Créditos: Saul Martínez / REUTERS
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Por Miguel Ángel Sandoval

26 de julio 2019

En ocasiones la imaginación puede más que la realidad. Al menos si nos atenemos al lenguaje que cierta clase política utiliza en campaña por obtener el voto ciudadano.  O dicho de otro modo, las mentiras superan la nariz de Pinocho. O si se prefiere, el pueblo de Macondo es babosada comparado con lo que ocurre con nuestros políticos.

Esto tiene que ver con la discusión sobre el asunto, muy molesto por cierto, del llamado tercer país seguro, que de forma irresponsable las autoridades del gobierno actual nos metieron en la sopa y en el plato de frijoles de todos los días. Y todo porque a la falta de visión de país de los gobernantes, el indescriptible Donald Trump dispuso en un tuit, decir que a los guatemaltecos los iba a joder por mentirosos, como fuera. Eso es, con aranceles, multas a las remesas, etcétera.

El tema es sumamente grave. Gravísimo. Pero un orondo Giammattei dice que se reunió por dos minutos con el presidente Morales, y con ello está contento, feliz como una lombriz, pues ahora ya sabe de qué va la negociación y cuál es el futuro de nuestro, como tercer país seguro, que finalmente “no es tan grave” como dice el inenarrable Giammattei, candidato presidencial. ¿Qué haría con esta visión tan superficial del país si fuera electo? Da escalofrío solo de pensar en ello.

A la visión superficial sobre un tema tan grave como el destino de miles y miles de migrantes, se agrega la idea de recortar la burocracia, con lo cual se podría estar de acuerdo, si no fuera porque lo que están diciendo los de su grupo político es la reducción en cientos o miles de trabajadores, como parte de la receta neoliberal. Ni hablar de su argolla de militares, ni de los negocios que elPeriodico está destapando día a día.

Menos hablar de su declaración de principios: no quiere ser un hijueputa más, sino un hijueputa menos. Mi país.

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