Créditos: Nelton Rivera
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Por Nelton Rivera

Es domingo por la mañana, para el Comité de Unidad Campesina (CUC) no es un 31 de enero cualquiera, desde hace 41 años conmemoran la memoria de 37 personas asesinadas por las fuerzas de seguridad del Estado en el interior de la embajada de México en 1980, campesinos que llegaron del Quiché y estudiantes universitarios que les acompañaron fueron las víctimas de ese crimen.

En la zona 9 de la ciudad, en una de las zonas de oficinas, bancos y comercios, a las 9 de la mañana, un fuego ceremonial se está termina de consumir a un costado del lugar en dónde décadas atrás estuvo la antigua embajada de México. Un grupo de personas del Cuc, de la Coordinadora Nacional de Viudas de Guatemala (Conavigua) y del Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos  (CALDH) participan de un acto sencillo debido a la pandemia.

Sobre la banqueta, cuelgan varias mantas vinílicas que hacen referencia a los 41 años de la quema de la embajada, un altar ceremonial maya con velas, incienso, tamal, atol, tortillas, rodeado por coronas de rosas de colores, que doña Margarita Tiño, Ajqij indígena que forma parte del CUC se encarga.

A las 10 de la mañana en una mesa improvisada, familiares de las víctimas de la guerra, la Asociación de Estudiantes Universitarios AEU y la coordinadora del Cuc, Josefa Macz dieron lectura al comunicado por estos 41 años. Héctor Reyes Chiquín, abogado de CALDH denunció las ilegalidades con las que se pretenden que el juez Maynor Moto sea nombrado como magistrado suplente ante la Corte de Constitucionalidad (CC), para todos en la mesa su nombramiento fortalecería la impunidad en Guatemala.

Fotografía Nelton Rivera

Una hora después en un foro virtual se encontraron Daniel Pascual coordinador del Cuc, Rosalina Tuyoc coordinadora de Conavigua, Rigoberta Menchú Tum, premio Nobel de la paz y Jordán Rodas Andrade, como parte de una de las actividad de conmemoración, que finalizarían un con concierto virtual.

Seis años atrás, el jefe del Comando Seis de la Policía Nacional, Pedro García Arredondo fue el único en recibir una condena en solitario por un tribunal de mayor riesgo de Guatemala, responsabilizado por el asalto, quema y asesinato de las personas dentro de la embajada. Arredondo fue condenado por unanimidad a 90 años de prisión, en el juicio quedo registrado que uno de los testigos escuchó ese día la orden “que no quede ninguno vivo”, orden que dio Arredondo.

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