Migrantes con hambre rebelde e insumisa

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Créditos: Archivo.
Tiempo de lectura: 4 minutos

Por Miguel Ángel Sandoval

Varias cosas nos somataron en la cara, la última caravana de migrantes hondureños y las actitudes de los gobernantes de Honduras y Guatemala. La primera es que los instrumentos legales o sirven para nada, o si se quiere, no sirven de mucho. La segunda es que las declaraciones de unidad regional son demagogia concentrada muy alejada de la realidad. Nunca vimos tan cerca la mezquindad de los países.

La gravedad de la represión contra los hondureños que solo buscan no morirse de hambre en su país no debe repetirse y la actual debe ser juzgada. Hacia ellos lo menos debe ser una actitud solidaria, sobre todo, cuando se sabe que los migrantes que huyen hacia el norte, como lo hacen desde Guatemala, son el sostén de la economía de estos países. Las imágenes del ejército y la policía en cantidades desorbitantes para impedir el paso de la caravana son elocuentes. No hace falta repetir lo que dicen mejor las imágenes.


De acuerdo con la constitución política de la república de Guatemala, todos los ciudadanos nacidos en Centroamérica son guatemaltecos porque así lo dice la historia y la constitución actual. “Artículo 145 También se consideran guatemaltecos de origen, a los nacionales por nacimiento, de las repúblicas que constituyeron la Federación de Centroamérica” La frase final se refiere al hecho de vivir en Guatemala sin mayores limitaciones. Pero no vacilaron en violentar este precepto, pues no hay que ser muy perspicaz, para saber que un nacional no tiene ninguna limitación a su derecho de viajar en su propio país.

Lo más grave de esto es que la mayoría de instituciones de Guatemala no se refieren a estos temas cuando hay abiertas, claras, violaciones al ordenamiento legal de nuestro país. En situaciones que pueden ser calificadas de extraordinarias, pues eso es una caravana de migrantes de unas 6 mil personas, lo único que se les ocurre a los gobernantes es el recurso de la represión. Las imágenes que recorren el mundo son mucho más elocuentes que las mentiras que los gobernantes pretenden que les creamos.
Pero también existe una Convención internacional sobre los trabajadores migrantorios o población migrante, que Guatemala ratifica en 2002 y con la ratificación de Guatemala, la numero 20, la convención entro en vigencia. Es ocioso enumerar los decretos que otorgan derechos a los migrantes y la cantidad de violaciones que cometen los gobiernos de la región.

Por su claridad, cito de forma textual el articulo 7 “Los Estados Partes se comprometerán, de conformidad con los instrumentos internacionales sobre derechos humanos, a respetar y asegurar a todos los trabajadores migratorios y sus familiares que se hallen dentro de su territorio o sometidos a su jurisdicción los derechos previstos en la presente Convención, sin distinción alguna por motivos de sexo, raza, color, idioma, religión o convicción, opinión política o de otra índole, origen nacional, étnico o social, nacionalidad, edad, situación económica, patrimonio, estado civil, nacimiento o cualquier otra condición”.

Esta es otra de las violaciones flagrantes de los derechos de los migrantes, que es necesario decir, huyen de manera literal de su país de origen, por razones económicas y de elemental sobrevivencia, pues no encuentran empleo, y por la violencia de las maras y de los organismos del estado.

Finalmente, está el documento conocido como CA4. Que igualmente cito de forma textual. “El Convenio Centroamericano de Libre Movilidad (CA-4), nace por Acuerdo Presidencial firmado entre los presidentes de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, con el objetivo de permitir el tránsito intrarregional de los nacionales de los países signatarios entre dichos países, sin necesidad de utilizar pasaporte y con instrumentos migratorios de trámite expedito.”
De este documento lo único de interés adicional es que fue firmado por presidentes de los países de la región. Y en la actualidad unos y otros lo violan a ojos vista. Esto es con alardes de impunidad.

Migrantes con hambre rebelde e insumisa.

Desde que en 2018 vimos la primera caravana de migrantes hondureños supimos que la crisis regional era de alcances inéditos. Ya antes había sido el momento de menores no acompañados y con ello vimos que la situación regional era insostenible, por lo menos en eso que se denomina Triangulo norte. A continuación, fue el turno de algún programa gubernamental que debía ser financiado por el gobierno de los EEUU. Era el turno del Plan para la Prosperidad, dirigido a los tres países con frontera común.
Nada se avanzó desde entonces. La situación no hace sino agravarse, y las oleadas se migrantes serán mucho más frecuentes, con o sin la autorización de los gobiernos, que parece obligan a la gente a morirse dentro de sus fronteras, negándoles el derecho a migrar y buscar vivir de otra manera.

Hoy con el anuncio que hace el nuevo presidente de EEUU en cuanto a legalizar a unos 11 millones de migrantes en el territorio del país del norte, no queda mucha duda que el solo anuncio sirva para motivar más caravanas, sean a luz del día o en silencio, pero continuadas. No hay nada que le diga a la gente que tiene la obligación de morirse de hambre en los países de origen que los llevan a esa horrible situación.

Pero hay que advertir que, si bien el nuevo gobierno de los EEUU tiene el propósito de tejer nuevas relaciones con países como Honduras o Guatemala, deben saber que no es manteniendo la impunidad como lo hizo Trump al negociar con el presidente Jimmy Morales, una embajada en Israel a cambio de la Cicig. Eso no es una relación constructiva.

Y desde otra perspectiva, la lucha contra la corrupción en nuestro país, debe ser acompaña de una nueva lectura de sus relaciones con los diferentes sectores de la sociedad guatemalteca. Es un hecho que las relaciones se vienen dando sin cambios ni alteraciones con los herederos de la inversión-intervención-golpe de estado de 1954, para no ir más lejos en la historia.
En dos platos, los EEUU, si quieren una nueva relación con Guatemala, deben cambiar de referentes. Dejar de tener como aliados a los corruptos, a quienes se niegan asumir sus compromisos constitucionales, como es velar por el bien común y todo ese tipo de temas.

Y desde otra perspectiva, la lucha contra la corrupción en nuestro país, debe ser acompaña de una nueva lectura de sus relaciones con los diferentes sectores de la sociedad guatemalteca. Es un hecho que las relaciones se vienen dando sin cambios ni alteraciones con los herederos de la inversión-intervención-golpe de estado de 1954, para no ir más lejos en la historia.
En dos platos, los EEUU, si quieren una nueva relación con Guatemala, deben cambiar de referentes. Dejar de tener como aliados a los corruptos, a quienes se niegan asumir sus compromisos constitucionales, como es velar por el bien común y todo ese tipo de temas.

 

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