Por Miguel Ángel Sandoval
Muchos años después, todos los bolcheviques
y cuando digo todos, son todos,
fueron llevados a la hoguera,
desde adentro, por un propio
Stalin se llamaba;
fueron acusados de contras,
de agentes alemanes
Sinoviev, Kamenev, Trotsky, Lunacharsky
muchos más.
Casi todos hicieron la autocrítica,
se acusaron a sí mismos de malvados
de agentes de todas las potencias,
años después fueron rescatados
¡Sus antiguos enemigos les colgaron
medallas en el pecho!
Hoy la historia se repite aquí en el trópico
y hay sandinistas acusados de lo mismo
o casi de los mismos delitos y pecados,
el uno y la dos que asaltaron el palacio,
-liberando a su amado carcelero-
se encuentran detenidos por contras y rebeldes;
otros más igualmente encarcelados.
Como antes, el poder tiene toda la razón,
criticar es cosa de enemigos,
de gente que no entiende,
de aquellos que perdieron la fe con el camino.
es una pena y da vergüenza
repetir argumentos de hace un siglo
contando días y semanas de por medio.
La revolución del 1917 se fue mucho al carajo,
tengo recortes de periódico por aquí y por allá,
que lo confirman,
igual la del 79 de aquellos muchachos soñadores
que se perdió en medio del camino;
ahora recuerdo el somocismo sin Somoza,
como ahora el sandinismo sin Sandino
Revolución, pero al revés,
en las antípodas del corazón,
es muy triste decirlo, pero los buenos días
los sueños y utopías, el no pasarán
y los besos de las barricadas,
ya se fueron sin remedio.
