Ahora que se vuelve a considerar la Reforma universitaria de la USAC

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Créditos: David Toro.
Tiempo de lectura: 4 minutos

Por César Antonio Estrada M.

27 de agosto 2019

La reforma vuelve a ser considerada, nuevamente se le pone atención. El punto 18 de las demandas del Colectivo Estudiantil Universitario (CEU) dice Readecuación del proceso de Reforma universitaria, respetando la participación tripartita de la Universidad, y tomando en cuenta lo ocurrido desde 2010 (cuando la universidad fue cerrada por casi dos meses) y las experiencias que tuve en la planificación de la reforma, planteo las siguientes cuestiones.

  • Necesidad de una reforma auténtica

La experiencia demuestra que en la USAC es indispensable cambiar desde sus fundamentos la estructura de su gobierno, su sistema electoral, su organización administrativa y, sobre todo, revisar y reajustar sus fines, sus objetivos y su práctica educativa, científica, política y su proyección social, de modo que responda adecuadamente a las necesidades históricas del pueblo de Guatemala. Esto sólo se logrará con la ayuda de una reforma esencialmente universitaria, democrática, incluyente y libre del control y de las argucias del organismo burocrático y formalista de la Universidad; es decir, los resultados y las disposiciones que se alcancen en el proceso reformador deben ser constituyentes, fundantes, sin necesidad de pasar por el filtro o la venia de ninguna autoridad universitaria.

  • Potencialidades de la reforma
  1. Democratización de la vida universitaria: Los profesores y los estudiantes así como el movimiento social y popular tendrán la posibilidad de que sus necesidades legítimas y sus planteamientos sean tomados en cuenta en la dirección del rumbo de la universidad. Para ello deberán cambiarse la estructura y las funciones de los órganos del gobierno universitario, su gestión político-académica así como la composición y el ordenamiento mismo del Alma máter.
  2. Fortalecimiento de la esencia universitaria: La vida académica universitaria, esto es la proyección hacia la sociedad, el quehacer docente y educativo y la labor científica tendrán un impulso y un apoyo cuando los universitarios se vean como agentes y conductores de su trabajo, de su estudio, de su labor intelectual y práctica, y no como simples piezas de un mecanismo que les es ajeno. Esto se logrará mediante un ambiente institucional abierto al diálogo y respetuoso de las diferencias, donde prive la racionalidad y el conocimiento de la realidad objetiva del país y de su contexto internacional.
  3. Optimización del uso de los recursos públicos: La USAC se mantiene por el aporte fiscal estatal que proviene principalmente de la clase trabajadora guatemalteca que es la creadora de la riqueza nacional. El uso responsable y eficiente de estos recursos se verá potenciado por una estructura institucional y organizativa más racional que surgirá de las mejores condiciones propiciadas por el reordenamiento de la reforma universitaria.
  • Riesgos de la reforma
  1. Condiciones subjetivas: La generalidad de la población universitaria no ve la urgencia del cambio, no ha tomado conciencia de su necesidad, por lo que es necesaria una labor educativa, informativa, ideológica (presentación y debate de ideas y propuestas) que, si bien requiere tiempo, debe iniciarse de inmediato para que estudiantes y docentes se hagan partícipes del proceso de reforma. Esta amplia labor cultural es imprescindible y ha de planificarse de modo que sea amplia, continua y que permita y promueva la participación, la reflexión, la discusión y las propuestas de todos los interesados.
  2. Resistencia oficialista: Los grupos que detentan el gobierno universitario quieren mantener el poder y se resisten al cambio. Para ello, acuden a los legalismos, a la rigidez de los reglamentos y a las formalidades que sólo detienen los procesos, y en ese sentido cuentan también con la escasa experiencia de participación democrática de profesores y alumnos.
  3. ¿Un simulacro de reforma? Una reforma a medias, que no atienda los problemas estructurales y fundamentales, que no vaya a las raíces, aparte de su inutilidad y el consiguiente gasto innecesario de recursos y de esfuerzo, sólo servirá al conservadurismo sancarlista para ahogar las futuras demandas de cambio argumentando que son extemporáneas, que ya no tienen razón de ser, pues la reforma ya se habría realizado y apelarían también a la dificultad de enmendar las disposiciones en la pesada y lenta burocracia legalista de la universidad. Por supuesto, la reforma ha de respetar la naturaleza de universidad pública de la USAC, los deberes que tiene hacia el pueblo, y ha de resguardarla del desvío de sus altos fines hacia intereses sectarios de los grupos del poder económico socialmente dominantes.
  • Limitaciones de la actual Metodología de la reforma universitaria[1]
  1. Carece de legitimidad: Aunque fue aprobada por el Consejo Superior Universitario, desde su origen a finales de 2010 e inicios de 2011, la planificación de la reforma (la elaboración de la metodología) sufrió de una serie de obstáculos que dificultaron la participación independiente de profesores y estudiantes miembros de la Comisión Multisectorial de Reforma Universitaria, al extremo de que los representantes del CSU, de los colegios de profesionales, de CODECER (Consejo de directores de Escuelas y Centros Regionales) y de los trabajadores administrativos unilateralmente y en contra de la existencia misma de la Comisión Multisectorial se separaron de ella y presentaron su particular y propia metodología. Posteriormente, el CSU creó la Comisión Bipartita que hizo una especie de oscuro híbrido de lo presentado por los profesores y estudiantes –que luego de esto tuvieron poca incidencia– y por el grupo disidente que se separó.
  2. Impide la amplia participación: Para ser incluido en el congreso de reforma se estableció una serie de requisitos legales y formales que limitan la participación. Por ejemplo, sólo podrán participar los que hayan sido electos por sus respectivos sectores –por medio del sistema electoral inoperante y gastado que continúa vigente en la universidad– independientemente de su idoneidad y de las bondades de su disposición. En otras palabras, por no ser favorecida en el juego del impráctico y viciado sistema de votaciones de la USAC, una persona con ideas valiosas y pertinentes, cuyo aporte sería de aprovecharse, quedaría imposibilitada de tomar parte del congreso de reforma.

Termino expresando que la presente crisis es un momento que debemos aprovechar para impulsar los cambios de la USAC –acaso, por ahora, más cuantitativos que cualitativos– que la lleven a superar su actual estado crítico y a encaminarse a la universidad que queremos y que Guatemala necesita.

César Antonio Estrada M (Exmiembro del Consejo Superior Universitario)

 


[1] Metodología y bases para la organización de la reforma universitaria, USAC, Guatemala, noviembre de 2015.

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