Dignificarán la memoria de 755 personas asesinadas y desaparecidas en la Usac

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Créditos: Mauro Calanchina
Tiempo de lectura: 4 minutos

Por David Toro

El muro “Nuestros Mártires Universitarios” será develado el 30 de octubre luego de 18 años de entrampados procesos administrativos en la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac); un triunfo para dignificar la memoria de 755 personas estudiantes que fueron asesinadas o desaparecidas durante la guerra, además, un intento por trasladar a una nueva generación de estudiantes los capítulos imprescindibles de la historia.

“Las voces han sido silenciadas; hay indiferencia en la juventud. El temor sembrado durante la guerra sigue aquí” comentó Elizabeth Florián, en referencia al poco entusiasmo que existe en las nuevas generaciones de estudiantes universitarios, por profundizar y conocer sobre la historia de la Usac y los movimientos estudiantiles durante la represión y guerra que vivió el país.

Florián es una mujer profesional egresada de la escuela de Trabajo Social de la Usac y también exesposa de Héctor Alirio Interiano, quien fue desaparecido en junio de 1984 junto con otro grupo de estudiantes universitarios que formaban parte de la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU) durante la segunda mitad de la década de 1970. Forma parte del grupo de familiares de víctimas universitarias que lucharon durante décadas para que el Estado de Guatemala reconociera su responsabilidad en la desaparición y muerte de decenas de personas que estudiaban, daban clases o trabajaban en la Usac, y para que las autoridades universitarias dignificaran su memoria.

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Uno de los primeros pasos trascendentales para lograr la dignificación de las víctimas llegó gracias a la firma de los Acuerdos de Solución Amistosa entre el Estado de Guatemala y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) firmados en 2011, cuando el Gobierno del expresidente Álvaro Colom reconoció que el Estado cometió delitos como desaparición forzada contra la comunidad universitaria. “Fue clave que la Comisión Presidencial de Derechos Humanos (Copredeh), estuviera dirigida por Ruth del Valle en aquel momento”, señaló Florián.

Posteriormente y con base en los acuerdos del Estado con la CIDH llegó el proceso para que el Consejo Superior Universitario (CSU) asumiera la responsabilidad de hacer prevalecer la memoria de las víctimas, pero no dio buenos resultados al inicio. Durante la administración del rector Estuardo Gálvez (2006–2014), la petición de dignificación fue rechazada, porque según indicó Florián “asuntos jurídicos resolvió que a la USAC no le correspondía dar cumplimiento a lo resuelto por la CIDH”.

Luego de años de poca atención administrativa y la posibilidad de elevar el proceso a nivel legal, en 2019 las familias y compañeros universitarios de las víctimas lograron una audiencia con el secretario general de la Usac, Carlos Enrique Valladares, en la que se acordó que la actual administración universitaria designaría fondos para la construcción de un memorial que finalmente será inaugurado esta semana.

Jorge Arriaga, integrante de la AEU de 1978, que era dirigida por Oliverio Castañeda de León, asesinado por las fuerzas del Estado ese mismo año, fue el encargado de recopilar los nombres de las 755 personas estudiantes, catedráticas y trabajadoras que estarán incluidas en las plaquetas conmemorativas. “Sabemos que en realidad el estimado de desaparecidos y asesinados oscila por los 1 mil, y esperamos que en mayo de 2021, en una segunda fase del muro, podamos incorporar la memoria de más compañeros”, indicó Arriaga.

Arriaga encontró los nombres de las personas asesinadas en dos documentos, principalmente: el primero, la investigación de la Oficina de los Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODHAG), titulada “Era tras la vida por la que íbamos”; y en una investigación de la CIDH, el Grupo de Apoyo Mutuo (GAM) y la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), titulada “En Pie de Lucha”, que describe la historia de violencia y represión contra los estudiantes de la Usac entre 1944 y 1996.

De las más de 700 víctimas incluidas, 432 fueron desaparecidas entre 1981 y 1990, siendo este el periodo con mayor cantidad de registros durante los 36 años de Conflicto Armado Interno en el país.

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Arriaga y Florián coincidieron en que este es un primer paso para dignificar la memoria de sus compañeros y compañeras víctimas del conflicto armado interno, “sin embargo, tenemos que reiterar que este muro podría no significar nada para quien no conoce la historia, pero para nosotros tampoco se cierra el duelo porque con la desaparición forzada nunca se termina de sanar”, explicó Florián.

Los retos de la nueva generación universitaria

“Creo que los actos de memoria histórica son fundamentales, también debemos pasar a la acción política”, opinó Lenina García, la primera mujer universitaria en dirigir el secretariado de la AEU (2017–2019), y quien encabezó el proceso de recuperación de ese importante espacio de representación y articulación estudiantil.

“La participación es progresiva, hace falta mucho por construir, para que exista una mayor participación estudiantil es importante que se promueva una educación con perspectiva de derechos humanos y en la memoria histórica, para que la USAC no sea un espacio de formación mercantilista para obtener únicamente un titulo, sino contribuir al cambio social”, agrego García.

El despertar la conciencia de la población estudiantil sancarlista, que ha sido moldeada por las condiciones económicas, sociales, políticas y educativas, requerirá de la generación de espacios y actividades de memoria histórica en la vida cotidiana de las nuevas generaciones, el Muro de Nuestros Mártires Universitarios busca contribuir a esa causa.

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