Créditos: Juan José Guillén / Prensa Comunitaria.
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La documentación que Victoria Sanford ha hecho de la forma en que el ejército hizo uso de la desigualdad de género y del racismo en Guatemala ha servido para recordar constantemente lo que pasó y para que no se vuelva a repetir.

Por Prensa Comunitaria 

Las Ciencias Sociales en América Latina han atravesado por procesos muy diferentes a los de otros contextos como el europeo o el estadounidense. A finales de los años setenta y ochenta del siglo XX, en Centroamérica, eventos como el genocidio en Guatemala, la persecución de organizaciones populares en El Salvador y en Nicaragua, las desapariciones, torturas y encarcelamientos a líderes políticos en toda la región, crearon un ambiente de políticas de terror, provocando que miles de personas se refugiaran en Chiapas.

Estos sucesos ocasionaron que la memoria y la justicia se convirtieran en temas de análisis y de intervención para muchas de las antropólogas que elaboraron investigaciones comprometidas con las víctimas del conflicto en los años posteriores, tal como he trabajado en otros artículos. Varias de estas científicas sociales tuvieron una experiencia política y vivieron serias amenazas, acompañando a sobrevivientes de masacres y de violencia sexual. Victoria Sanford ha sido una de esas antropólogas que trabajó por todo Guatemala, y cuyas investigaciones han sido sumamente importantes en el campo de los derechos humanos, la justicia y la verdad.

Luchas históricas por la tierra

Muchas comunidades Ixil y Q’eqchi’ perdieron sus tierras ante las políticas privatistas de las élites locales que aprovecharon el contexto de la Guerra Fría. Para Sanford, dichas élites hicieron alianzas con el ejército y con las élites nacionales guatemaltecas, nombrando “comunista” a cualquiera que hablara sobre justicia y redistribución de la tierra. Hablar de reforma agraria, era una sentencia de muerte en aquella época del conflicto armado interno (1964–1996) que llevó al genocidio (1980–1982) y, en última instancia, a la destrucción de 626 pueblos indígenas, dejando 200 mil personas muertas o desaparecidas.

La relación ancestral de las poblaciones indígenas con la tierra ha sido históricamente, desde la época colonial, un continuo de violencias directas y despojos agrarios, algo que en Guatemala se incrementó enormemente durante la política de «tierra arrasada» en los ochenta (s. XX). En los trabajos, Victoria ha documentado el ejercicio de la autoridad dictatorial de los señores de la guerra, la manipulación del Ejército al servicio de la oligarquía agraria, el terror que desató, así como sus miles de crímenes, que lamentablemente permanecen impunes hasta el día de hoy.

El registro riguroso del genocidio

Durante más de veinte años, Victoria Sanford se ha dedicado a registrar, documentar y demostrar la implicación del Estado y del ejército guatemalteco en el genocidio de las poblaciones indígenas, principalmente, de las comunidades Ixil y Q’eqchi’. Entre los años setenta y ochenta, Guatemala vivió un ambiente de terror masivo producido por una campaña de exterminio con numerosas masacres de poblaciones mayas. Así Victoria me relató en una entrevista que le hice hace varios años en el Departamento de Antropología de Lehman College, de la Universidad de la ciudad de Nueva York (CUNY):

He intentado hacer un trabajo con la esperanza de contribuir a la lucha por la justicia, pero también por la verdad. Creo en una verdad respaldada por la investigación, datos y mucho trabajo. No para hacer debates académicos, sino para demostrar que ¡sí hubo genocidio!, y no hay duda en esto. Las personas que dicen que no hubo, son mentirosos, están protegiendo a genocidas.

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Fernando Moscoso y Victoria Sanford, exhumación. Plan de Sánchez, 1994. Foto del archivo personal Victoria Sanford.

Victoria Sanford trabajó en exhumaciones en Chimaltenango y en San Andrés Sacabaja, y en investigaciones de campo en Huehuetenango, Alta Vera Paz, Baja Verapaz, Izabal, Chiquimula, Zacapa y todo el Quiché. Su primer viaje a Guatemala fue en 1990 para visitar a familias de refugiados guatemaltecos que eran sus amigos en San Francisco, Estados Unidos. En ese viaje, fue a San Miguel Acatán (un viaje en bus de 14 horas desde Huehuetenango) para visitar a la familia de un amigo q’anjob’al. También viajó a Zacapa, Puerto Barrios y Quiché. Ha vivido aproximadamente 52 meses de su vida en Guatemala y 24 meses en Colombia. En el 2014, me narró:

Yo he aprendido que la justicia, al igual que la violencia, es un proceso. Los sobrevivientes del genocidio en Guatemala han sabido esto desde el principio y por esto nos piden que los acompañemos en su lucha por la justicia. La sentencia por genocidio contra Ríos Montt, y el fin de semana que él paso en la cárcel, fueron momentos transcendentes para la justicia, para la memoria, para la historia de Guatemala. Pero la sentencia no era un solo logro único y aislado. La sentencia era parte y producto de una larga lucha por la verdad, por la memoria histórica y por la justicia. La anulación de la sentencia, por parte de una corrupta corte, libró a Ríos Montt de su condena. Sin embargo, no se pudieron borrar los pasos adelante hechos por el juicio en la construcción de un camino hacia un futuro comprometido con la verdad, la memoria histórica y la justicia. Durante un fin de semana, los guatemaltecos, y todos los que acompañamos el proceso, pudimos saber cómo se siente vivir la justicia como en un estado de derecho. Y por haber vivido ese fin de semana, también podíamos imaginar un futuro de justicia que seguimos sabiendo que es posible.

