Una familia k’iche busca recuperar el cuerpo de su padre para enterrarlo y cerrar el duelo

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Créditos: Hospital Nacional Especializado de Villa Nueva. Fotografía David Toro
Tiempo de lectura: 8 minutos

Por Nelton Rivera

Una familia busca exhumar el cuerpo de su padre, un campesino de 68 años, quien fue trasladado al hospital de Villa Nueva el 10 de mayo desde el Hospital Nacional de Totonicapán. A los ocho días de estar internado en este hospital especializado perdió la batalla contra el covid-19. Para el Ministerio de Salud era el paciente 1073. Sus restos fueron inhumados en una fosa individual en el cementerio de La Verbena, lejos de su tierra, familia y hogar.

El 8 de mayo del presente año, se cumplieron 57 días de la pandemia en Guatemala. Fue esa noche cuando el entonces ministro de salud, Hugo Monroy anunció en cadena nacional que había 68 personas contagiadas y que 24 personas habían muerto. Un mes y nueve días después Monroy dejo de ser ministro.

Hacia el occidente del país, a 170 kilómetros de la capital, una familia maya K’iche monitoreaba el estado de salud de don Chema, a quien nombraremos de esa manera por petición de su familia. Era padre de familia y abuelo de 68 años de edad, quien padecía de algunas enfermedades. Cada año recaía, al menos dos veces por afecciones del corazón y los pulmones.

Don Chema fue agricultor y se dedicó principalmente a cultivar maíz. De esa forma junto a su esposa sacaron adelante a siete hijos, que les dieron 17 nietos y un bisnieto. El 8 de mayo amaneció con más de 39 grados de fiebre y dificultad para respirar, parecía ser una nueva recaída. La casa de la familia está ubicada a pocos kilómetros de uno de los lugares más altos del país, llamado la Cumbre de Alaska, a unos 3 mil 15 metros sobre el nivel del mar. En esos días, la temperatura más alta estuvo a 18 grados centígrados.

Su situación era tal, que decidieron llevarlo al Hospital Nacional “José Felipe Flores”, en Totonicapán. En una publicación del medio escrito Prensa Libre del 31 de enero, se informó que las autoridades indígenas de los 48 Cantones habían denunciado la falta de medicamentos y la mala atención en algunos de los servicios del hospital, incluso, que a los pacientes se les había pedido comprar sus propias jeringas y medicamentos.

Precariedad del hospital y poca ejecución del presupuesto para covid-19

Al hospital “José Felipe Flores” se le asignó, a inicios de 2020, un presupuesto de Q38 millones, –sin prever la llegada de la pandemia-. El director del centro médico afirmó que la cantidad alcanzaba para cubrir los salarios del personal.

Cuando el 13 de marzo se registró el primer caso de la covid-19 en el país, el hospital habilitó un área con capacidad para atender a 30 pacientes, que incluía evaluación y aislamiento. Actualmente hay 10 camas para casos moderados (4 ocupadas y 6 libres), para casos severos solo cuentan con 5 camas (3 ocupadas y 2 libres), según el Informe de la Comisión Nacional Contra el Coronavirus en Guatemala (Coprecovid) presentado al Congreso de la República. Hospital nacional de Totonicapán se prepara para la atención de casos de Coronavirus

En esas condiciones, el hospital recibió Q20 millones del programa 94  para “Atención por Desastres Naturales y Calamidades Públicas”. En los primeros días de julio solo habían podido ejecutar el 3.27% del total de los fondos en productos medicinales y farmacéuticos y en útiles menores, suministros e instrumental médico-quirúrgicos de laboratorio y cuidado de la salud, según el Sistema de Contabilidad Integrada Gubernamental, enviado a los diputados de la bancada legislativa del Movimiento Semilla. Sí un paciente da positivo a la prueba de hisopado es enviado al hospital de Villa Nueva.  

En el portal de información oficial de Salud se registran de marzo a julio de 2020, 117 personas contagiadas con coronavirus, pero no defunciones. En el mismo período, el Área de Salud de ese departamento informó que registraron 175 casos positivos, se practicaron 406 muestras y 13 personas fallecidas. Guatemala tiene el pico de contagios más alto de Centroamérica, con 29 mil 355 casos al 12 de julio y 1 mil 221 fallecidos.

Un viaje sin retorno

De la casa de don Chema para este hospital regional hay dos formas de llegar, una ruta corta en el kilómetro 169, que baja por el municipio de Santa Catarina Ixtahuacán, al centro de Totonicapán y de ahí al cantón Poxlajuj, un trayecto que en carro toma unos 30 minutos. La segunda ruta, es seguir por la carretera Interamericana, se llega a Cuatro Caminos, un entronque que comunica a Sololá con Totonicapán, Quetzaltenango y Huehuetenango, para luego tomar la carretera Interamericana, esta ruta puede tomar de 45 minutos a 1 hora.

