Coprecovid logró su cometido: reabrir el país a costa de la salud de la población guatemalteca

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Créditos: Cortesía.
Tiempo de lectura: 7 minutos

Por Regina Pérez

Han transcurrido 10 meses desde que la pandemia del Covid-19 llegó a Guatemala.

Una de las acciones que el Gobierno de Alejandro Giammattei tomó para hacer frente a la emergencia fue la creación de la Comisión Presidencial de Atención a la Emergencia Covid-19 (Coprecovid), dirigida por Edwin Asturias, que finalizó sus labores el 31 de diciembre pasado; no obstante, el balance de su gestión en esa instancia no es favorable.

Una epidemióloga y una analista señalan la falta de liderazgo crítico desde la Coprecovid, que tuvo un enfoque orientado a la desescalada de las medidas de prevención para reabrir la economía y no en contener la epidemia; mientras dos corresponsales de Prensa Comunitaria contrastan con sus relatos las condiciones en que la población de los departamentos del país debe sobrevivir a la pandemia sin mayor apoyo del Estado, sumado a la llegada de la temporada de tormentas que incrementó la vulnerabilidad de las comunidades en todo el país.

Ministerio de Salud.

La falta de testeos, de rastreo de casos, de un plan de organización para implementar la vacunación contra la covid-19 y una efectiva comunicación a la población son algunos de los aspectos desfavorables que resaltan en el balance general de la gestión de Coprecovid al mando de Asturias.

Cumplió con reabrir la economía

Nancy Sandoval Paiz, presidenta de la Asociación Guatemalteca de Enfermedades Infecciosas (AGEI), considera que la Coprecovid cumplió con el objetivo para lo que fue creada, que fue la reactivación económica de manera sistemática, tratando de minimizar el riesgo. Pero considera que en el manejo en general de la pandemia tuvo falta de liderazgo crítico y con base técnica que priorizara la salud y la vida de la población.

“Tras 10 meses de epidemia seguimos pendientes de una ruta clara del plan estratégico para controlar la epidemia a nivel nacional. Hemos visto un semáforo permisivo y un tablero de datos basado en información escasa y muy optimizable, sin alcanzar el mínimo de pruebas para testeo y su respectiva disponibilidad pronta y eficaz, deficiente número de personal para rastreo de casos y seguimiento de contactos sintomáticos y asintomáticos”, señala.

Foto: David Toro.

Para Sandoval, entre las expectativas que no se cumplieron por parte de la Comisión están la ausencia de formación de una fuerza de trabajo nacional para el control de la covid-19, que incorporara sociedades científicas, académicas, económicas, sociedad civil, entre otras, en la toma decisiones de las medidas para un mejor manejo de la epidemia.

“No pudimos ver protocolos clínicos oportunos que permitieran orientación a los clínicos y personal de atención de pacientes positivos a covid-19 y orientaran con lineamientos claros para el tratamiento de casos”, dijo Sandoval.

También señala la falta de apoyo y gestión para contratación de personal sanitario en hospitales temporales que no estaba siendo tratados dignamente o la contratación de personal asistencial para reforzar la red de atención nacional.

Agrega la falta de cumplimiento en las metas de testeo, rastreo, detección de casos y seguimiento de contactos, reforzamiento y mejora de vigilancia epidemiológica y la
falta de atención, integración y organización para la preparación de la implementación de la vacunación de covid-19.

“Bicefalismo con el ministerio de Salud”

Karin Slowing, de Laboratorio de Datos, una plataforma que analiza e interpreta datos de la covid-19, señaló que la Coprecovid fue creada con un diseño institucional, con un equipo técnico del cual no se supo mucho. A decir de Slowing, la Comisión creó un bicefalismo con el ministerio de Salud y aunque no tenía rango ministerial tenía influencia y voz, y daba la asistencia técnica en el manejo de la pandemia.

La analista opina que el balance de la gestión de Asturias al frente de Coprecovid no es favorable y también señala varias falencias en la gestión, como la falta de testeos en las que nunca se llegó a la meta de 5 mil diarias.

La entrevistada indica que el enfoque de la gestión de la Comisión fue orientado a desescalar, para reducir las medidas de la pandemia y así reabrir la economía. Esto basándose en el Decreto 2020, que es un acuerdo que tenía como condiciones mejorar el testeo, el rastreo, el sistema de información y la capacidad de respuesta del ministerio de Salud.

Sin embargo, Slowing señala que en el caso del rastreo no hay ningún informe o evidencia de que se haya hecho, “todo era presentaciones de power point y conferencias de prensa, no hay un documento que diga cuál es la estrategia de rastreo, que diga donde están los rastreadores o un reporte de lo que habían hecho, las directrices que les dieron”, señala.

La analista indica que los testeos tampoco mejoraron. Laboratorio de Datos documentó que solo en tres ocasiones se llegó a la meta de realizar 5 mil pruebas.

Para Slowing, lo importante del testeo es que decía cuál era el mínimo de pruebas que había que hacer diariamente para tener una mediana idea de qué estaba pasando en la pandemia.

