Solidarios y no miopes

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Créditos: Redes sociales.
Tiempo de lectura: 4 minutos

Por Kajkoj Máximo Ba Tiul

Con la llegada del CORONAVIRUS; nuestro país, principalmente la clase urbana y mediera, entró en un estado de miedo, de pánico. El miedo a la muerte se hace latente. La burguesía y la oligarquía económica, como los dueños de esta gran finca, rechazan las medidas que el gobierno quiere implementar, claro, porque no importa la vida de la mayoría, importan sus ganancias, el superávit. En las últimas conferencias de prensa, el Presidente, aparece como alguien que ayer dijo una cosa y mañana otra, porque obedece a sus patrones.

Por si fuera poco y aprovechando el momento, las pequeñas burguesías locales, le subieron el precio al maíz, al frijol, al arroz, es decir; a la canasta básica. La gente sin saber ni porqué, se durmieron el día lunes, con la sorpresa que el maíz estaba costando Q.350.00 el quintal. Un precio nunca antes visto en todos los lugares. Los expendedores y vendedores de este principal grano para todas las familias, comenzaron a guardarlos, para esperar una nueva oportunidad para subir más los precios de la canasta básica.

Es cierto que ante esta situación y sobre todo por los efectos del CORONAVIRUS, debemos tomar nuestras precauciones y evitar que se propague. A pesar de la desesperanza que brinda el presidente, al decir: “llegó para quedarse”, claro, porque estamos enfrentando una pandemia que inició en medio de una de las potencias mundiales, con las condiciones de un país, que no tiene ni la más mínima idea de que es. Si a puras penas enfrentamos huracanes, erupciones de volcanes, inundaciones, terremotos y eso, que con la ayuda de toda la población, acostumbrada a solidarizarse y apoyarse mutuamente, porque de los gobernantes nunca esperamos nada.

El presidente, en la conferencia de la noche de hoy, sale como con datos triunfalistas. “El esfuerzo que hemos hecho ha permitido que la “gripona”, como él le llama, no se ha expandido”. Ahora estamos construyendo un hospital, entre otras cosas y ni es hospital, porque lo que se está adecuando es un espacio que ha servido para otros eventos.

Si ésta emergencia ha permitido agilizar muchas cosas y tratar la manera de que no se desarrolle en nuestro país, entonces, si llevamos tantos años de pedir que se atienda la desnutrición, el analfabetismo, la pobreza y la extrema pobreza y por qué no se ha hecho nada para resolverlo.

Regresando, al miedo urbano, es porque las medidas que hasta ahora se han implementado es para la ciudad o grandes ciudades como Quetzaltenango, Huehuetenango, Cobán, etc., pero para las comunidades rurales, que se piensa hacer?. Solo hemos escuchado unas cuantas palabras en los idiomas mayas, que en vez de aclarar confunden a la población. Aunque es cierto que se han suspendido las clases, pero el Ministerio de Educación, tal vez tendría que haber implementado un sistema de comunicación en las escuelas, aprovechando que los maestros no van a impartir clases, que vayan a las comunidades a orientar a la gente, conjuntamente con trabajadores del Ministerio de Salud.

Me pregunto; don Juan, don Aurelio, Doña María, etc., sabrán de lo que estamos hablando. La señora que vende tomates en el mercado y que se levanta a las cinco de la mañana; tendrá conocimiento porque todos o por lo menos algunos estamos en casa. Doña Jacinta que vende tortillas, tendrá conocimiento claro, porqué lloró anoche, cuando el vendedor de maíz le cobró Q.3.50 cada libra. O cuando ven a algunos andar con una mascarilla en la calle, como nos preguntaba una señora: ¿qué está pasando aquí, nunca habíamos visto algo así?.

Hoy la solidaridad y el apoyo que nos caracteriza deben funcionar. No esperemos mucho de gobiernos como el nuestro, que se deja torcer el brazo por los dueños del país, quienes ahora están negociando el pago del bono 14, cuando lo que deberían de hacer es aumentarle los salarios a la gente, porque hace un mes no estaba entre la canasta básica la compra de mascarillas, gel, etc.

También es cierto que el miedo al CORONAVIRUS; nos puede ayudar a vivir en familia, a leer, escuchar música; como si todos estuviéramos viviendo en mansiones o casa de concreto o como si todos en Guatemala, tuvieran esa posibilidad. Hay muchos y es la mayoría, que tienen que salir, porque si no es así, como les llegará la comida a sus casas. O porque el dueño de la finca o de la fábrica no les permitió estar en casa.

No tenemos que dejar que el miedo nos vuelva nuevamente individualistas o miopes, porque mientras estamos encerrados en la casa o viendo noticias sobre la pandemia, los grupos de poder y los políticos están haciendo de las suyas. Ayer la aprobaciones de un préstamo millonario por la pandemia y hoy la elección de magistrados del Tribunal Supremo Electoral, siendo todos miembros del pacto de corruptos.

Lo más triste de todo esto, es que mientras “doña Juana si cerró su tienda, por miedo a que la lleven presa o la multen, los dueños de las grandes tiendas o centros comerciales y las fábricas, siguen sus actividades como si nada pasara, exponiendo la vida de la gente, porque lo que les importa es sus ganancias y no la gente que está en riesgo, que no son colaboradores, sino trabajadores y mal pagados”.

Entonces no es que Dios Bendiga a Guatemala, como dice la frase más farsante que repite el presidente. Aquí la idea es que; “si no nos unimos y no somos solidarios, Guatemala, podría estar en peligro, no solo por el CORONAVIRUS, sino por quienes gobiernan hoy, que siguen siendo del mismo pacto de corruptos.

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