San Cristóbal Verapaz: por su recuperación

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Créditos: Kajkoj Máximo Ba Tiul
Tiempo de lectura: 6 minutos

14 de junio del 2019

Lo que hoy conocemos como San Cristóbal Verapaz2, su origen se remonta al antiguo pueblo Poqom. Un pueblo descendiente de la antigua y rebelde civilización maya. Un pueblo que hereda de esta antigua civilización la insubordinación, la rebeldía, la resistencia e incluso su actitud contestaría, primero ante el estado colonial-español-católico y en los últimos años al Estado criollo-oligarca-burgués.

El pueblo Poqomchi de este municipio, como todos los pueblos que son parte de la Civilización Maya, después de muchos años de haber construido su propio sistema civilizatorio, fundamentado en los principios y valores fundamentales del pensamiento Maya Poqomchi, el mismo que podemos resumir en: “No soy perezoso, no soy ladrón y no soy mentiroso”, también comienza a padecer los embates de la invasión española; a diferencia de los pueblos mayas del occidente, esta invasión se da por medio de la religión católica, bajo la denominada “evangelización pacífica”, que dirigen los frailes dominicos en la región.

Posteriormente, padece los efectos de la independencia criolla. Al consolidarse el Estado criollo, los poqomchi, se convierten en mano de obra barata para las fincas españolas y sobre todo “fincas de religiosos”, no solo en el municipio; porque también fueron llevados por contratistas a las fincas del departamento de Alta Verapaz y de la región de la Costa Sur, en fincas de algodón y caña de azúcar.

Con la llegada de los alemanes, fueron utilizados como mano de obra barata en las fincas de café. Fincas como: El Cedral, Primavera, Navidad, Providencia, el Recreo, Aquil, son símbolo de la explotación de la mano de obra indígena en esa época. Además, fueron utilizados como mano de obra forzada, para la construcción de carreteras, como la ruta que va de San Cristóbal Verapaz a Chixoy o la ruta hacia Cobán Alta Verapaz.

El reclutamiento militar forzoso, también hizo mella en la identidad Poqomchi de este municipio. Muchos indígenas fueron reclutados por militares y comisionados militares; agarrados forzosamente en el mercado del lugar, sobre todo, los días domingos y jueves. La participación de jóvenes poqomchi en el ejército, transformó igualmente la identidad, comenzaron a trastocarse algunos principios y valores, que eran fundamentales para la cohesión comunitaria.

Foto: IISD Reporting services

El militarismo, las dictaduras y el conflicto armado interno, también hicieron lo suyo para destruir el tejido social del municipio. El ejército con sus secciones G2, S5 y el grupo de comisionados militares en el municipio, fueron ejecutores de la política contrainsurgente y tuvo como efecto que, fueron más de 16 aldeas arrasadas; entre ellas: Najtilabaj, Chituj, El Rancho, Pancaseu, Chisiram, El Naranjo, Santa María, y más. Cientos de muertos: “Solo en un domingo de carnaval, en la finca “Las Camelias”, fueron encontrados más de 100 muertos, entre hombres, mujeres y niños”. Decenas de desaparecidos y asesinados extrajudicialmente3. Niños huérfanos, muchos de ellos dados en adopción a familias extranjeras y familias guatemaltecas; un ejemplo de estos casos, está relacionado a un niño que solo podía decir: “kuloq Morán” (viene la Morán)4.

En medio de toda esta situación política y de acciones racistas y discriminatorias por parte del pueblo ladino hacia la población indígena. El municipio era el segundo motor de desarrollo del departamento, solo después de Carchá. La jarcia, la producción y cultivo del café, aguacate, pacaya, maíz y ganado, generaban recursos económicos para las familias. Muchos indígenas, con sus pequeñas o grandes empresas productivas, daban trabajo a una buena cantidad de la población. Además la economía familiar y comunitaria, permitía y a pesar de la pobreza generar recursos importantes para las familias. Esta situación ayudó para que la población, tuviera un buen nivel de vida, convirtiendo al municipio, como lo anotamos anteriormente, en el segundo municipio con un desarrollo económico, social y político del departamento.

En algunos círculos, también se ha discutido que el municipio, fue uno de los primeros del departamento en aportar un numero considerado de académicos e intelectuales, además de un liderazgo social y político importante, que nos perfilaban como el más avanzado del momento.

Esta situación y con estos recursos, San Cristóbal Verapaz, tenía en su haber uno de los mejores bancos indígenas del país y de América Latina. La cooperativa de Ahorro y Crédito y servicios varios R.L., no solo creció con los ahorros y aportes de las comunidades, sino que además, fue el intermediario entre la población y empresas y bancos del país, para generar créditos a bajo interés para los habitantes. Varias, por no decir, muchas familias de ese momento, indígenas y no, lograron construir inmuebles con el apoyo de esta cooperativa.

