En Guatemala no se puede retroceder a la pena de muerte

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Créditos: Nómada
Tiempo de lectura: 2 minutos

Por Hernán González

Con el fortalecimiento de las democracias y los derechos humanos en el mundo, se abolió la pena de muerte, Guatemala se sumó al concierto de las naciones que tomaron la decisión de retirar esta medida de su normativa legal. El 24 de octubre de 2017, la Corte de Constitucionalidad CC abolió la pena de muerte, (Expediente 5986-2016) para delitos como: parricidio, ejecución extrajudicial, plagio o secuestro, desaparición forzada y magnicidio.

Pensar en retornar a la aplicación de este tipo de medidas es impensable para una sociedad en democracia, pero además es imposible su aplicación en los delitos antes mencionados. En 1969 Guatemala participó en la Conferencia Especializada Interamericana de Derechos Humanos, en la cual se adoptó como país firmante la Convención América de Derechos Humanos, y fue ratificada incluso en el régimen del general Kjell Eugenio Laugerud García.

Es decir, Guatemala no puede aplicar la pena de muerte, tampoco ampliar a otros delitos su aplicación. En el escenario hipotético da – reactivación – de la pena de muerte, esta podría darse después de un trámite que llevaría años, en donde el Estado de Guatemala tendría que renunciar a la Convención Americana de Derechos Humanos, ¡Único camino, para una posible – reactivación -!, de lo contrario, todo lo propuesto por el Gobierno de Alejandro Giammattei, siguen siendo palabras vacías y populistas.

La pena de muerte dejó de aplicarse desde que el ex presidente Alfonso Portillo derogó el decreto 159, ley de indultos, desde entonces se creó el vacío legal que ya no permitió su aplicación.

La gestión del gobierno de Alejandro Giammattei se ha caracterizado por realizar propuestas descabelladas, algunas imposibles de realizar, como retirar a Guatemala del Parlamento Centro Americano PARLACEN, desaparecer la Secretaria de Asuntos Administrativos y de Seguridad SAAS, declarar a los grupos pandilleros como grupos terroristas, entre otras tantas propuestas vacías. En conclusión, tenemos a un gobierno que es un problema más para el país, un presidente que utiliza el dolor y angustia de las personas para posicionarse con discursos vacíos, para evadir la responsabilidad que él tiene por tanta inseguridad.

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