Créditos: Carlos Fredy Ochoa
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Por Carlos Fredy Ochoa

La palabra “coquear” resume conceptualmente esta tradición de los “diablos”. La pintura corporal, o body painting, es su expresión estética, y la expresión  “Jo, Jo, Jo” su expresión sonora.

Crédito: Carlos Fredy Ochoa

La palabra coquear no existe en el diccionario de la RAE (en Bolivia coquear significa “mascar hoja de coca”). Pero el diccionario K’iche’ de Basseta (+1690; 1995 fol. 42v),  lo traduce como sinónimo de picar, puyar.  Coquear viene del K’iche’ kopij : “hágolo loco, coqueole, volverlo a uno loco, también denota aflojar, roer, desatar.  En el habla actual: retar, desesperar. Aquí coquear significa retar al diablo.

Los diablos salen a las calles, corren y ríen (jo’ jo’, jo’); pero en K’iche’ jo’ significa literalmente “vamos”. Los muchachos se acercan a los diablos y les coquean: diablo &/%#, ¡persígueme y agárrame si puedes!

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Esta es una tradición del siglo XVII. La pintura corporal maya se le hizo intolerable al catolicismo y lo “acristiano”,  es decir, pretendió que todo girara sobre el diablo, obsesionados por las pasiones humanas que lo vuelven loco a uno.

En el fondo, se trataba de los señores de Xib’alb’a, que salen a flor de tierra después de la cosecha del maíz, en los días próximos al equinoccio, se aran las tierras, se abren los surcos. En la antigüedad las gentes se pintaban el cuerpo y peregrinaban al río.

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Ahora es un espectáculo, siempre lo fue, asociado a los miedos más profundos, a que Ia tierra sea infértil, a que las lluvias sean escasas, a que los individuos renuncien al trabajo y se rindan ante sus emociones.

La tradición de los diablos se mantiene en los pueblos próximos al Samalá: en San Francisco el Alto se realiza el uno de enero, en Salcajá el 7 de diciembre, en  San Andrés  los cinco domingos anteriores a navidad y San Cristóbal del uno al 12 de diciembre.

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