La cooperativa además de este servicio, juntamente con la iglesia católica, está última al calor del Concilio Vaticano II y las Conferencia Latinoamericana de Medellín y Puebla, logran promover la formación de líderes en todas las ramas: políticas, sociales y culturales. Este fue el semillero, para que en el año de 1970 tuviéramos el primer grupo de indígenas que compitieron por la alcaldía municipal. Don Federico Caal Coy y su comité cívico, llegaron a convertirse en los primeros indígenas en hacer gobierno municipal. Lo que sabemos de ellos, es que nunca se quedaron con los recursos del pueblo, el consejo municipal, no tenía dietas para participar en reuniones, todo lo hacían ad honorem y con vocación de servicio, como lo habían heredado de sus abuelos y padres.

Como no es nuestro interés, hacer un análisis exhaustivo de la historia política del municipio, no nos extenderemos, solo queremos aportar, que este proceso hasta 1985, estaba dando como resultado, un municipio con muchas posibilidades de ser un municipio modelo en Guatemala.

1985, cuando supuestamente llegábamos a la construcción de la democracia en Guatemala y con toda la fuerza que generaron las elecciones del año subsiguiente, todo este potencial, fue asumido por la Democracia Cristiana, llegando a la presidencia a Vinicio Cerezo. Nuestros padres y madres, se sumaron en este proceso, pensando que todo iba a ser para mejorar. Muchos jóvenes, comenzamos a participar, queriendo aprender de nuestros padres. Lamentablemente pudo más el sistema corrupto, que los valores y principios, de nuestros abuelos y abuelas. Digo esto, porque muchos de quienes hoy están compitiendo en la contienda electoral actual, vienen de este proceso y por eso, hay tanta frustración en el municipio, porque no se tiene para escoger, como decía un vecino: “todos son lo mismo y representan lo mismo”.

Cuando creímos que la democracia traería mejores cosas para el municipio, es cuando comenzamos a estancarnos. El liderazgo que se formó al calor de la firma de la paz y con apoyo de diferentes ONGs, en vez de mejorar o proyectar mejor un modelo de desarrollo del municipio, algunos de ellos, encontraron en el quehacer político la forma más fácil para desarrollarse económicamente y otros, ocuparon la municipalidad, creando así, nuevos ricos en el pueblo, mientras la mayor parte de la población terminó sumida en la pobreza y la extrema pobreza.

Alcaldes y consejos municipales, así como diputados y otros funcionarios públicos, comenzaron a formar el nuevo grupo de pequeños burgueses del lugar. Todos, absolutamente todos, entraron sin ningún centavo y salieron con millones en los bolsillos y con bienes inmuebles, sin importar; si estos son indígenas y ladinos. Por eso, no es cierto, como me dijo un vecino del municipio, que “cuando la indiada entró a la municipalidad todo se echó a perder”, porque tanto indígenas como ladinos se adueñaron de los recursos del pueblo y por eso tantos años de estancamiento.

Hoy, en estas elecciones, la gran mayoría de quienes pretenden llegar a la alcaldía del municipio, forman parte de este grupo de corruptos que se han adueñado del pueblo y han hecho del municipio su botín. La gran mayoría de quienes compiten, por un lado han sido concejales, síndicos, COCODES o han estado en algún puesto público, eso quiere decir que ya conocen la forma más fácil para hacerse rico. Además y aunque la reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, prohíbe el financiamiento ilícito, todos están financiando su campaña ya sea con plata del crimen organizado o con recursos del Estado.

Entonces, que nos queda ahora. Alguno de esos equipos va a llegar a la alcaldía. Entonces sin importar de quien llegue, urge un verdadero movimiento ciudadano en el municipio, que fiscalice no solo el actuar de las nuevas autoridades, sino que sea un movimiento honesto y con valores y principios, basado en la ética y en la moral humana. Un movimiento que esté dirigido por personas, que no se vendan por ningún puesto y ningún regalo que venga de la autoridad, como siempre ha pasado. Un movimiento que someta a la autoridad al servicio del pueblo y que exija un verdadero control, sobre el quehacer y actuar en el municipio.

Hoy y aunque se esté frustrado porque en el zoológico político, no hay nada para escoger, la perspectiva del municipio debe ser para el futuro, tratando de pensar en los valores y principios que nos dejaron nuestros antepasados y con ello avanzar hasta recuperar y mejor la calidad de vida de todos los cristobalenses.

  1. Maya Poqomchi, antropólogo, filósofo y teólogo, especializado en temas sobre pueblos indígenas. Escritor, investigador y analistas.
  2. Es un municipio del departamento de Alta Verapaz, localizado en la región conocida como Bosque lluvioso subtropical, de la República de Guatemala. Se encuentra aproximadamente a 29 km de la Ciudad de Cobán y a unos 210 km de la Ciudad de Guatemala. Pertenece al territorio lingüístico Poqomchi’. https://es.wikipedia.org/wiki/San_Crist%C3%B3bal_Verapaz
  3. Lázaro y Salvador Morán, Antonio Catalán, Teresa Jul, Alfonso Jom, Eduardo Coy, Policarpo Cal Chen, Vitalino Caal, y muchos más, de quienes guardamos gratos y rebeldes recuerdos.
  4. Refiriéndose a la camioneta que lo transportaba del municipio a su aldea.
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