Comunidades urbanas golpeadas por la pandemia de la desigualdad y el olvido

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Créditos: David Toro
Tiempo de lectura: 7 minutos

Por David Toro

El Esfuerzo es una comunidad localizada en los márgenes del anillo Periférico de  la ciudad de Guatemala, esta comunidad asentada en 1992 entre barrancos, un basurero clandestino  y bajo el Puente del Incienso, esta siendo afectada porque la precariedad  aumenta por el casi nulo acceso al agua  para unas 1 mil 200 familias.

Diariamente centenares de automóviles transitan el puente de El Incienso, provenientes del sur de la ciudad con dirección hacia el Centro Histórico, durante el trayecto es imposible ignorar las pequeñas casas improvisadas , algunas de block y lamina, ordenadas entre terrenos de la zona 1, zona 3 y zona 7. Una postal típica de una ciudad que es atravesada por barrancos. Según datos de la Municipalidad de Guatemala, 15 de sus 23 zonas, tienen barrancos y 14 de ellas aglomeran no menos de 295 asentamientos donde la vida es amenazada por deslaves, contaminación, escasez de agua, violencia y olvido estatal.

En el departamento de Guatemala existen 399 comunidades precarias relegadas en los barrancos y a las orillas de las zonas urbanas, según el dato de 2016 de la Secretaría de Planificación y Programación de la Presidencia (Segeplan).

El Esfuerzo es uno de los 60 asentamientos precarios de la zona 7 de la ciudad de Guatemala,

La tarde del jueves 28 de mayo es gris y fría en ciudad de Guatemala, una depresión tropical ha entrado al país y para Don Manuel Morales, un hombre de 55 años, que vive en la comunidad de El Esfuerzo desde 1,992 el invierno es la mejor etapa del año, porque para su familia y sus más de 7 mil vecinos el agua que cae del cielo y que golpea con fuerza sus techos de lámina, alivia la eterna escasez del vital líquido.

Además de luchar con la precariedad y el abandono estatal, colonias, asentamientos y barrios populares deben lidiar con el estigma provocado por ser catalogados por las propias autoridades como “zonas rojas”, lo primero que se encuentra en internet sobre lugares como El Esfuerzo son hechos de violencia registrados en estas comunidades, pero muy pocos hablan de la situación de precariedad y riesgo en el que viven.

“Somos los olvidados, tenemos 27 años de estar en estas tierras, la Municipalidad brilla por su ausencia, el poco desarrollo que tenemos se forjó gracias a los vecinos”, relató don Manuel, que desde hace dos años es coordinador de desarrollo de este lugar. Además asegura que cuando iniciaron las medidas restrictivas por la pandemia provocada por la covid-19, el 16 de marzo, las condiciones de precariedad paras las familias se hicieron más profundas.

Al menos el 60% de los vecinos se han quedado sin trabajo porque la mayoría labora por cuenta propia, además la factura de energía eléctrica se incrementó hasta el doble. En la casa de Don Manuel donde solo hay una refrigeradora, cuatro focos y una televisión, pagaban Q65.00 pero el monto se elevó a Q130.00 en cuestión de dos meses.

Los primeros asentamientos urbanos de la ciudad surgieron a causa de los terremotos de 1917 y 1918, entre ellos destaca El Gallito, Abril y Recolección que desde hace décadas se convirtieron en barrios populares, según el Estudio de Asentamientos realizado por la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES) en 2003.

La revolución de 1944, que permitió la migración del campo a la ciudad, el terremoto de 1976 y el conflicto armado interno habrían sido las principales causas del surgimiento de  más de 100 asentamientos en las laderas de la ciudad hasta 1992, según estudio hecho por la ASIES.

El Esfuerzo surgió el 12 de marzo de 1992. Según don Manuel la mayoría de los pobladores originales eran personas del occidente del país que vinieron a buscar trabajo en maquilas, fábricas y mercados en los últimos años de la guerra civil.

Comunidades fundadas sobre recargas hídricas que no tienen agua

El agua llega a El Esfuerzo cada cinco días. En ocasiones les ha tocado esperar hasta 10, pero el servicio no llega a cada casa, porque no hay tuberías. Cada familia llena uno o dos tinacos en las llaves ubicadas en la calle principal de la comunidad y deben acarrear el agua hasta sus hogares y racionarla para que dure lo más posible. Durante estos días de pandemia acatar recomendaciones como lavarse las manos cada media hora es imposible, los pobladores deben optar por reciclar el agua que usan para aseo personal para luego limpiar sanitarios y pisos.  

La situación de las más de 200 comunidades como El Esfuerzo que no cuentan con servicio de agua es una ironía, pues los barrancos donde están asentadas resguardan venas subterráneas que representan una gran recarga hídrica, “son mantos de agua que se están desperdiciando, yo veo un gran potencial en los barrancos de la ciudad”, ha dicho en varias ocasiones Lily Caravantes, concejala de la Municipalidad de Guatemala, que asumió el 14 de enero de 2020 en representación del partido Semilla.

Aunque el servicio de agua es irregular y la calidad no es la mejor, lo que siempre llega puntual es el recibo de la Empresa Municipal de Agua (EMPAGUA). Don Manuel nos muestra en su casa una factura por Q8, 000.00 que representa más de un mes, él se resiste a pagar con el argumento de “no voy a pagar por un servicio que no recibo, es absurdo, no voy a permitir que me roben”.