Al llegar al hospital nacional le tomaron la temperatura y seguía con fiebre, en ocaciones anteriores cuando era llevado al hospital, lo ingresaban por poco tiempo, lo medicaban y regresaba a su casa, después se reponía, según relató su familia.

Esta vez no fue así. Los médicos les dijeron que debían esperar hasta que lo ingresaran. “Siempre toman la temperatura y mi padre ese día tenía y mucha. Sospecharon que se trataba de covid-19, quisimos traerlo de vuelta a la casa y los médicos ya no quisieron, nos dijeron que debíamos esperar los resultados del examen de hisopado”.

Once días antes de su ingreso, el 27 de abril, el hospital fue clausurado por 72 horas para desinfectarlo, por el primer caso de covid-19 detectado en las instalaciones. Se trataba de una mujer de 61 años del cantón Chipuac, quien había muerto según los informes médicos por el virus. Ella fue la primera en fallecer por esta enfermedad, y este hecho causó conmoción en la población, al punto de no permitir su entierro en el cementerio municipal. Todo esto ocurría cuando el país se encontraba con toque de queda vigente decretado por el presidente Alejandro Giammattei. Nadie podía salir en la calle a partir de las seis de la tarde. Hospital Nacional de Totonicapán cierra por tres días y pocas cosas quedan claras sobre caso de COVID-19

A los dos días, el domingo 10 de mayo le informaron a la familia que el resultado de la prueba de covid-19 había dado positivo y que debían trasladarlo inmediatamente al Hospital Nacional Especializado de Villa Nueva, en el departamento de Guatemala, a unos 215 kilómetros de distancia de su familia. Así se hizo y ese mismo día fue ingresado. La familia ya no lo pudo ver, ni despedir.

Durante el proceso de la enfermedad, previo a su fallecimiento, la familia recibía llamadas telefónicas de la trabajadora social desde Villa Nueva informando sobre el estado de salud de don Chema: “nos informaban que nuestro papá estaba grave de salud, luego otro día que estaba moderado, al siguiente día que se estaba recuperando, otro día volvía a estar moderado y el día viernes nos dijeron que estaba grave. El sábado siguió grave y así hasta el domingo”.

A las 10:00 de la mañana del 18 de mayo la familia recibió una llamada, era la voz de un hombre que les informó que debían presentarse inmediatamente en Guatemala, no dio razón ni explicación. Quien atendió le explicó que debían darles tiempo para prepararse porque la familia estaba guardando cuarentena domiciliar y nadie podía salir de la casa. 

“Este señor al parecer era un doctor, nos dijo que si no queríamos movilizarnos que llegáramos hasta el otro año. Después, la trabajadora social nos llamó y nos dijo; “lo lamento mucho pero su papá falleció hoy a las 2:45 de la madrugada”. Un par de minutos después finalizó la llamada.

Según contó la familia, días después los médicos les entregaron un documento en el que se confirmaba la causa de muerte: “un paro cardíaco, clase A por la enfermedad isquémica, la arritmia fue fulminante para su corazón, además con problemas respiratorios clase B y por el virus de covid-19 como clase C”.

Aún con dolor, uno de sus hijos precisó: “usted sabe que ahorita el presidente y las autoridades nos están matriculando a todos como covid-19, en los hospitales no están atendiendo las enfermedades regulares, si no toda la atención se centra en el virus. Mi papá tenía covid-19, pero sus mayores problemas eran respiratorios, el corazón y el pulmón, no le dieron medicamentos para tratar esta crisis, si no para el covid-19 y finalmente falleció”.

Esa misma noche el presidente Giammattei confirmaba en la televisión 89 casos positivos de covid-19 (53 son hombres y 36 son mujeres), tres fueron los fallecidos, mencionó, dos en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) y el último en el Hospital de Villa Nueva. En el listado oficial del ministerio se registró una persona de 68 años fallecida, era don Chema.

Ese mismo día, recibieron una nueva llamada, un señor que ellos suponen era un médico les avisó que el cuerpo de su padre había sido trasladado al cementerio de La Verbena, ubicado en la zona 7 de la capital, que estaba temporalmente en un furgón frío del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) y que el 19 de mayo sería enterrado. La familia por medio de las noticias sabía que este cementerio había colapsado, “los muertos ya no caben en ese lugar, seguramente ya no están enterrando ahí, quizás nos dan la opción de irlo a recoger y traerlo”.