La conmemoriación de la masacre de Panzós

La masacre de Panzós de 1978 (Alta Verapaz) es la historia local de una comunidad q’eqchi’, que representa la historia nacional guatemalteca de la década de los ochenta en la que el ejército disparó brutalmente contra Adelina Caal Maquín (o Mamá Maquín, como comúnmente se conoce), quien cayó encima de su nieta María de 12 años, lo que le salvó la vida a ésta última.

Entre 1997 y 1998, Victoria Sanford dirigió una investigación histórica para reconstruir cuatro masacres militares para la antropología forense guatemalteca que se convirtió en el Informe de la Fundación Forense de Guatemala (FAFG) de la Comisión de Esclarecimiento Histórico (CEH, la Comisión de la Verdad de Guatemala).

La investigación de la FAFG sobre la masacre de los campesinos mayas q’eqchi’ por el ejército guatemalteco en la plaza de Panzós, reunió casi 200 testimonios de sobrevivientes y testigos de la masacre, para lo que Sanford revisó archivos municipales y registros de defunción, con lo que contribuyó a la realización de una exhumación de una fosa común de víctimas.

En el 2009, Victoria Sanford publicó el libro “La Masacre de Panzós: Etnicidad, Tierra y Violencia en Guatemala” (F&G Editores), y en el 2010 fue invitada a dicha comunidad a una conmemoración, 20 años después de la masacre. La conmemoración congregó a más de 600 personas y María Maquín le entregó a Victoria una de las únicas fotos que se conocen de su abuela Mamá Maquín. Según el registro que me compartió recientemente Sanford, María dijo en aquel evento:

Conozcan la verdad. Lean y compartan este libro para que todos conozcan esta historia y para que no suceda de nuevo. Voy a repetir mis propias palabras. No soy temerosa. No estoy avergonzada. Les estoy contando lo que paso porque estoy viva. Fueron los problemas de la tierra los que provocaron esta masacre y seguimos abandonados en nuestros pueblos. No tenemos suficiente tierra para alimentar a nuestras familias.

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María Maquín hablando en la conmemoración de la masacre de Panzós, en 2010. Foto del archivo personal.

El carácter público de la antropología

Victoria se formó en la Universidad de Stanford, en una antropología que relaciona el espacio público con la vida cotidiana y que no se restringe únicamente al ámbito académico, sino que permite la participación activa de las comunidades. Los profesores de Victoria Sanford fueron Philippe Bourgois y Akhil Gupta, antropólogos cuyos trabajos la inspiraron a desarrollar investigaciones no solamente relacionadas con la producción de conocimiento académico, sino también con la transformación social.

Aunque existen controversias al respecto, que consideran que introducir “lo político” en la investigación es “ensuciarse las manos”, Gupta, originario de la India, impulsó a Victoria a tomar una posición política, ya que en algunos contextos como el de la India o la región latinoamericana, el no hacerlo significa abdicar de una responsabilidad muy importante que tienen las personas con mayor preparación con las comunidades, a quienes les deben una postura pública. Victoria Sanford se ha inspirado también en el trabajo “Guatemala: Linaje y racismo” de Marta Casaús, historiadora guatemalteca, al que considera un ejemplo de investigación pública comprometida.

No sólo basta con personas que hagan y estudien leyes o jueces que trabajen sobre los casos, sino de antropólogas que compartamos el conocimiento, la experiencia y los lentes para observar los procesos de los sobrevivientes para que puedan ser escuchados, saber de derecho, pero sobre todo acompañar sus casos porque quienes saben el tipo de justicia que quieren son ellos.

Investigar para que las atrocidades no se vuelvan repetir

Desde 1986, Victoria Sanford ha trabajado con refugiados centroamericanos y solicitantes de asilo centroamericanos. Su proyecto de libro actual es “La tierra de manos pálidas: un estudio sobre feminicidio, limpieza social e impunidad en Guatemala”. Es autora del libro Buried Secrets: Truth and Human Rights in Guatemala (Palgrave Macmillan, 2003); Guatemala: Del Genocidio al Feminicidio (FyG Editores, 2008), así como de Violencia y Genocidio en Guatemala (FyG Editores, 2003), entre otros varios trabajos. En el 2004 le pregunté qué le gustaría que pasara mañana, a lo que ella respondió:

Me gustaría que mañana todos brindáramos porque ya no hay más dictaduras no solo en Guatemala, sino en el mundo, y que veamos a los genocidas de Guatemala en la cárcel de por vida, eso es lo que merecen para que la gente tenga una posibilidad de justicia y de igualdad en su vida.

Actualmente Victoria Sanford es profesora de antropología en Lehman College y The Gradute Center, City University of New York, y es la directora fundadora del Centro Lehman de Estudios de Derechos Humanos y Paz. Victoria Sanford participará este jueves 5 de noviembre de 2020 a las 16:00 (hora Guatemala) y 17:00 (hora México), en el seminario “Memorias en las orillas: mujeres y feministas en las Ciencias Sociales en Chiapas y Centroamérica”, que organizo en Fundación MAG, de Guatemala, vía remota. Presentará su nuevo libro libro “Guatemala: violencia sexual y genocidio”. Será de gran interés compartir con ustedes este evento de importancia para los estudios de racismo, feminicidio y de derechos humanos.

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  • Este artículo forma parte de un trabajo mucho más amplio de investigación que actualmente realizo en el IEI de la Universidad Autónoma de Chiapas.

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