Pedro Castillo, un fuera de serie

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Créditos: Miguel Ángel Sandoval
Tiempo de lectura: 3 minutos

Por Miguel Ángel Sandoval

Pedro Castillo, el peruano medio indio, medio mestizo, medio maestro, medio del campo, es alguien inexplicable por la oligarquía peruana, pero, sobre todo, por los medios de comunicación peruanos. No viene de una familia de políticos, tampoco es de una de empresarios. No es un académico ni un intelectual. Ni tiene apellidos extranjeros, gringos, europeos. Es tondero y maestro rural. Es el Perú de abajo.

Es alguien muy difícil de ubicar, más aún, definir porque rompe moldes, cambió los parámetros. Pero es un líder de las mayorías, de los invisibles, de los pobres. Y eso es ahora un punto a favor de Pedro Castillo. La pobrería no debería ser manipulada o puesta en su contra. Las mayorías saben ahora que tienen un propio. En otras palabras, hay ahora en Perú un presidente que viene de los plebeyos como bien ha definido Álvaro García Linera a los excluidos por sistema o modelo neoliberal moderno, a los excluidos, oprimidos o invisibles de toda la vida.

En lo personal, me parece que no se pueden utilizar los esquemas clásicos, para ubicar a un líder con su proyección. No se puede, salvo con mala fe, pretender que pase un examen de académico sobre finanzas públicas. O pedirle la experticia de política minera o extractiva. O sobre la moda de los bitcoines. Así como no se puede pedir a un académico o un corredor de bolsa, que explique la naturaleza social de las rondas campesinas, que finalmente están en la base de la estructura social de ese país. O que se pida a un político tradicional, que explique la relación entre las lluvias, las siembras y cosechas por el vuelo de las aves.

Cuando pienso en Pedro Castillo, lo primero que viene a la mente es Evo Morales, con sus diferencias por supuesto. Evo tenía un recorrido sindical, político, étnico. Castillo apenas un conflicto magisterial. O Lula, con una experiencia de negociación sindical en grandes empresas y con ello hablo de negociaciones salariales, de cadenas productivas, de vínculos internacionales como la Fiat, en Sao Paulo y, en Milán, con amplios conocimientos de economía. 

O Quizá, hay personajes como Benito Juárez o Zapata. Estamos ante un personaje como se decía antes, difícil de ubicar en los moldes clásicos. Ojo, a diferencia de Lula o Evo, Pedro Castillo es maestro, o dicho de otro modo, tiene una educación formal real, concreta, que le permitió durante años impartir clases es escuelas de ese país. Así como formar parte de la dirigencia sindical magisterial. Es con mucho, un cuadro campesino, tondero, maestro, sindicalista. Con un norte que es la transformación del Perú, para que los plebeyos gocen, por primera vez, los beneficios de la democracia, que hasta ahora, no los han tenido.

Es electo en un país con años de crisis ocasionada por la corrupción de la clase política y empresarial. Varios gobiernos echados a la calle por la gente encabronada, uno más que se suicida ante la posibilidad de ir a la cárcel. Un país con crecimiento económico –se dice a nivel internacional- pero con una pobreza creciente, como dicen los datos sobre la realidad de ese país.

Es posiblemente, la emergencia del indio peruano. De los excluidos también es probable. Del hartazgo ante la corrupción y ausencia de resultados de la democracia, sin duda.

En otras palabras, nos encontramos ante un levantamiento o sublevación, o emergencia de los plebeyos, o si se prefiere, de los excluidos de la democracia oligárquica, que fue convalidada durante años y años por los dueños del país y sus aliados externos. Eso está en la mesa nacional de El Perú.

En el programa de gobierno de Castillo, resaltan propuestas para mejorar la salud, la educación y el empleo. En lo económico, desarrollar la agricultura para la seguridad alimentaria. Hacer una reforma del Estado y terminar con los sueldos de escándalo. Oposición a la privatización del agua. Eliminar la corrupción, no mucho más. En pocas palabras, reformas indispensables urgentes. No es el socialismo del terror, ni las expropiaciones sin ton ni son. Es una propuesta moderada.

Ojo, con amplio respaldo popular.

Por ello sería de buen gusto que el análisis y la crítica al gobierno y las medidas propuestas, no se vean sometidas a ataques desde posiciones que no toman en cuenta los hechos reales, las propuestas concretas. En todo caso, hay en Perú un gobierno que podría empujar una serie de reformas que vendrían bien en ese país y en otros países como el nuestro. Es un gobierno de este tipo o lo ya conocido que tiene en los ejemplos de Morales y Giammattei sus expresiones más acabadas. Sin olvidar al resto de especímenes, supuestamente democráticos.

Si se piensa en estos términos, enhorabuena.

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