En la aldea Se’ Raxq’een la incertidumbre crece a medida que disminuye sus reservas de maíz

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Créditos: Elías Oxom
Tiempo de lectura: 3 minutos

Por Elías Oxom

La aldea Se’ Raxq’een en Chisec, Alta Verapaz, se encuentra a 15 kilómetros de la cabecera municipal y está completamente inundada desde el 1 de noviembre por las lluvias causadas por las tormentas Eta y Iota.

En la aldea de población maya q’eqchi’ existen dos arroyos y un nacimiento de agua, pero la inundación fue causada por el desbordamiento de los ríos Sesajal y Chib’ut que pasan a unos 10 kilómetros de la aldea. Las personas tuvieron que abandonar sus casas y trasladarse a un lugar más alto del cerro, localizado en el terreno de una persona de la comunidad a 200 metros de la inundación.

Crédito: Elías Oxom.

En esta aldea no hay ningún albergue ni centro de acopio habilitado, las 80 familias y 325 personas tuvieron que construir champas con nailon y láminas para resguardarse con sus familias. Algunas de las personas comentan que el agua no ha bajado su nivel desde el momento de la inundación.

De las ocho caballerías de tierra en las que se asiente la comunidad, cinco se encuentran debajo del agua, los centros comunitarios, el puesto de salud, la escuela primaria, que atendía a 75 estudiantes, el salón comunal y la Iglesia bautista quedaron totalmente bajo el agua por lo que fue imposible que habilitaran un albergue en estos lugares.

José Cac Chub, presidente del Comité Comunitario de Desarrollo (COCODE), relató que dos mujeres estaban en trabajo de parto al momento de la inundación y su traslado hacia un centro asistencial se hizo en balsas que habían improvisado para evacuar a las familias. Actualmente son tres las mujeres quienes se encuentran en periodo de gestación.

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Cac Chub añade que cuando se inundó el lugar pasó una lancha del ejército de Guatemala pero no se acercaron para prestar auxilio en el momento de la emergencia, “estábamos gritando y llamándolos con nuestras manos pidiendo auxilio y ellos pasaban de largo”, comentó. Después de un tiempo nos| acercamos con ellos, siguió el líder comunitario, para buscar apoyo y nos respondieron que teníamos que comprar el combustible de la lancha, “nosotros no tenemos dinero nosotros necesitamos ayuda”, indicó.

En la comunidad perdieron los cultivos de banano, café, piña, malangas, cacao, achiote, maíz, mango, aguacate y los huertos familiares. Para los damnificados esto es una gran pérdida porque con ello alimentaban a sus familias, ahora se quedaron sin sus cultivos y sin poder sembrar el sagrado maíz.

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Las más de 300 personas que integran la comunidad pasaran la navidad con sus casas bajo el agua y con la ausencia del Estado en estos momentos críticos, en las primeras dos semanas después de la inundación recibieron apoyo de otras comunidades cercanas quienes les donaron víveres, desde entonces las familias sobreviven alimentándose del maíz que lograron rescatar antes de la inundación, conforme pasan los días la incertidumbre crece a medida que disminuye sus reservas de maíz.

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