México: Echeverría, el genocida que morirá impune y vacunado contra la Covid-19

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Créditos: desinformemonos.
Tiempo de lectura: 3 minutos

Por Alberto Híjar Serrano

Decidieron llevar al casi centenario Luis Echeverría Álvarez (LEA) en silla de ruedas y vestido informal al Estadio México 68 de Ciudad Universitaria para ser vacunado contra el Covid. Prefirieron esto a tramitar el servicio en casa, como han hecho otros ancianos y ancianas incapaces de valerse por sí mismos. Herederos del impune bravucón, probaron una postrera aparición pública registrada por un fotógrafo para su difusión. Hubo quienes se fotografiaron con él. Culmina así una presencia histórica con resonancias internacionales.

Sus actos postreros como presidente de la República procuraron ocultar su responsabilidad en las masacres de 1968 y 1971 con los Halcones al ataque de estudiantes y maestros empeñados en volver a tomar las calles para manifestar sus descontentos y solidaridades en lucha.

Recibió en 1972 a Salvador Allende, triunfador de la Unidad Popular en Chile y a la par asiló a numerosos perseguidos por las dictaduras sudamericanas. A los chilenos les cedió viviendas en la que fuera Villa Olímpica en 1968. Con gestos simbólicos de esta índole proclamaba su adhesión a los países no alineados y buscó dirigir su organización mientras hacía campaña para presidir la ONU.

Pero el 2 de octubre no se olvida es implacable. Philip Agee, consejero de la Embajada yanqui en México, desapareció luego de la masacre de Tlatelolco, para reaparecer dos años después con un voluminoso y documentado libro sobre su pertenencia a la CIA y los crímenes en los que participó, entre ellos, los acuerdos con LEA desde que fue Secretario de Gobernación, cargo que aprovechó como infiltrado para intervenir no solo contra las organizaciones libertarias de México, sino de toda América. LITEMPO IV fue su clave con número ascendente cuando Díaz Ordaz dejó de ser presidente con el número I.

“Echeverría o el fascismo”, proclamó el periodista Fernando Benítez con una proclama firmada por intelectuales de izquierda acomodaticia como Carlos Fuentes y los de la Revista El Espectador: Flores Olea, González Pedrero, López Cámara, Eduardo Lizalde, guiados por el lema positivista “arriba y adelante”. Fueron premiados con invitaciones a giras espectaculares como las que los llevó a Cuba con mariachis y mujeres ataviadas con trajes regionales típicos del modisto Valdiosera. Esther Zuno, autodenominada compañera en lugar de “primera dama”, encabezó y dio ejemplo de demagogia en recuerdo de su padre José Guadalupe Zuno, influyente exgobernador de Jalisco donde protegió a perseguidos políticos tan importantes como Julio Antonio Mella y David Alfaro Siqueiros a quienes facilitó la organización de los mineros de Los Altos. En recuerdo, organizó en su despacho de Gobernación, una plática con Siqueiros y Angélica Arenal, su esposa, el 2 de octubre por la tarde. Ahí estuvieron.

La cubierta exterior del Polyforum Cultural Siqueiros luce las enormes letras LEA, visibles desde los aviones a punto de aterrizar. En una exposición en Coyoacán, a los cuarenta años del 68, fue colocada en el piso una foto del expresidente para ser pisoteada y escupida. Se impidió así el tono lloroso y melancólico.

Con participación bien pagada de intelectuales y artistas dispuestos a recibir favores de Estado, fundó el lujoso Centro de Estudios del Tercer Mundo en uno de sus palacetes de San Jerónimo. Un muro de doble altura fue repleto de máscaras de danzantes indígenas obviamente despojados y el mobiliario del salón de conferencias consistió en equipales, esos sillones de cuero con un soporte de caña y palma tejidas. Todo muy mexicano, como las recepciones en Palacio Nacional con agua de jamaica, garnachas y sopes, aunque los invitados fueran el sátrapa Sha de Irán, Reza Pahlevi y su bella esposa Farah Diba, sostenidos en el poder por uno de los más poderosos ejércitos del mundo con financiamiento y preparación yanqui, nada de lo cual evitó su estrepitosa caída por una insurrección popular. No previeron como LEA estas eventualidades controladas en México por el acoso, persecución y ejecución de militantes y colaboradores de organizaciones político-militares.

Una generación de sicarios político-militares acuerparon el echeverrismo demagógico y criminal: los milusos Muñoz Ledo y Pedro Ojeda Paullada que lo mismo fue Procurador que Secretario de Pesca y operadores sanguinarios como el capitán Fernando Gutiérrez Barrios, director de la criminal Dirección Federal de Seguridad y Secretario de Gobernación por varios sexenios, acordando con el eficiente torturador Miguel Nazar Haro, mientras un grupo de escritores frustrados administraban al país:  Mario Moya Palencia, Miguel González Avelar, Fernando Zertuche, comandados por Muñoz Ledo.

Todo esto movió la silla de ruedas hacia el emblemático Estadio donde se inauguró la Olimpiada de la Paz diez días después de la Masacre de Tlatelolco coordinada por LEA aunque Díaz Ordaz haya asumido, en su postrer informe presidencial ovacionado por diputados y senadores de pie, la responsabilidad de liquidar las “ideas exóticas” y el complot del “comunismo internacional”.

El Comité del 68 logró, hace años, la comparecencia de LEA a un juzgado en uno de los procesos abiertos que garantizan que morirá impune y vacunado contra Covid 19.

Sus colecciones de pinturas, grabados y esculturas, regresarán algún día al patrimonio nacional, cuando el castigo al genocida sea organizado por el pueblo en lucha contra las maniobras legaloides características del Estado mexicano.

Nota publicada originalmente en:

https://desinformemonos.org/echeverria-el-genocida-que-morira-impune-y-vacunado-contra-la-covid-19/

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