El adiós a la abuela y comadrona Tumín Xhimon

COMPARTE

Créditos: Pablo Siguenza
Tiempo de lectura: 2 minutos

Por Lencho Pez

Su nombre en documentos fue Dominga Baltazar Mateo, en el pueblo era conocida como Dominga Simón, en el mundo de la medicina ancestral y en idioma Q’anjob’al: Tumin Xhimon.

Nació en K’ixab’aj, una de las aldeas más retiradas, que queda al Oriente del municipio de Santa Eulalia, departamento de Huehuetenango y creció en el cacerio YulyetNayo, una comunidad ubicada en el municipio y colindante con Barillas e Ixcán en Quiché.

Fue comadrona durante más de cincuenta años, sopló el primer aliento de vida de cientos de personas, muchas de ellas la reconocieron y le decían “Kaq’eq'”, que significa aire, en señal de respeto, fue terapeuta de huesos, hasta donde sus capacidades físicas y su vista se lo permitieron.

Foto: Pablo Siguenza.

El Ministerio de Salud Pública le impidió ejercer su sabiduría y conocimientos ancestrales, cuando por razones de su avanzada edad ya no pudo asistir a las capacitaciones y entrenamientos sobre los nuevos métodos de atención a partos; sin embargo, la gente no la dejaba descansar, siempre buscaban ser atendidas por sus sagradas manos que solucionaban problemas de salud.

Ella era abuela de nuestro compañero Simón Antonio Ramón, periodista comunitario de Guatemala. Tumin es la menor de tres hermanas maya Q’anjo’al, Josefa y Juana Baltzar Mateo.

Las tres fueron hijas de Simón Baltazar (Xhimon Maltixh) y Francisca Mateo (Palik Matín). Josefa, hermana mayor de Dominga vive en el estado de Campeche, México, con dificultades de la vista ha superado los cien años de edad, lo que sus ojos vieron fueron las historias de la guerra, recurrentes en las décadas de finales de siglo XX. De joven tuvo que trasladarse a causa de la represión del ejército que azotó el país.

Juana Baltazar, su otra hermana, también se tuvo que desplazar de Huehuetenango hacia Ixcán, Quiché, pero falleció en medio de la guerra. La guerra también marcó la vida de los tres hijos de Dominga, especialmente a la primera, Francisca Baltazar, quien vive actualmente en Quintana Roo, México.

Foto: Pablo Siguenza.

Desplazada junto a su esposo Mateo Pedro. Antes de la represión en los años 80 cosechaban sus cultivos en la aldea Momonlaq de Barillas. Durante 40 años, Dominga no se ha reencontrado con su hija y sus nietos. Domingo Mateo, el segundo de los hijos de Dominga, tiene ocho hijos. Eulalia Ramón, la tercer hija, tuvo nueve hijos. Ambas familias viven en el cantón San Miguelito en Santa Eulalia. Junto a sus nueve nietos celebraron el año pasado el centenario de esta mujer sobreviviente de la guerra, comadrona y abuela.

En horas de la mañana de este domingo 18 de abril, falleció en su casa, ubicada en el Cantón San Miguelito. Descansa en Paz, abuela del pueblo. 

COMPARTE