Créditos: Stef Arreaga
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Por Stef Arreaga

La noticia del fallecimiento de Roberto Estuardo Barreda de León trascendió antes que el Hospital General San Juan de Dios diera la información oficial. Barreda había estado internado ahí desde el 21 de julio, en el Centro de Atención de pacientes con enfermedades respiratorias emergentes CAPERE, área designada para pacientes positivos de covid-19.  Minutos después de la noticia, la Fundación Sobrevivientes, organización querellante en el caso, presentó una exhibición personal para determinar el estado de Barreda, acusado del femicidio de su esposa Cristina Siekavizza el 6 de julio del 2011 y de los delitos de obstrucción a la justicia y maltrato contra personas menores de edad.  Ocho horas más tarde, el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF) anunció que luego de una necropsia e identificación de huellas, Roberto Barreda ha fallecido.

Muerte genera dudas

Alrededor de su muerte surgieron algunas dudas no solo de la familia de Cristina, la Fundación Sobrevivientes, el Procurador de los Derechos Humanos y de la población guatemalteca en general, por antecedentes de fuga y la impunidad gestionada por su propia madre la señora Ofelia de León.

El Hospital General San Juan de Dios informó al medio día: “El paciente privado de libertad Roberto Estuardo Barreda de León de 44 años de edad ingresó el 21 de julio de 2020 por una infección respiratoria provocada por la covid-19. Sin embargo, debido a la complejidad del caso no respondió su organismo  al tratamiento institucionalizado. Presentando una falla ventilatoria secundaria a neumonía severa e hipoxia (Covid-19 positivo)”.

Claudia Hernández, directora de la Fundación Sobrevivientes, —organización que ha acompañado a la familia en su búsqueda de justicia durante 9 años—  solicitaron la intervención del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF) para la la revisión del cuerpo y no solo del expediente, con el fin de tener la certeza que efectivamente fue él quien falleció y tener la notificación oficial ya que hay un proceso penal abierto.

El Ministerio Público nos ha informado que en este tipo de muertes, no son registradas como muerte por Covid-19, sino que como muerte médico legal, lo que conlleva a que el INACIF realice una autopsia para determinar la identidad y causa de muerte del mismo.  Si bien es cierto, existe un protocolo de manejo de cadáveres que indica que las personas fallecidas por covid-19 no deben pasar por el INACIF, en este caso, es imprescindible que se lleve a cabo este procedimiento para que certifique la causa de muerte e identidad del cuerpo. 

Mientras tanto, el procurador de los Derechos Humanos, Jordán Rodas Andrade, en un mensaje de la red social Twitter, solicitó al Ministerio Público que procediera a realizar la verificación correspondiente para la certeza de la identidad de Barreda.  El ente investigador contestó rápidamente a su solicitud y se hizo presente junto con el INACIF al Hospital San Juan de Dios. 

Había dudas sobre su situación de salud 
Desde que ingresó al San Juan de Dios, la prensa estuvo pendiente de su situación de salud, consultando al equipo de comunicación del hospital, con cierta regularidad.

La última actualización que el Hospital dio sobre Barreda, fue el 31 de julio, indicó: “Roberto Barreda se encuentra en el área de CAPERE (área de Covid), se encuentra apoyado con oxígeno estable, su pronóstico sigue siendo reservado.”

Dos fuentes confidenciales de Prensa Comunitaria, que trabajan en el Hospital General San Juan de Dios, aseguran que Barreda se recuperó luego de varios días que estuvo en un cuadro clínico complicado. Según narra una de ellas, un día antes de anunciarse el fallecimiento, el privado de libertad estuvo varias horas comunicándose desde su celular e incluso, llegaron a cortarle el cabello y barba. Lo habían visto con oxígeno de cánula binasal y que lo tenia a  2 litros por minuto, es decir, un oxígeno para mantener a un paciente fuera de peligro. 

Esto se contradice con el reporte de muerte publicado por el Hospital General San Juan de Dios, que según nuestra fuente para llegar a ese punto y morir de esa forma tuvo que haber pasado por un procedimiento de intubación”. Sin embargo se desconoce cuál fue la  situación de salud durante las últimas 12 horas de Barreda.

El camino hacia la justicia 

En cuanto al  proceso penal, Claudia Hernández indicó que este continúa en contra la madre de Barreda, la exmagistrada Ofelia de León, quien está acusada de obstrucción a la justicia, cuya audiencia se suspendió por la pandemia de la covid-19.  En cuanto a Roberto Barreda se cierra el proceso, pero se seguirá buscando el cuerpo de Cristina Siekavizza para que su familia pueda darle un entierro digno. 

Abogado Rodolfo Díaz y Claudia Hernández directora de la Fundación Sobrevivientes. Foto: Archivo La Hora

Paula Barrios, abogada y directora de Mujeres Transformando el Mundo, señala las intenciones para atrasar el proceso de parte de la defensa de Barreda. Señaló que el sistema de justicia este caso podía reflejar un precedente para el país al no permitir que las estrategias dilatorias y patriarcales que apelando a un “debido proceso” obstaculizaron el caso. Señala que se debe y se puede seguir con el proceso, revisando la investigación contra las otras personas que pudieran estar implicadas, como la madre de Barreda y su investigador.

“El mensaje al final es que el sistema se conforma, sostiene y consiente la impunidad, porque si el interés hubiera sido generar un precedente y establecer una sentencia, que a pesar de que no estuviera físicamente el cuerpo de Cristina ¿por qué el sistema no puede dar ese paso? Que hubiera sido importante para todas las mujeres que han sido asesinadas y han desaparecido sus cuerpos”. En las redes sociales hay centenas de mensajes, rechazando la impunidad para este caso, desde la incertidumbre y la duda.

Foto: Redes

Luego de la desaparición de Cristina, el 20 de julio del 2011 Roberto Barreda huyó y regresó a los tres días, un día después, es decir el 24 de julio, se encargó de mandar a lavar el vehículo donde habría transportado el cuerpo de Cristina. El 3 de agosto del 2011 al iniciarse la investigación en su contra, se dio a la fuga llevándose a sus hijos y utilizando documentación ilegal y tráfico de influencias.  Esta fuga le habría costado 456 mil 579 quetzales. El 8 de noviembre del 2013, con una orden internacional de captura, el gobierno de México realiza la captura de Barreda y rescata a sus hijos quienes fueron entregados a los señores Angelis Molina y Jose Luis Siekavizza abuelos maternos de Roberto José y María Mercedes.

Foto: El Periódico

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