede tener en el proceso electoral si las muestras son las que señaló.  

¿Qué nos dice que el próximo proceso electoral sea algo mejor? Si ahora hay resultados interesantes en el Perú, es porque hubo años de movilizaciones sociales, como fue en Bolivia, como ahora se producen en Brasil, o como se busca hacer una nueva constitución en Chile. En dos platos, es la ciudadanía movilizada por sus derechos en los casos señalados, quienes están en la base de los éxitos electorales. Mientras sigamos con puchitos de gente en las calles no será posible hacer nada en términos electorales. No hay milagros en política.

En nuestro caso es más complicado. Vivimos el 2015 con importantes movilizaciones y la gente terminó votando por el payaso. ¿Con cuales criterios? Nadie sabe y nadie asume ninguna responsabilidad en ello. Es el sistema dice alguno, es por fraude dice otro. Yo digo que es porque nos vale el país y su destino. No lo digo al tanteo. Ir a la plaza a tomarse una selfie no es compromiso con nada, acaso un poquito de ego. Que otros miren que yo si no falto. Es una vergüenza, pero lo sé porque yo mismo he ido a la plaza, me tomo un selfie y la subo a Facebook y pienso que mi responsabilidad está salvada. Así no es.

Creo que es necesario ver de frente el drama nacional y pensar en hacer algo, en comportarse de manera diferente. De lo contrario seguiremos con lamentos años y años. Ojo, los gringos no van a resolver el mierdero en que vivimos. Ojalá que esta reflexión levemente provocadora y autocrítica sirva de algo.

COMPARTE