Dos de sus hijos, quienes no están en cuarentena, viajaron el 19 de mayo a la capital. A la hija le permitieron ver el rostro de su padre para identificarlo, el cuerpo estaba dentro de una bolsa, luego lo colocaron dentro de una caja de madera. Mientras que su hijo amarraba una faja de cintura de su madre, bordada a mano, alrededor de la caja para reconocerla cuando logren hacer la exhumación para trasladarlo a la comunidad de donde era originario.

Después del entierro, sin poderlo acompañar, el hijo logró hablar con uno de los alguaciles del cementerio en la entrada, este le permitió ingresar y le señaló el lugar exacto en dónde había sido enterrado su padre, lo colocaron en una tumba individual a ras de tierra, y encima sembraron una cruz.

Muchas familias están preocupadas, el ministerio de salud informó que hasta el 30 de junio se han inhumado en ese cementerio a 421 personas por covid-19, de las cuales 293 son hombres y 128 mujeres. 

Las restricciones, el toque de queda y la imposibilidad de reclamar su cuerpo

Justo después de que a don Chema le hicieran la prueba de hisopado en el hospital de Totonicapán, el personal del Centro de Atención Permanente (CAP) llegó a su casa y le tomaron muestras a toda la familia. Días después, las autoridades de Salud les avisaron que todos habían dado positivo a la enfermedad. La familia confirmó que nunca tuvieron los síntomas, pero guardaron cuarentena y luego de trascurridos 15 días, un 23 de mayo – cinco días después de haber muerto don Chema – volvieron a hacerles otra prueba la que dieron negativo.

Según el protocolo “Lineamiento para el manejo de cadáver coronavirus covid-19”, del Ministerio de Salud, cuando una persona fallece en un hospital nacional se informa inmediatamente a los familiares sobre el deceso, existe un plazo de 6 horas para reclamarlo, se preparan los cuerpos en bolsas especiales y se les traslada al cementerio para la inhumación. Además, están prohibidas las velaciones o funerales y se debe garantizar la ubicación de inhumación en el cementerio.

“Todos los cuerpos no identificados  y  no reclamados  deben haber sido documentados     (exámenes     externos     postmortem), fotografías, muestras   de   ADN   y   huellas digitales;   toda   la   documentación relacionada  con  códigos,  formularios  de  cadena  de  custodia,  deben completarse y conservarse adecuadamente para garantizar la trazabilidad de los cuerpos”, cita el documento del ministerio.

Por el toque de queda y la cuarentena domiciliar parte de la familia no pudo viajar a la capital y reclamar el cuerpo.

En el cementerio La Verbena volvieron a construir fosas comunes

En el área de los llamados comúnmente como xx del cementerio fueron habilitadas una serie de fosas para colocar los cuerpos inhumados por coronavirus. Uno de los hijos preocupado dijo: “la semana pasada estuve platicando con un señor, que igual que a nosotros, su papá murió por covid-19, ellos pudieron ir a traerlo, hablaron con el alcalde municipal y fueron a traer el cuerpo de su papá, aunque nosotros no pudimos. Lo solicitamos a uno de los trabajadores del Inacif en La Verbena, pero nos dejaron con los brazos cruzados sin hallar que hacer”.

Previo a llegar al cementerio, en su desesperación por regresar a su tierra con los restos de su padre hablaron por teléfono con uno de los médicos del Hospital de Villa Nueva,  “quisimos ofrecerle algo económico al doctor para que nos entregaran el cuerpo, pero él nos explicó que no se podía o que seguramente se iría a la cárcel, porque no se les puede dar el cuerpo por la pandemia, por eso nos habló claro”.

Luego de la notificación del entierro en La Verbena, la familia no recibió ninguna otra llamada, tampoco han hecho ninguna otra gestión en el cementerio, en el hospital o en el ministerio. Desde el 18 de mayo, solo les quedó un acta del hospital y la partida de defunción que el Inacif proporciona.

Uno de los hijos, quien logró viajar a la capital un día después, recibió esos documentos. No han tenido ningún apoyo de la municipalidad, ni de ninguna otra institución estatal. Están buscan el apoyo de algún abogado, para poder recuperar el cuerpo de don Chema, pero según los protocolos de salud deben de pasar 4 años para que un cuerpo pueda ser exhumado.

La intención de la familia por llevar a su papá de vuelta al lugar en donde nació en 1952 debe esperar. Desde 1971 el Ministerio de Salud prohíbe las exhumaciones de cuerpos de personas que hayan fallecido por enfermedades cuarentenables, decreto 21-71 que se aplica a esta pandemia.

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