Guatemala es de los países con más atraso en la aplicación de la vacuna contra la COVID-19

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Créditos: Lucrecia Hernández Mack.
Tiempo de lectura: 3 minutos

Por Prensa Comunitaria

Guatemala ha vacunado al 0,01 por ciento de la población. Eso lo convierte en el último país a nivel centroamericano, después de  Honduras con 0,3 por ciento; en el caso de Nicaragua no se cuenta con información disponible. En contraste, en El Salvador el porcentaje de personas vacunadas es de 0,24 y en Costa Rica la cifra de 4,86 por ciento.

Los datos ofrecidos por el sitio Our World in Data reflejan la disparidad entre los países, pero también podrían explicar la respuesta que los gobiernos están dando al combate de la pandemia provocada por la COVID-19, así como las prioridades, en el caso de Guatemala, que privilegió a un grupo de empresarios globalizados, por sobre el bien común. 

A nivel continental las bajas cifras de personas vacunadas en Guatemala y Honduras, contrastan con las de Chile, EEUU, Uruguay, República Dominicana y Costa Rica. Cinco de los países latinoamericanos con los índices de vacunación más altos.

La Plataforma de datos de la Universidad de Oxford, ofrece un conteo de los procesos de vacunación en términos cuantitativos, pero también hace una aproximación del tiempo, medido en semanas, que llevará a cada gobierno concluir los planes de vacunación. El cálculo lo hacen a partir de considerar que cada año tiene 52 semanas, con los datos proporcionados por cada gobierno.

Según el contador de Our World in Data, a Guatemala le harían falta 815 semanas para completar el plan de vacunación, unos 5 mil 720 días o 15 años; mientras que a Chile, le harían falta únicamente dos semanas para completar su proceso de vacunación; y a Costa Rica unas 72 semanas.

En esas condiciones, el presidente Alejandro Giammattei dijo en su participación en la XIII Cumbre Empresarial Iberoamericana, realizada en Andorra, España, que “La ivermectina sustituye por mucho a la vacuna, si se toma preventivamente”.

Las declaraciones fueron desmentidas a través de la plataforma de Twitter, tanto por la médica Nancy Sandoval Paiz, de la Asociación Guatemalteca de Enfermedades Infecciosas, como por la diputada y exministra de Salud, Lucrecia Hernández Mack, que coincidieron al señalar que no hay base científica para que este medicamento, para tratamiento contra parásitos en humanos y animales, pueda sustituir a la vacuna. La misma Organización Mundial de la Salud (OMS) concluyó, en marzo de este año, que “el uso de ivermectina para tratar pacientes con COVID-19 no es concluyente, y que hasta que se disponga de más datos recomienda que el fármaco solo se utilice en ensayos clínicos”.

Mientras el presidente Giammattei habla sin sustento científico sobre la COVID-19 y la ministra de Salud, Amelía Flores, atribuye la responsabilidad del crecimiento del número de contagios a la población, las cifras oficiales reflejan una realidad sobre la capacidad gubernamental para enfrentar la pandemia.

La diputada Lucrecia Hernández Mack, de la bancada del Movimiento Semilla, ofreció datos sobre el estado del plan de vacunación, luego de haber citado a la ministra de Salud el martes pasado.

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De las conclusiones de la diputada Hernández, sobre el plan de vacunación en la fase 1 y 2 destaca que fue pensado desde una lógica que no tomó en cuenta el acceso a internet de la mayoría de la población; y sin brindar recursos al personal de salud para desempeñar su trabajo.

La falta de organización para el registro de personas vacunadas fue otro de los señalamientos de la diputada Hernández. “Centros de vacunación como Gerona, nunca tuvieron equipo ni internet. De esa cuenta hay 40 mil personas vacunadas que no aparecen en el registro ni padrón”.

Para la diputada del Movimiento Semilla una de las razones de la lentitud en la aplicación de la vacuna se debe a que “Se ha vacunado a menos de 3 mil personas al día, a pesar de tener más de 280 centros de vacunación a nivel nacional”.

La ausencia de objetivos claros de las autoridades en la aplicación del plan de vacunación llegó al extremo de que, a pesar de contar con vacunas no se aplicaron a los adultos mayores del Hogar San Vicente de Paúl, donde han fallecido 2 personas por COVID-19. 56 se encuentran contagiados, siete más en estado delicado.

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