En 2011 durante el gobierno del expresidente Álvaro Colom, existía un proyecto para abastecer de agua a El Esfuerzo, consistía en ubicar una cisterna en la entrada de la comunidad y abastecer a las 750 casas, pero se quedó a medias, “solo construyeron un hoyo, lo fundieron y ahí lo dejaron olvidado, nos dijeron que el proyecto tendría un costo de Q400 mil pero nunca lo terminaron”, relató don Manuel, quien junto a otros vecinos recuerdan aquel intento fallido por conseguir que el gobierno les abasteciera de agua.

Rudy Aguilar, un líder comunitario de la zona 7, que ha trabajado en gestión de proyectos de desarrollo durante 20 años, comentó que el problema principal en colonias como en la que viven es el tipo de tubería, “han colocado tubería de 1.5 pulgadas pero para abastecer a más de 768 viviendas no se da abasto, cuando se quiso construir una cisterna para abastecer toda la comunidad, el Gobierno de Álvaro Colom no asignó los fondos necesarios”, aseguró.

En 2019 durante la época de campaña electoral, personal de la Municipalidad de Guatemala llegó a El Esfuerzo asegurando que comenzarían la instalación de una nueva tubería, “abrieron un gran hoyo afuera de mi casa, en mi callejón, pero solo se llevaron el material de tubería sobrante que había ahí abajo y se fueron”, recordó don Manuel.

El hombre de 53 años camina entre los estrechos callejones de su comunidad para mostrar las condiciones en las que viven. Hasta el 2002 las calles eran tierra, hasta que el camino principal que da hacia el periférico y el área céntrica del asentamiento fue pavimentado por  la organización humanitaria Médicos Sin Fronteras, “esa organización internacional invirtió en pavimento más de Q1 millón”, narró don Manuel.

“Ay Dios, aquí en la zona 7 hay comunidades más jodidas que El Esfuerzo”, subraya Rudy Aguilar, tanto por la posición física donde se encuentran, que las hace más vulnerables a desastres naturales, como por la situación agraria, pues en el caso de este asentamiento fue legalizado en 2002, justo después de la desaparición del Banco Nacional de Vivienda (Banvi), tanto esta colonia como otra de nombre El Nacimiento, fueron algunos de los terrenos que se legalizaron y se entregaron tierras a unas 4 mil familias.  

“La ayuda del presidente Giammattei se queda en discursos”

“Ya va a comenzar otro discurso morboso”,  comentó don Manuel refiriéndose a la actualización de datos que hace cada noche el gobierno. “No me gusta ver los mensajes del presidente o del ministro, convierten a los enfermos en cifras y nunca se ve que hagan algo concreto, solo palabras”, expresó don Manuel sentado frente al pequeño televisor de su casa.

Durante los más de 70 días de restricciones de movilidad y horario en Guatemala debido a la pandemia de la covid-19; en El Esfuerzo el único programa social que llegó fue una caja de alimentos proporcionada por el gobierno de Alejandro Giammattei. “La caja llegó a mi casa el 16 de abril, aquí somos cinco personas y planificando bien el uso de la incaparina, la avena, el frijol y todo lo que trae nos dura como 15 días”, agregó.

El “bono familia”, que consiste en Q1 mil acreditados a aquellos que consumen menos de kilowats de energía eléctrica, que fue aprobado por el Congreso por medio del decreto 13-2020, no llegó la semana del 20 de mayo cuando se entregó el bono a más de 60 mil beneficiarios, la mayoría en la ciudad de Guatemala. “cuando lanzaron el proyecto piloto para 600 familias en abril, aquí se benefició una casa, pero ahora que ya comenzó a repartirse a nivel nacional nadie lo recibió a pesar de que al menos el 90% cumple con los requisitos”, indicó Manuel.

 Cuando cae la noche y entra en vigencia el toque de queda, solo se escuchan patrullas y camiones de carga pasar sobre el periférico, el lugar se queda casi a oscuras, únicamente con las tenues bombillas del alumbrado público, el olor fétido del basurero clandestino que desde hace más de 15 años está situado al fondo del. En este lugar las personas depositan desechos y también extraños lo usan como un vertedero de restos de construcciones grises. A pesar de que los pobladores de este lugar han pedido a la alcaldía auxiliar de la zona 7 que envíen camiones recolectores de basura esto no ha sucedido.

Nadie que no pertenezca a este sitio puede ingresar durante la noche. La presencia de las autoridades locales es nula, algunas personas mantienen abiertos sus negocios para intentar ganar un poco de dinero, como don Juan, quien montó una verdulería en su hogar, porque la pandemia provocó que tuviera que dejar su puesto en el Mercado Sur-2, de la zona 1 capitalina.

Muchos vecinos salen de sus casas sin mascarillas, pues la gran mayoría no tiene dinero para comprar una, don Manuel espera que algún día los proyectos inconclusos y las promesas de campaña incumplidas se conviertan en hechos, mientras tanto aquellos que no tenían nada antes de la pandemia ven como la vida se complica aún más y contagiarse de coronavirus se convierte en una preocupación menor cuando se debe pensar en sobrevivir un día a la vez.

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