Créditos: ANSA /  Alessandro Di Marco
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Turin, Italia, 11 de febrero 2019.

Una crónica de arrestos, desalojo, violencia y máxima represión, en estilo fascista preparado desde hace meses, contra el “Asilo Occupato” de Turín, una ocupación anarquista que vive en el barrio Aurora desde el 1995.

Por Manuela Cencetti

A las 4:40 de la madrugada del 7 de febrero empezaron a oírse fuertes detonaciones contra el portón de L’Asilo, se oyeron fuertes golpes contra las puertas y docenas de agentes de policía, vestidos de civiles de la DIGOS[1], entraron en el lugar ocupado desde hace 24 años.

El lugar fue totalmente acorralado por decenas de camionetas de policías, de camiones de bomberos, cientos de antimotines, carros de policías de todo tipo, carabineros, guardias de finanza, todos cargando metralletas.

Algunos de los compañer*s que se encontraban en el Asilo subieron rápidamente al techo y resistieron mas de 30 horas al desalojo en pleno invierno.

Abajo seguía la operación policiaca y militar, mientras el lugar estaba totalmente cercado de camiones y agentes de todo tipo y nadie pudo acercarse para apoyar a l*s ocupantes que resistían. Si alguien se acercaba la policía empezaba a perseguirlos. Hubo cargas violentas contra grupos de compañer*s solidari*s, hubo varios arrestos también durante este primer día.

La alcaldesa de la ciudad, Chiara Appendino – perteneciente a un partido abiertamente racista, xenófobo y fascista llamado “Movimento 5 Stelle” (Movimiento 5 Estrellas, fundado por un cómico/payaso llamado Beppe Grillo) aliado de gobierno con La Lega, otro partido de extrema derecha, fascista y racista –  no perdió tiempo para felicitar el operativo represivo y las fuerzas del orden, llamando el desalojo del Asilo “una vuelta a la normalidad en el barrio”.

Los mismos comentarios fueron expresados por los máximos cargos de la fuerza de policía local y por el ministro de Interior a nivel nacional, el fascista Matteo Salvini.

Este mismo día, por orden de la Procura de Turín (MP) fueron arrestadas 6 personas de l’Asilo con graves acusaciones como asociación subversiva (artículo 270 del código penal italiano) y por sus luchas contra los Centros de Detención y Expulsión.

Estos centros llamados C.P.R. (Centro de permanencia antes de la deportación) son cárceles para migrantes fuera del cualquier marco de ley, donde los ciudadanos extranjeros son encarcelados si no tienen un permiso de residencia regular. En estas cárceles, que existen en Italia desde el 1998 y también en Turín existe un C.P.R. muy grande ubicado en Corso Brunelleschi, los y las migrantes detenidas han sufrido y siguen sufriendo todo tipo de violencias y abusos por parte del personal policial y de asociaciones o empresas privadas que gestionan los centros.

En estas cárceles para “ciudadanos extranjeros” hubo muchos motines en el curso de los años. Los y las migrantes se rebelaron y siguen rebelándose por estar encerrados por motivos administrativos, solamente por sus papeles. Pueden quedar detenidos durante años.

En respuesta a estos levantamientos espontáneos hubo también tremendas palizas contra las personas detenidas por parte de agentes de policía, hubo casos de abusos sexuales, en general hay falta de atención médica y algunas personas han muerto en estos centros porque los agentes nunca llamaron personal médico o personal de emergencias de los hospitales.

En este momento hay 6 presos y presas de l’Asilo que están en la cárcel por apoyar las luchas y levantamientos de los y las migrantes encerrad*s en el C.P.R. de Turín, por organizar protestas de solidaridad afuera de estas estructuras, por informar sobre las condiciones de vida y represión en estos lugares.

Las otras acusaciones se enfocan contra formas muy concretas de solidaridad y resistencia en el barrio contra operaciones policiales de desahucios forzados contra familias o personas pobres que ya no podían pagar el alquiler de su casa y venían sacadas de sus casa con la violencia por parte de decenas de agentes de policías.

Lo que dicen los papeles de la investigación judicial es que ellos (el Asilo) controlaban todo el barrio de Aurora, de ahí las acusaciones de asociación subversiva. O sea que la lucha por la vivienda y formas de resistencia contra los desahucios u la ocupación de casas vacías para personas sin casa se vuelve asociación subversiva.

En la tarde-noche del 7 de febrero las calles alrededor del Asilo estaban ya selladas con rejillas de hierro. Los habitantes de las zona solo podían volver a sus casas demostrando con sus documentos a la mano que vivían en el área. En todas las calles unos 900 agentes de policía seguían patrullando.

9 de febrero. Respuesta y movilización contra el desalojo y por la libertad de todos los compañeros y compañeras arrestadas:

“Nuestro odio y nuestra ira no pueden ser sopesados, pero una cosa sabemos bien: ahora más que nunca tienen toda la ciudad para expresarse”

El sábado 9 de febrero hubo una fuerte movilización a nivel ciudadano contra el desalojo del Asilo y para pedir la libertad de tod*s l*s arrestad*s. La rabia fue enorme y la participación a la movilización muy alta.[2] Desde distintos lugares del mundo llegaron también muestras y mensaje de solidaridad y apoyo a l*s compañer*s pres*s y por la lucha que va a desatarse de ahora en adelante por toda la ciudad.

