Video de abogados chicharroneros

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Créditos: Cortesía
Tiempo de lectura: 2 minutos

Por Miguel Ángel Sandoval 

Durante años nos hemos acostumbrado a pensar en la gente pobre de la ciudad o del campo como candidatos a ser en algún momento de su vida acarreados. A cambio de láminas, pelotas, unos pocos quetzales, gorras, pues en todas las campañas electorales, hay presencia de gente llevada y traída para las actividades proselitistas. Ahora fue el turno del gremio de los honorables abogados y notarios de este país.  Quizás uno de los temas que mayor tinta y papel consumen es ese estilo de hacer proselitismo. Es la compra de voluntades, la estafa al electorado.

Pero en nuestro país, en donde coexisten sin dar lugar a expresiones de extrañeza, Xibalbá y Macondo, -como señaló hace unos días un conocido columnista-  vimos azorados el viernes 5 de marzo, buses del gobierno, llenos de abogados acarreados para ir a votar por candidatos a la CC. Es a todas luces una novedad y un verdadero escándalo. Alguna gente dirá: pobrecitos los abogados que no tienen siquiera para un carrito o de perdida una moto.

El tema es viejo. 

Se sabe desde hace tiempo que, en campañas para elecciones del colegio de abogados, o de comisiones de postulación, o de magistrados de la suprema o de la CC, se ha vuelto normal organizar fiestecitas con chicharrones, guaro en abundancia y por supuesto, las infaltables edecanes, de preferencia colombianas o venezolanas. Por eso no es casual que se denomine de manera despectiva a los abogados como chicharroneros. 

Pero ahora si se pasaron de la raya. Se convirtieron en acarreados. ¿Leyó bien? Los abogados chicharroneros convertidos en lo más detestable de las campañas políticas de nuestro país; acarreados. Las imágenes no mienten. Los videos son categóricos. Se utilizan como prueba, como evidencia. Son implacables. 

Lo grave de todo esto es que el gobierno interviene en las elecciones de un gremio como el de los abogados y se da el lujo de llevarlos acarreados, no sé si con la papeleta marcada, o si les dan un bono-voto, o si los amenazan con despido, o si …no importa. En condiciones como estas que se señalan, no es nada raro que se inicie el momento de recursos de la más diversa naturaleza. El primero debería ser una citación por quien fuera, el encargado de transportes de la institución que llevó a los acarreados. Otra posibilidad es la de antejuicios a quien resulte responsable. Otra más, declarar ilegal una elección intervenida como la del viernes pasado. Aún hay más. 

El hecho es que esto que vimos el viernes 5 no es nada de lo que pueda enorgullecerse la democracia guatemalteca. Es como digo al inicio, la mezcla entre Xibalbá y Macondo.

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