Roxana Coronado: la madre que no abandonó a su hijo cuando fue detenido

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Créditos: Simón Antonio
Tiempo de lectura: 7 minutos

 

Para Coronado, la intención del gobierno fue causar terror y coartar el derecho de manifestar, debido a la brutalidad con la que actuó la policía. “Yo vi eso como una cacería”.

Por Regina Pérez

“Si se lo llevan a él, me llevan a mí también”. Eso fue lo que Roxana Coronado, trabajadora de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODHAG) les dijo a los policías cuando detuvieron a su hijo José Pablo Puente Coronado, cuando estaban  en la 6ª Avenida de la zona 1, a punto de regresar a su casa con otras dos familiares, luego de que la protesta del 21 de noviembre comenzó a tornarse violenta.

“Los que se suponen que deben protegernos se volvieron aquellos que nos causaron terror. Yo estaba aterrorizada de que le hicieron algo a mi hijo”, señaló en una entrevista con Prensa Comunitaria en la que relató el momento traumatizante que vivió ese sábado.

Coronado asistió junto a su hijo José Pablo Puente, su sobrina Claudia Evelin Salguero y la hija de su sobrina, Mavelin Guzmán, a la protesta del sábado, luego de celebrar con un almuerzo su cierre de pensum.

Foto: Simón Antonio.

 

Relata que ellos iban a participar en la manifestación en la plaza, cuando se enteraron que se estaba quemando el Congreso. Se preparó con sus dos hijos y llevaron agua y vinagre al parque, donde se reunió con sus sobrinas. Cuando la gente comenzó a dirigirse al Congreso se fueron detrás porque escucharon el sonido de las bombas lacrimógena en el parque. Dividieron las dos botellas de agua que llevaban y comenzaron a repartir a la gente porque había muchos intoxicados.

Ella incluso comenzó a filmar en vivo a través de la plataforma de Facebook donde grabó lo que estaba sucediendo. “Había gente destruyendo. Le prendieron fuego a una parada del Transmetro. Estaban rompiendo la banqueta, se me hizo raro, continué filmando, incluso los regañé…cuando nos comenzaron a gritar, apagué la transmisión”, relata.

Su sobrina le dijo que mejor se retiraran a su casa y que esperaran ahí a que todo pasara.  Entonces empezaron a escuchar más gritos y el sonido de las bombas lacrimógenas, por lo que se dirigieron a la 7ª Avenida y 11 calle. Entre la multitud escucharon “Corran porque los van a aplastar” y cuando volteó vio un grupo grande de personas.

“No vi a la Policía y casi llegando a la esquina de la 6ª avenida A y 11 calle, nos paramos. Dijimos ¿Para qué salir corriendo, si no estamos haciendo nada malo? Nos paramos y nos pegamos a la pared”.

En eso vino un agente de la Policía, increpó a su hijo y lo agarró. “Cuando yo vi eso, corrí a agarrarlo, entonces agarraron a mi sobrina, entonces lo solté (a su hijo) y regresé con mi sobrina”. En ese momento, volvieron a jalar a José Pablo y lo tiraron al suelo. “Yo corrí y lo agarré. El policía me pegó un empujón y me dijo ‘Quítese señora’, y yo le dije ‘Si se lo llevan a él, me llevan a mí también’. Me aferré, lo agarraron y se lo llevaron corriendo”.

Según Coronado, la intención del policía era que ella se soltara y se quedara tirada mientras se  llevaban a su hijo. “Lo que yo tenía en mi mente era que si se lo llevan y yo me quedo tirada, lo van a agarrar a golpes. Ese era mi miedo”.

“Yo ni sé de donde agarré fuerzas, pero no me caí, gracias a Dios. Entonces lo tiraron a la palangana…Yo dije que si no me subo (a la patrulla), me dejan, entonces me subí, y un policía empezó a empujarme. Arrancó la patrulla. Como me aferré a mi hijo, ya no me pudieron bajar”.

Foto: Simón Antonio.

“NO PUEDO RESPIRAR”

Aunque Coronado no podía ver, si escuchó que su hijo y otra persona que habían detenido decían que no podían respirar, porque un policía los presionaba en el cuello con su bota.  “Mi hijo dice que fue una bota, yo no vi, solo escuchaba que ellos decían ‘no puedo respirar’, había otro señor, que después supimos que venía de vender y pasaba en la manifestación y lo agarraron con toda su mochila. Y él también decía, ‘Yo tampoco puedo respirar’”.

La madre comenzó a negociar con los agentes para que dejaran de presionar tanto a su hijo como al otro detenido, diciéndoles que ellos eran manifestantes pacíficos y que no estaban poniendo oposición.

Cuando llegaron a las carceletas de Torre de Tribunales se les acercaron unos policías y ella mostró su gafete como trabajadora de la ODHAG, diciéndole que no hicieran nada malo y que no sabía por qué los detenían.

“Y entonces me dice un policía, ‘Usted ¿Qué está haciendo aquí. Sabe qué, váyanse’”.

Pero cuando ella vio que su sobrina y su hija llegaron en otro picop, ya engrilletadas, les dijo a los agentes “Ellas son de mi familia. Estamos juntos, ¿las podemos llevar”. Fue entonces cuando otro policía dijo: “No, engrillétenlos”.