Hubo choques y enfrentamientos con las fuerzas de policía por todo el centro de la ciudad, intentando acercarse al Asilo. La represión también en este caso ha sido muy fuerte y al final del día se cuentan otras ocho personas arrestadas más cuatro heridas por la policía. Están en diferentes hospitales y están custodiados por agentes porque con toda probabilidad ellos también serán arrestados.

En estos momentos sigue, incesantemente, el ruido de las obras en el interior de la Via Alessandria 12, sede del Asilo Occupato. Los trabajadores van rápidos para sellar y destruir todo al interno, resguardados por un ejército de policías y camionetas blindadas por todos lados.

Esto es como se construye la “normalidad” del vecindario, en un barrio que un tiempo era obrero y que desde hace tiempo está al centro de dinámicas predatorias y de intereses muy grandes por parte de empresas transnacionales, grupos inmobiliarios, familias oligarcas de la ciudad y sus planes de la así llamada remodelación urbana.

En los últimos años se han concentrado en el barrio Aurora diferentes intereses y presencias de empresas poderosas. Se construyó un edificio totalmente nuevo para la dirigencia de la Lavazza[3], una empresa transnacional de procesamiento y venta de café – que por supuesto importa café de todos lados, también de Guatemala, además de Brasil, Colombia, Costa Rica, Honduras, Uganda, Indonesia, Estados Unidos y México. Por supuesto dicha empresa del café tiene también una Fundación[4] benéfica para las poblaciones pobres en los países pobres del Tercer Mundo.

Pero más allá del imperio piemontés del café se instalaron en el barrio prestigiosas escuelas privadas, estudios gráficos, una invasión de hombres y mujeres hipster, un sinfín de start-up, nuevas empresas y puestos de comida callejera y no callejera muy caros. Por supuesto los precios de las casas han subido en el tiempo, así como los precios de los alquileres. Y así, de repente, como ya pasó en otros barrios de la ciudad en años anteriores, empezó también un discurso obsesivo y dominante contra los pobres, contra los migrantes, contra los que no pagan el alquiler. Artículos, entrevistas, periodistas al sueldo de la “decencia urbana”, de los proyectos de remodelación urbana. Reportajes, palabras, frases obsesivas para invocar la necesidad de una limpieza social de la zona de todos aquellos sujetos ajenos a la nueva riqueza, a las nuevas presencias de ejecutivos entacuchados, de bares a la moda, de restaurantes estrellados.

Por supuesto este discurso inaguantable, clasista y racista hasta la náusea preparaba también el desalojo del Asilo, enemigo público interno a la ciudad, algo anormal en el barrio de los nuevos ricos porque espacio de disidencia, de luchas y de libertad. La presencia de un espacio anárquico no se podía tolerar entre gente de éxito, gente “normal”, que quiere hacer negocios sobre el precio de las viviendas, explotar gente y gastar pisto en restaurantes muy caros. Había que borrar del mapa los y las anarquistas del barrio, como cualquier otra forma de resistencia a los desahucios y los movimientos de ocupación de casas vacías para quien vive en la calle. Los pobres ahí ya casi no existen, o ya casi no deberían de existir.

No hay que verla la pobreza o empujarla con desalojos y cargas policiales más allá. En otros barrios pobres que algún día serán objeto de las mismas dinámica de despojo y represión.

En este barrio todavía, a lado de edificios antiguos y remodelados o de otros híper modernos,  se pueden observar los cascarones vacíos de las fábricas del siglo pasado. Lo que queda de todo un mundo que ya no existe. Un mundo de trabajo asalariado, de explotación, de capitalismo industrial.

Ahora las cosas han cambiado y así van cambiando también las formas de explotación de la gente joven, la formas de chantaje contra migrantes y precarios con contratos de trabajo cada vez menos pagados, las formas de esclavitud de mano de obra barata, migrante e invisible.

Turín es una ciudad de un millón de habitantes muy decadente y económicamente deprimida.

Una ciudad llena de pobreza, contradicciones y formas de represiones más o menos descaradas contra sectores de población cada vez más pobre, concentrada sobre todo  en los barrios más marginales o alrededor del centro histórico. Turín es también la capital italiana de los desahucios contra familias o personas pobres que ya no pueden pagar el alquiler de su casa.

No es un desalojo que va a parar las luchas.

Libertad para todos los presos y para todas las presas!

SILVIA, NICCO, LARRY, BEPPE, ANTONIO E GIADA LIBERI! TUTTI LIBERI!


[1] Agentes de la policía política que no anda en uniforme y se dedica a fotografiar, grabar, perseguir, documentar, infiltrarse en todo lo que hacen colectivos y activistas en cualquier lado del país para luego pasar las información a procuradores  y magistrados/as y montar casos casi siempre sin ningún fundamento o para la atribución de varios delitos y llevarse presa a mas gente posible. En muchos casos también antes del cierre de las investigaciones. Así que muchos y muchas activistas y solidari*s pasan meses o años en las cárceles y ya no pueden actuar en sus barrios o contra las políticas migratorias genocidas de Europa.

[2] Vease el comunicado del 9 de febrero: “Ellos hacen la guerra a los pobres y lo llaman remodelación urbana. Nos resistimos a los amos de la ciudad” (enlace con comunicado traducido?)

[3] https://en.wikipedia.org/wiki/Lavazza, https://www.lavazza.com/en.html

[4] https://www.lavazza.it/it/sostenibilita/fondazione.html

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