Créditos: Cubadebate.
Tiempo de lectura: 3 minutos

12 de enero 2019

Mientras Donald Trump arremete en contra de los migrantes centroamericanos y se queja de Guatemala y demás países de su “patio trasero”, tres entidades estadounidenses irán a juicio por haber infectado con enfermedades venéreas a más de 700 guatemaltecos en los años 40 y 50.

En octubre del 2010 la doctora estadounidense Susan Reverby se encontraba estudiando el caso de los centenares de ciudadanos afroamericanos de Alabama con los que una agencia de salud del gobierno estadounidense experimentó infectando a cientos de personas con enfermedades sexuales. Ese día descubrió accidentalmente entre los archivos de la universidad de Pittsburg que, de 1946 a 1948, médicos estadounidenses habían visitado Guatemala para infectar con enfermedades venéreas (sífilis, gonorrea y chancroide) a cientos de guatemaltecos de forma experimental y sin su consentimiento; con el propósito de observar el modelo de transmisión humana de estos males y también probar los resultados de la recién inventada penicilina para el tratamiento de estas enfermedades.

Foto: Cubadebate

Los guatemaltecos que fueron empleados para estos experimentos “en nombre de la ciencia” eran: prostitutas, soldados, enfermos mentales y por consecuencia se expandió a la población de escasos recursos, principalmente de la costa sur del país, lugar donde en paralelo la famosa compañía estadounidense United Fruit Company explotaba tierras en Tiquisate y otros municipios de Escuintla. Los médicos norteamericanos replicaron el modelo de experimentación que ya habían puesto en marcha en Alabama con los ciudadanos menos favorecidos económica y socialmente. Según indica el informe de la Comisión Presidencial para el Esclarecimiento de Experimentos en Seres Humanos realizado en el 2011.

Informe completo:

http://masalladelasfronterasetnicas.blogspot.com/2016/04/28-8-15-comisionpresidencial-para-el.html

De Alabama a Guatemala

Los datos del informe indican que en Alabama los Servicios de Salud Pública de Estados Unidos infectaron al menos 400 jornaleros —todos afroamericanos—  de los cuales fallecieron 128 de sífilis. En Guatemala los infectados fueron alrededor de 774 personas de las cuales fallecieron al menos 83 según el informe de la comisión especial.

Quien orquestó los experimentos en Alabama y también en Guatemala fue el Dr. Jhon C. Cutler,  un investigador que trabajaba para la salud pública de su país y que se encontraba en busca de obtener reconocimiento internacional con los tratamientos de enfermedades venéreas que presentaba, estaba empeñado en probar la funcionalidad de la penicilina en estos casos, sin medir límites, al parecer, pues fue ejecutor del experimento Tuskegee, que consistió en observar morir a pacientes de sífilis sin ser atendidos. Cutler murió en 2003.

Engañados para ser infectados

Las personas en Guatemala jamás fueron informadas de que serían infectados con las enfermedades mencionadas. Se les engañaba diciéndoles que tenían “mala sangre” o que era para mejorar su rendimiento en sus labores.

La justicia podría alcanzar a los responsables

La noticia del primer jueves del 2019, fue que la farmacéutica Bristol-Myers Squibb, la universidad Johns Hopkins y la Fundación Rockefeller, deberán enfrentar un juicio por su rol en la infección de cientos de guatemaltecos en la década de los 40. Esta decisión fue tomada por un juez federal en Maryland.

Estas tres entidades con bastante peso político, habían sido protegidas por la Corte Suprema, pero el juez decidió ligarlos a proceso por las graves violaciones a derechos humanos que realizaron hace ya más de 60 años en Guatemala. Los demandantes esperan obtener una sentencia satisfactoria en nombre de las más de 700 víctimas directas.

COMPARTE