Jocotán: aumentan los casos de desnutrición y embarazos en menores de edad

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Créditos: Amilcar Morales.
Tiempo de lectura: 3 minutos

Por Amílcar Morales

Eduardo Roque, presidente del Consejo Comunitario de Desarrollo (COCODE) del Caserío la Palmilla, Aldea Talquetzal, Jocotán, de la región Chortí afirma que 27 familias están albergadas en el caserío la Ceiba y otras 107 familias se albergaron con vecinos y en otras comunidades cercanas.

Roque dijo que la población solicita de manera urgente que el Ministerio de Infraestructura y Vivienda y Gobierno Central llegué y evalué las condiciones de las familias en extrema pobreza, “muchas veces no tienen alimentos para comer, las familias están en riesgo y necesitan una vivienda digna en un espacio seguro”, narró.

 

Durante las tormentas y hasta ahora están incomunicados, los puentes colapsaron, algunas organizaciones y la Iglesia católica los han apoyado pero las autoridades nacionales no se han acercado. Las personas del Caserío la Palmilla denuncian que la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED) no se ha acercado a la comunidad.

Entre la palmilla, la Ceiba y el Cidral fueron más de 700 personas y 270 familias afectadas por las tormentas.

Los daños que dejaron las tormentas ETA y IOTA, relató el presidente del COCODE, perjudicó  las siembras de maíz, frijol, café y viviendas destruidas. “Por temor a perder sus pertenencias muchos no evacuaron, ahora por la falta de apoyo en los albergues muchas familias se están regresando a sus viviendas a pesar del temor de que sus viviendas se pueden derrumbar en cualquier momento porque tienen grietas en su estructura”, agregó.

En nombre de la comunidad Eduardo Roque solicitó al alcalde municipal, al gobierno central y a los ministerios que evalúen el lugar y que se brinden nuevos terrenos para las familias. 

Para el líder comunitario, a los efectos causados por las tormentas se le suma que las familias de estas comunidades viven en extrema pobreza, muchos no pudieron acceder al programa de bono familia porque no tenían energía eléctrica. Además, por las medidas de prevención de la COVID-19 aumentaron los casos de desnutrición, quienes salían a trabajar ya no pudieron hacerlo. “Nuestra única salida ahora es emigrar a otros países como en Honduras o San Salvador para trabajar en agricultura”, precisó Roque.

Santiago Esquivel, enfermero del puesto de salud, nos explica que solamente en el caserío Talquetzal tiene 1,154 habitantes, de las cuales 25 niños, tienen bajo peso en riesgo de caer en una condición de desnutrición y se han detectado 3 casos de desnutrición severa, la causa principal es la falta de alimentos de manera permanente. Esquivel comparte que durante este periodo se detectaron varios casos de embarazo en menores de edad.

El presidente del COCODE denuncia que ni siquiera el puesto de salud cuenta con servicio de agua y ahora sufre de daños, muchas viviendas no tienen letrinas. 

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