Créditos: Juan Calles.
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Texto y fotografías: Juan Calles

Desde tempranas horas las filas son largas y tediosas, operadores de justicia apresurados y nerviosos ansían llegar a tiempo, testigos, abogados, acusados, todos y todas buscando paciencia en donde ya queda poca, desesperación sería una buena palabra para describir el sentimiento general.

Un edificio de 14 pisos, de cuatro ascensores únicamente funciona uno, la cantidad de gente que asiste diariamente a esta Torre de Tribunales supera en mucho el funcionamiento correcto de este edificio que es el centro neural del Organismo Judicial.

Superadas las dificultades para llegar hasta el piso 13 da inicio el sexto día de audiencias en el caso Molina Theissen. El calor del día y el calor que generaron los testimonios de cuatro testigos hicieron que la Torre de Tribunales se sintiera en llamas.

Cuatro testigos, cuatro testimonios de violencia y miedo

Las cuatro personas que se presentaron a declarar ante el Tribunal Tercero C a cargo del juez Pablo Xitumul, lo hicieron por medio de videoconferencia, y guardando anonimato, pues afirmaron temer por su seguridad al brindar testimonio en este histórico caso, en el que se señala a la cúpula militar de los años 80, conocida por su violencia extrema y terrorismo.

La primera persona que presentó su testimonio fue denominada como la testigo B, ella cuidó y protegió a Emma Guadalupe Molina Theissen solo días después de su fuga del cuartel militar Manuel Lisandro Barillas en Quetzaltenango.

“Yo recibí en mi casa a Emma Guadalupe después de su fuga; ella llegó en estado psicótico, (diagnosticado por un psiquiatra), muy delgada, no podía pronunciar palabra, solo sonidos. Su estado era grave.

La testigo B además de relatar sobre el estado físico y mental de Emma Guadalupe narró cómo pudieron cuidarla durante diez días y sacarla del estado psicótico en el que se encontraba, todo antes de extraerla del país para resguardar su vida.

Al llegar el turno de los abogados de la defensa para interrogar a la testigo, el Abogado Jorge Lucas Cerna insistió en que la declarante mencionara el nombre del psiquiatra que atendió a Emma Guadalupe, pues ellos ya contaban con ese nombre y así se podría demostrar la idoneidad de la testigo, sin embargo, el juez Xitumul recordó que por ley los testigos pueden abstenerse de dar información que consideren pongan en peligro su seguridad o la de terceros.

Los niños y las niñas botín de guerra para el ejército

Al llegar el turno de la testigo C, declaró sobre la desaparición de casi la totalidad de su familia, y sobre los cinco mil niños y niñas que desaparecieron durante la guerra. Luego de la terrible historia de cómo sus dos hermanos y su padre fueron desaparecidos, además de la detención de su madre, la testigo C contó como desde su trabajo como activista contra la desaparición forzada concluyó que la desaparición de niños y niñas fue un negocio redondo para los involucrados, pues en los años 1981 y 1982 se registró un aumento en las adopciones en Guatemala, al mismo tiempo que los casos de desaparición de menores de edad, incluidos los caso de Marco Antonio Molina Theissen y el de su hermana que dio a luz en cautiverio; la familia de la testigo C hasta hoy, 37 años después, no conoce el paradero de ese bebé.

“Las estadísticas sobre adopciones suben drásticamente en el 82. Nuestro análisis nos dice que los niños y las niñas fueron un botín de guerra y un negocio redondo para el Ejército de Guatemala que ganaba dinero con las adopciones”.

Ese testimonio generó un sentimiento de pesadumbre entre los presentes, menos entre los acusados, que dormitaban y se mostraban aburridos en su celda.

Los testigos D y F presentaron su testimonio, el primero informó sobre su captura, tortura y fuga, muy parecido al caso de Emma Guadalupe Molina Thiessen, el segundo testigo perteneció al ejército de Guatemala y narró cómo les enseñan a torturar y sobre el trabajo y comportamiento de los miembros castrenses denominados S2 y G2.

“Nos enseñaron a torturar con agua, con capucha de gamezán y torniquete en el pescuezo con palo; en el caso de las mujeres los oficiales las violaban. En la época que yo estuve al menos mataron a 750 personas entre hombres, mujeres, niños, niñas, ancianas y ancianos; a muchos les hicieron eso porque no querían dejar sus tierras en Río Negro, no eran guerrilleros”. Declaró el testigo F

El abogado que amenaza e intimida

La actitud de los abogados de la defensa siempre ha sido violenta e intimidante, sin embargo durante este día, el abogado defensor de Benedicto Lucas, Jorge Lucas Cerna, hizo comentarios en los que se jactaba de conocer a los testigos anónimos, y mencionó datos, nombres y dijo poseer información que los testigos querían dejar bajo reserva.

El caso más grave se registró al finalizar el testimonio de la testigo C, que a pesar de dejar en claro que temía por su vida y por la de su familia al atestiguar en este juicio, cuando le dijeron a Lucas Cerna si tenía preguntas para la testigo, dijo de forma arrogante “No tengo preguntas pues se trata de la narración de lo que le sucedió a la Familia (menciona los apellidos) y no lo que se juzga en este tribunal”.

La actitud de este abogado es una intimidación a los testigos  protegidos en el caso y a las partes querellantes.

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