“A la nena ya la acosan”

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Créditos: Cortesía.
Tiempo de lectura: 3 minutos

15 de abril del 2019

El acoso callejero es una realidad que vivimos todas las mujeres desde niñas. Está tan normalizado en nuestra sociedad que acosan a diario a niñas a la vista de todos y todas sin eso causar indignación. No podría precisar la edad ni las formas en las que empezaron a acosarme en la calle, sin embargo tengo claras dos cosas: cuando sucedió, parte de mi familia lo tomó como un logro: “A la nena ya la chulean en la calle”. Para mí ese “logro” jamás fue agradable. Y así crecí con la contradicción de que esa situación que me desagradaba era normal, parte de ser mujer. De acuerdo con testimonios recogidos por el Observatorio Contra el Acoso Callejero Guatemala (OCACgt) en institutos de la zona 1 capitalina, y en el Club de Sororidad de la Biblioteca “Lic. Bernardo Lemus Mendoza” en Purulhá, las niñas saben reconocer el acoso porque reciben este tipo de violencia o lo han atestiguado.  Expresan que es una situación que les molesta, les da miedo y les incomoda.

La normalización del acoso callejero es el principal problema al momento de ponerle un alto ya que no suele entenderse que es una forma de violencia y por lo tanto nuestras denuncias no son comprendidas, tomándonos por locas o exageradas. Desde niñas, sin necesidad de que nos lo adviertan, al salir de casa y recibir de manera sistemática comentarios sobre nuestro cuerpo, miradas lascivas, ser tocadas y perseguidas, aprendemos que las calles no son un lugar seguro para nosotras y empezamos a limitar nuestra forma de vestir, el espacio y el horario en el que transitamos. Por lo tanto el acoso callejero es un tipo de violencia directa, simbólica y estructural que configura nuestras vidas limitando nuestras libertades. Nuestra experiencia en las calles nos lleva a normalizar el andar siempre “con cuidado”, el cambiarnos de calle, el vestirnos haciendo caso al miedo y no a nuestros gustos.

En Guatemala el acoso callejero no es un delito, tan sólo algunas expresiones de acoso que encuadran en otros delitos son las que pueden denunciarse. La falta de interés del Congreso no ha dado atención a la Iniciativa de ley 5280 que busca incluir dentro del Código Penal, el delito de Acoso Sexual. Ante la problemática de su normalización e invisibilización, el primer paso para ponerle un alto es hablar del acoso callejero entendiéndolo como violencia. En los últimos 3 años el OCACgt ha iniciado la tarea de visibilizar el tema en Guatemala. El sólo empezar a hablar del acoso ha permitido que empecemos a nombrarlo e identificarlo. Todas las mujeres hemos sido acosadas, hemos sentido temor, asco, frustración ante este fenómeno. Aprendimos a limitar nuestras vidas, pero no aprendimos a nombrarlo ni a entender que otra realidad es posible. Su normalización ha dejado la culpa sobre las mujeres. El reconocerlo como violencia devuelve la culpabilidad a los acosadores y permite a quienes viven esta situación entender que no somos nosotras las que debemos cambiar, que esto no es normal y que debe parar.

Creyendo tener poder sobre nuestros cuerpos, con sus miradas, sus piropos, nos acorralaron desde niñas a vivir con miedo. Hemos crecido y muchas cosas han cambiado, pero la violencia contra las mujeres, sean niñas, adultas, ancianas, se sostiene. A esta generación de niñas las siguen acosando y debería de indignarnos que esto siga ocurriendo. Nos falta empatía con estas niñas, nos falta empatía con nuestra niña del pasado que aprendió a vivir con asco, enojo y miedo. Mientras la familia celebra que en la calle a la mamá ya le dicen suegra, la niña está aprendiendo a limitar su libertad. Nuestra sociedad necesita romper esta normalización para entender que no es un motivo de celebración, sino de indignación, que un desconocido se crea con el poder de comentar el cuerpo de una niña. Rompamos su normalización hablando de acoso callejero en nuestros círculos y sacando la voz cuando recibamos o presenciemos una situación de este tipo de violencia. No quiero que las nuevas generaciones crezcan con los mismos temores con los que yo crecí. Seamos, de una vez por todas, la generación que le pone fin al acoso callejero.

Actualmente el OCACgt cuenta con una plataforma web de mapeo, la cual reúne denuncias de acoso callejero ubicándolas en un mapa. Este sistema permite reunir información sobre las distintas expresiones de acoso, las características de las víctimas y de los acosadores y, sobre todo, permite visibilizar que este tipo de violencia es real y ocurre en nuestro país. Contribuye a visibilizar el acoso enviando tu denuncia a: http://ocacgt.org/denuncia/

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