Créditos: PC.
Tiempo de lectura: 2 minutos

Editorial

03 de mayo del 2019

En el año de 1993 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 3 de mayo como el Día Internacional de la Libertad de Prensa en cumplimiento a una recomendación de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). La recomendación realizada en 1991 fue una respuesta a la Declaración de Windhoek elaborada por periodistas africanos en cuyo contenido plantea la temática del pluralismo y la independencia de los medios de comunicación.

Para 2019, la UNESCO propone discutir sobre “Medios para la democracia: Periodismo y Elecciones en los Tiempos de la Desinformación”. En el contexto guatemalteco, la propuesta llega en un momento oportuno por el proceso de elecciones que está en curso y que concluirá el domingo 16 de junio.

A 26 años de la declaración del Día Internacional de la Libertad de Prensa, es importante reflexionar y realizar un ejercio crítico sobre los medios de comunicación y el trabajo que realizamos en la sociedad guatemalteca. De la misma forma es vital  preguntarnos cómo ha sido la relación de los medios con los movimientos sociales, pueblos indígenas, organismos internacionales, partidos políticos y población en general; y la manera o el enfoque que se hace de cada uno de ellos.


La primera reflexión, nos invita a cuestionar y revisar los alcances y limitaciones del trabajo periodístico. En un mundo que busca la máxima fiscalización de la función pública, es prioritario no sólo enfocarnos en aspectos financieros y económicos, sino también es igual de trascendente mostrar a las personas y trayectorias de quienes ocupan cargos y toman de decisiones que afectan la vida, derechos y territorios de millones de guatemaltecos.


La segunda reflexión, nos interpela sobre la relación de los medios de comunicación con distintos actores. Es aquí en dónde encontramos diferencias entre los medios hegemónicos y los alternativos. En los primeros, y en nuestra consideración, caben únicamente las agendas de las élites económicas y políticas, y ha sido la realidad la que ha mostrado como estos énfasis han significado la vulnerabilidad de derechos de hombres y mujeres. Para los medios alternativos, la agenda está enfocada en los sujetos sociales, su realidad, preocupaciones y demandas. Y por útlimo, es importante pensar la manera en que se abordan o reflejan los intereses de la población, que es a la que nos debemos.

Quizá este día, nos trae al punto de origen, una cobertura periodística enfocada en la toma de decisiones por parte de funcionarios públicos y la difusión de la cultura y cotidianidad de los pueblos.

En este sentido, como periodistas comunitarios hemos enfrentado la criminalización, el asesinato y persecución penal, que nos expone a la censura y la autocensura, la inseguridad y el desplazamiento. Los casos de dos reporteros de Prensa Comunitaria Jerson Xitumul y Carlos Choc son una muestra de ello. Ambos comunicadores han tenido que enfrentar persecución penal y cárcel precisamente por hacer valer el derecho de ejercer la libertad de prensa.

En ese sentido, la Unidad Fiscal de Delitos contra Periodistas de la Fiscalía de Derechos Humanos del Ministerio Público (MP), ha mostrado una dinámica lenta para investigar las agresiones contra periodistas comunitarios.

Hoy 3 de mayo es un buen día para exigir a las autoridades, funcionarios públicos, operadores de justicia y políticos que cese la criminalización, la restricción a fuentes de información, la agresión y la persecución penal a periodistas; y de inmediato se busque un mecanismo de protección que incluya a los periodistas comunitarios, y que hablemos de seguridad no solamente en las coyunturas de elecciones generales.

COMPARTE