“Si nunca llegamos, más que en tres ocasiones, y ya adentrados en el periodo de epidemia, quiere decir que no tenemos una lectura apropiada de la magnitud del impacto de la epidemia, el número de casos reales”, indica.

Por ello, considera que la función de ampliar el testeo, no se cumplió, al igual que lo del rastreo.

En el tema de la ampliación de la capacidad del sistema de información se creó una plataforma, sin embargo, manifiesta que la calidad y la regularidad del dato no mejoró. A veces, hasta había un atraso de meses para registrar una muerte, indicó.

Finalmente, menciona que no existe una estrategia de vacunación en contra de la covid-19. Sabemos que las negociaciones están en proceso, pero no se supo explicar a la población por qué se eligió la vacuna más cara, indica.

A decir de Slowing, explicarle a la sociedad por qué de todas las opciones se eligió a Moderna, daría respaldo y legitimidad a la decisión del Gobierno de comprar la vacuna más cara, obviando la ley de Compras y Contrataciones. “El trabajo técnico no se realizó debidamente en mi opinión” manifiesta.

“El balance no es favorable, aunque tenía una buena intención, pero de buenas intenciones está plagado el camino de la privatización de testeos”, indica.

Foto: David Toro.

Epidemia sin control

Para Sandoval, presidenta de la AGEI, manifiesta que actualmente la epidemia sigue sin control en el país, los pacientes se siguen muriendo y al 6 de enero hay 4 mil 899 casos confirmados de COVID-19. 

“Sabemos que las áreas críticas de atención a COVID-19 están cercanas a 95-100% de ocupación, no se hacen pruebas suficientes ni se tiene la disponibilidad de ellas para asintomáticos o casos leves que no requieren hospitalización, no han incrementado el personal sanitario para atención de pacientes y además, éste está cansado física y mentalmente y sin claridad de que las cosas mejoren”, menciona.

De acuerdo con la experta, la gente y muchos sectores del Gobierno están en una sensación de falsa seguridad pensando que la COVID-19 se ha ido o porque ya les dio no van a reinfectarse, por lo que no están cumpliendo con las medidas preventivas individuales de uso correcto de mascarilla, distanciamiento físico en sitios ventilados e higiene de manos y siguen asistiendo o convocando actividades no esenciales que motivan aglomeraciones.

Según Sandoval, es urgente que las autoridades de Salud muestren el plan y dirección para control de la pandemia.

Pecado capital fue haber reducido medidas

Para Slowing, el pecado capital de la Coprecovid fue haber reducido las medidas antes de un real descenso de los casos, tras lo cual instalaron un semáforo de alertas de casos, que las autoridades marcaban en rojo, amarillo o verde, según los casos registrados.

“Todo indica que lo que se buscaba era la apertura de la economía, pero esto no da elementos suficientes para que la sociedad conozca la magnitud de los casos y se le traslada la responsabilidad de decidir si cuidarse o no”, señala.

Añade que “Es una responsabilidad sin parámetros, porque el semáforo no le está diciendo si está en rojo o no”.

También indica que una gran debilidad que ha habido es la falta de comunicación educativa a la población, por lo que esta ya no tiene percepción del riesgo y se crean condiciones para que se piense que puede haber una nueva escalada de casos.

En las áreas rurales ya no se toman medidas

Mientras que en las áreas urbanas como en la ciudad capital y centros urbanos de los departamentos del país, los habitantes todavía aplican algunas medidas para prevenir la propagación de casos de coronavirus, como el uso de la mascarilla, en las áreas rurales se ha observado que esto ya no se está cumpliendo.

Feliciana Herrera, corresponsal de Prensa Comunitaria en Nebaj, Quiché, señala que de parte de las autoridades de Salud del municipio ya no ha habido mayor información sobre los casos.

Debido a las tormentas Eta e Iota que azotaron el área ixil en noviembre, la gente se olvidó de la pandemia, únicamente en la cabecera municipal es donde las personas aún utilizan la mascarilla.

Este fin de año, comenta Herrera, se hicieron las actividades normales como en otros años, por ejemplo, en el cambio de autoridades. Aunque usualmente las personas de las comunidades viajan a la cabecera municipal para la ceremonia de entrega de varas, este año no se realizó, pero sí hicieron sus actividades comunitarias con fiestas, marimba y comida.

En el caso de los microbuses que transportan pasajeros, no cumplen con las normas establecidas como el uso de mascarilla y distanciamiento, pero sí cobran el doble del pasaje a la población, algo que ha causado descontento en las comunidades.

Elias Oxom, corresponsal de Prensa Comunitaria, en Alta Verapaz, señala que los habitantes en ese departamento se han olvidado de la pandemia. En noviembre y diciembre, durante la cosecha de cardamomo que es cuando la gente tiene mayores ingresos económicos, se pudo observar que el transporte público urbano y extraurbano llevaban pasajeros sin respetar los protocolos necesarios.

Oxom señala que se realizan actividades socioculturales como fiestas y actividades deportivas, sin que se utilice la mascarilla.

“Había mucha información pero poco a poco la gente dejó de creer en la pandemia”, señaló.

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