Créditos: El profesor Felipe Sabana de Palín, Escuintla encabezando la marcha en la ciudad de Guatemala. Foto: David Toro
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Por David Toro

9 de mayo del 2019

Eran las 10 de la mañana en la ciudad de Guatemala del miércoles 8 de mayo, la marcha de la dignidad pasaba por los puentes gemelos del trébol, mientras el profesor de agricultura y sacerdote maya, Felipe Sabana de Palín, Escuintla, encabezaba la marcha con su tambor  y su flauta. Al fondo, a su espalda ondeaba la bandera roja, blanca, amarillo y negro que simboliza la unidad de los pueblos originarios. Una combinación especial entre sudor, cansancio y felicidad se percibía entre las personas que recorrían el último tramo de los 200 kilómetros de la caminata que inició en Quetzaltenango y recorrió el altiplano durante ocho días.

Un grupo de jóvenes de la costa sur acompañó la marcha con zancos durante los ocho días. Foto David Toro

Un grupo de jóvenes de la costa sur caminaron en zancos y protestaron al ritmo de la música de sus instrumentos. “La costa sur no está en silencio” era la consigna  que gritaban y llevaban su mensaje en contra de los ingenios azucareros y las autoridades de gobierno que han obstaculizado el desarrollo de estas comunidades, ejemplificando porque personas de todo tipo y lugar decidieron unirse al largo trayecto de la marcha.

La marcha inició en medio del panorama verde y gris del occidente rodeado de montañas y en cada kilómetro de recorrido la corrupción estatal y la decadencia social del país era palpable. Carreteras destruidas con baches peligrosos, personas a la orilla del camino atrincherados en las cantinas de los pueblos, basura en todas partes, casas de adobe y madera deterioradas. Pero lo que no podía faltar eran las cientos de vallas y carteles que los partidos políticos han colocado en las orillas de distintos puntos de la carretera, pero ninguno de los candidatos ha mencionado en su discurso su postura sobre problemas como los megaproyectos y la exclusión política que son causas que llevan a una persona a estar dispuesta a cargar con su mensaje durante su maratónico recorrido, “hermanos no vendan sus votos por un guacal o una lámina” decían los manifestantes en los altavoces al pasar por los pueblos perdidos entre la neblina y silencio de las montañas del altiplano. 

Paso de la marcha el jueves 2 de mayo en Pasajoc, Totonicapán. Foto: David Toro

En un país donde muchas cosas van mal, muchos se refugian en la indiferencia, los manifestantes entregaron volantes en las calles y casas de los pueblos que visitaron. En las complicadas subidas y ganchos de Pasajoc en Totonicapán dos niños con costal y machete en mano para trabajar en el campo admiraron el ruido y colorido de la marcha, acostumbrados a ver a sus padres luchar por sus derechos de esta forma.

La marcha pasando por la zona 3 de Guatemala. Foto: David Toro

Una ciudad gris que cree que su mayor problema es el tráfico

En la ciudad de Guatemala, la marcha fue recibida con  bocinazos e insultos de ciudadanos atemorizados por llegar tarde a su jornada laboral, ignorando las razones de una movilización masiva porque para la mayoría de privilegiados que vivimos en esta frágil caja de cartón con aires de ciudad futurista,  la corrupción es un fantasma que tocó nuestras puertas hace mucho tiempo, pero vivimos en un día a día que nos exige vivir para trabajar y pagar deudas. 

Mujeres de Chimaltenango manifiestan gritan sus consignas frente a la municipalidad de Guatemala. Foto: David Toro

“El agua se agota, cuídala” gritaban mujeres de Chimaltenango, a su paso frente a la Municipalidad capitalina que recibió la marcha colocando en sus pantallas electrónicas con letras rojas “bloqueo campesino”, palabras que pueden tener gran poder sobre el habitantes de esta frágil burbuja que perciben la movilización social como una molestia.

Personas de Quiché, Sololá y Quetzaltenango, usaban sus teléfonos celulares para grabar el minuto a minuto de la marcha y enviar la grabación a las radios comunitarias para que el mensaje fuese reproducido en sus pueblos. “Los medios de comunicación corporativos mienten y nos criminalizan, medios comunitarios y alternativos no se sientan chiquitos porque los pueblos los escuchan y los respaldan” dijo Rigoberto Juárez, autoridad ancestral maya q´anjob´al durante el último día de la marcha.

Con música de protesta celebraron los pueblos al llegar a la plaza de la Constitución, de fondo un palacio nacional cubierto por una enorme lona negra pues desde hace más de 8 meses está en reparación. Con chancletas, botas, tenis o pies descalzos la marcha concluyó luego de llevar su mensaje contra la corrupción en medio de un escenario electoral poco prometedor.

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