PNC, en riesgo de cambiar su naturaleza

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Créditos: Miguel Ángel Sandoval
Tiempo de lectura: 2 minutos

Por Miguel Ángel Sandoval


“PNC debe ser, una herramienta para la democracia no para la represión”
Si se había olvidado, la PNC y su doctrina tienen origen en los Acuerdos de Paz. No fue por gusto que se le denominó Policía Nacional Civil. Subrayo lo de civil, pues ello implicaba dejar de hacer las tareas sucias del ejército durante la guerra y asumir un nuevo rol: defensa de la ciudadanía, de la democracia, de los derechos humanos. Y, en consecuencia, dejar de lado la visión de seguridad nacional y la estrategia de la contrainsurgencia. Se había firmado la paz. Simultáneamente se hizo énfasis en las funciones del ejército en la sociedad democracia que iniciaba su construcción luego de la guerra interna.


Al constituirse hubo un amplio debate sobre cómo debía funcionar, pero, sobre todo, lo que no debía hacer. En primer lugar, reprimir a los ciudadanos. Luego tenía que profesionalizarse, tener organicidad, respetar las líneas de mando, con la idea de poder ser un instrumento de apoyo en la construcción de la democracia que se desprendía de los compromisos de la paz. Y se habló del modelo a seguir. Si se seguía el de la Policía Civil salvadoreña, el de los Carabineros de Chile o el de la Guardia Civil de España. De todo eso se discutió en el momento de su creación.


Pero ahora, con la represión del 21N, por primera vez desde la Firma de la Paz, hizo alarde represivo, lejos, muy lejos de la visión de su fundación. Ello es grave para el país, gravísimo. A pesar de la represión fue brutal, extendida, atendiendo a una orden, ahora vemos que al interior de la PNC se vive una profunda crisis, una lucha interna entre quienes quisieran volver a la policía represiva y entre quienes quieren mantenerla como un bastión de la construcción democrática. Sienten que quedaron colgados de la brocha.


En la línea de volverla represiva se encuentran los sectores más conservadores del país. En primer lugar, esa coalición denominada pacto de corruptos. Pero quien encabeza esa postura, se encuentra en los propios mandos de la policía y del Ministerio de Gobernación. Se sabe que luego de las declaraciones del ministro y de otros funcionarios, para decir que ellos no habían dado esa orden, en filas de la PNC hay un profundo malestar pues fue por órdenes que reprimieron, de la forma que ya sabemos, y nadie actuó por la libre. Hay por ello un rechazo creciente a los mandos.


Se dice mucho de la corrupción que se entronizo en las filas de la PNC, principalmente sus mandos, pero la gota que rebalso el vaso es la represión durante las protestas ciudadanas del 21N. Uno de los puntos que más se han resaltado desde entonces señala que, ni durante el gobierno del general Pérez, en 2015, la PNC reprimió de esa manera. Aún se recuerda a la población entregando flores a los policías que no salían de su asombro.

Ahora el asombro es de otra naturaleza: ver a la PNC en tareas de represión en la capital contra manifestantes pacíficos, por primera vez desde la Firma de la Paz.


Como ciudadanos no podemos permitir que se produzca un cambio en la naturaleza de la Policía Nacional Civil. Tiene que ser una herramienta para la democracia no para la represión. Y dirigida por un oficial de carrera.

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