 “HUBO MALA INTENCIÓN, PORQUE NO TENÍAN PRUEBAS”

Una vez en las carceletas sus abogados defensores les informaron que los iban a acusar de tres delitos y que agregaron un cuarto.

Cuando se presentaron ante el juez Mynor Martínez, el Ministerio Público (MP) los acusó de tres delitos: atentado, manifestación ilícita y disturbios en la vía pública y agregó un cuarto, daño al patrimonio nacional, que fue el delito por el cual no fueron juzgados ese día y por el que tuvieron que pasar una noche más en las carceletas, aunque el Juzgado ya había declarado la falta de mérito de los primeros tres delitos.

Según Coronado, los mismos fiscales se contradecían, en tanto su defensa presentó pruebas muy puntuales, incluso el video que ella filmó. Por lo tanto, se desestimó todo.

 “Yo siento que fue una mala intención, porque sabían que no tenían pruebas, la forma de hacer presión, o de hacer daño, era que nos quedáramos otra noche”, dijo Roxana sobre el actuar del MP.

En la siguiente audiencia, el juez apresuró el caso y regañó a los fiscales. El juzgador les dijo que desde el día anterior las personas detenidas no tenían por qué estar en esa audiencia sino en sus casas y ordenó su libertad inmediata.

INTENCIÓN FUE CAUSAR TERROR

Para Coronado, la intención del gobierno fue causar terror y coartar el derecho de manifestar, debido a la brutalidad con la que actuó la policía.                                                                          

 “Los que se suponen que deben protegernos se volvieron aquellos que nos causaron terror. Yo estaba aterrorizada de que le hicieran algo a mi hijo. Creo que ese fue el momento más traumatizante. Por lo demás, me sentí acompañada, nunca me sentí sola. Estuve muy tranquila, pero ese terror de sentir que le van a hacer algo a tu hijo, no se lo deseo a nadie. Las mamás me comprenden muy bien”, dijo.

También describe lo que pasó como una “cacería”.

“Yo vi eso como una cacería. Como que su objetivo eran muchachos, a mí un policía me dijo “quítese señora”, ¿Por qué a mí me apartaban de todos ellos? Yo no estaba dentro de su grupo objetivo, es lo que yo pienso, a mi sobrina también la capturaron, solo a jóvenes estaban deteniendo”.

“NOS VEMOS EN LA PLAZA”

En el momento de recuperar su  libertad, Coronado mostró un cartel que rezaba “Nos vemos en la plaza”, ya que para este sábado 28 de noviembre se espera una nueva manifestación ciudadana.

“Tenemos el derecho de manifestar y no tienen el derecho de coartar nuestra libertad, de expresarnos y de poder manifestar. Y si algo va a estar en contra de la dignidad del ser humano, vamos a estar en la plaza”, señala.

Relata que muchas amigas y personas que no conoce la han llamado y le han dicho que ellas no pueden estar en la plaza.

“Y a todas las mujeres que me han hablado, les digo, Si me miran en la plaza, ustedes digan  ‘ahí estoy yo representada’”. Porque no es justo que se recorte el presupuesto para combatir la desnutrición, que personas de la tercera edad que tendrían estar jubilados estén en los semáforos pidiendo dinero, que la niñez tenga privación de muchos derechos, indica.

Su convicción es que hay que ir a manifestar contra estas injusticias. “Llegaron a tal grado de cinismo que hacen las cosas sin importarles…que sepan que el pueblo está consciente y está velando por las personas que no tienen voz, los esperamos el sábado en la plaza, como mi creencia y valores me lo piden, de manera pacífica”, puntualiza.

SOLIDARIDAD

Coronado agradeció la solidaridad de medios independientes, representantes de instituciones de derechos humanos, entre ellos el Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos (CALDH), la Unidad de Defensores para la Protección de Derechos Humanos, la Procuraduría de Derechos Humanos (Udefegua) y  la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (Oacnudh), así como de Centinelas, el sector interreligioso al cual ella también pertenece.

Asimismo reconoce el trabajo de las y los abogados de la Universidad de San Carlos, la Universidad Rafael Landívar, de la ODHAG y de CALDH, entre otros, que defendieron a las y los detenidos.

“No estuvimos solos, yo pertenezco a al sector religioso Centinelas, nos estuvieron apoyando. Nunca nos faltó comida, el acompañamiento moral, incluso tuvimos comida para compartir con otras privadas de libertad que no tenían que comer, compartimos kits de higiene que nos mandaron, papel…”, señala.

LOS DETENIDOS

Junto a Roxana fueron detenidos su hijo José Pablo Puente, su sobrina Claudia Evelin Salguero Coronado y la hija de esta, Mavelin Guzmán, quien es estudiante de Arqueología. Todos quedaron libres.

“Gracias a Dios que nos apresaron a todos juntos. Yo creo que me hubiera muerto si me hubiera quedado afuera y mi hijo adentro. No quiero ni pensarlo”, indicó.

En total, fueron 43 las personas detenidas el sábado 21 de noviembre y todas salieron en libertad, por falta de mérito.

Estas detenciones por parte de la Policía Nacional Civil (PNC), bajo la dirección del Ministerio de Gobernación, a cargo de Gendri Reyes, fueron calificadas ayer por el diputado Luis Pineda, de la bancada Semilla como ilegales. Ayer, esa bancada pidió las renuncias de Reyes y del director de la PNC, José Tzubán.

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