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El sueño americano se va desvaneciendo en cada kilómetro recorrido: hambre, cansancio, robos, violaciones, discriminación, persecución e incluso la misma muerte. Esta caravana que partió de Honduras el 12 de octubre, a la que se unieron cuatro caravanas de centroamericanos en menos de dos meses,  despertó el interés de medios internacionales, se vio una sociedad civil solidaria, universidades, iglesias, escuelas y organizaciones de derechos humanos volcados todos a extender su mano y brindar en cuanto les fuera posible para que el recorrido fuera menos difícil.  Pero no tardó mucho tiempo en comenzar a lamentar las pérdidas humanas.  Este es un pequeño resumen de las vidas que quedaron en el camino en busca del sueño americano y que lo que encontraron fue la muerte.

La migración como única opción

Los seres humanos, como la mayoría de animales, migran en busca de mejores condiciones de vida. La diferencia entre uno y el otro, es que los animales lo hacen de manera instintiva, de tal manera que se agrupan y salen en busca de un ambiente que se adapte a sus necesidades biológicas y de preservación.  Los seres humanos obedecen, muchas veces a una migración voluntaria pero en su mayoría, es una migración forzada, que es el reflejo de la decadencia económica, política y social en sus países; es  entonces cuando se convierte en migraciones masivas, llamado también el éxodo de migrantes, —entendiéndose como leyenda literaria, como hecho histórico o como parte del imaginario colectivo—, refiere una caravana de hebreos en condiciones infrahumanas en busca de “la tierra prometida”.  Y en parte, es una buena comparación que se hace con esta caravana de migrantes: la mayoría de las personas son hondureñas, que vienen huyendo de un país con cifras alarmantes de violencia a nivel mundial, sin oportunidades de trabajo, sin acceso a servicios básicos y alimento entre otras cosas. Es ahí cuando el instinto de supervivencia obliga a emigrar buscando la “tierra prometida”: el “sueño americano”.

Fotografía Internet

Sábado 15 de diciembre

Dos personas menores de edad asesinados en Tijuana.  Uno de 16 y otro de 17 años, ambos murieron estrangulados y apuñalados.  Las autoridades que aún no han revelado el nombre de los dos jovencitos,  suponen que no se les dio muerte por su condición de migrantes sino porque quizá sospechaban que llevaban una fuerte cantidad de dinero con ellos.  Sea como sea, son dos jóvenes que fueron el blanco de un grupo de asesinos que impidieron que continuaran su camino en busca de una mejor vida.  Aparentemente los responsables ya fueron capturados y se encuentran bajo custodia de las autoridades locales. Una tercera víctima logró huir del lugar y está ayudando a esclarecer la muerte de los dos migrantes.

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Martes 27 de noviembre

Oscar Cruz de 17 años, murió tras ser atropellado por un vehículo entre Mexicali y Tijuana, mientras descansaba para seguir el camino que lo llevaría hasta la frontera con Estados Unidos. Hasta el momento se desconoce quién fue la persona responsable de causarle la muerte y las investigaciones no parecen dar muchas esperanzas para hacer justicia por la muerte de este joven migrante. Oscar de origen hondureño, viajaba junto con su hermana Luz Marina quien se encuentra en estado de gestación y que decidió continuar su viaje en honor a su hermano fallecido.

Jueves 22 de noviembre

El tomar la decisión de emigrar, hacer la maleta, despedirse de sus seres queridos y emprender un viaje con un manojo de miedos e incertidumbres trae consigo un impacto psicológico que puede llegar a ser devastadora en muchas personas. Este es el caso del hondureño  Darwin Donaldo Castro, de 34 años de edad,   quien después de avanzar más de 600 kilómetros, de Honduras a Tapachula, Chiapas, decidió quitarse la vida, ahorcándose en uno de los albergues en donde fueron ubicados después de romper la barrera de la frontera entre México y Guatemala. Y aunque no sabemos las razones de su decisión, sí sabemos que buscaba una vida distinta fuera de Honduras y había decidido ser parte de esta caravana histórica. 

Martes 20 de octubre

German Ramírez Rivera, hondureño de 25 años de edad, que iba con un grupo de migrantes de la caravana, se subió en la parte trasera de un pick up, cuyo conductor le ofreció llevarlo para adelantar el paso, pero accidentalmente cayó y perdió la vida casi instantáneamente.

Jueves 22 de octubre

Melvin Josué Gómez de 21 años de edad, originario de Chamelecón, Honduras, quien iba en un tráiler que transportaba a varios jóvenes migrantes hondureños de la caravana, al parecer se sujetó mal y en una vuelta cayó. Pese a que hubo varios intentos por revivirlo, falleció minutos después de la caída.  Melvin nunca pudo conseguir trabajo en su país, por lo que decidió buscar el “sueño americano” junto a su hermana quien ya se encontraba en Estados Unidos.

Fotografía Internet

A menos de diez días de terminar el año, la caravana de migrantes continúa en el límite de México con Estados Unidos.  Quienes han decidido “cruzar” se han topado con un cinturón de agentes migratorios, militares y patrullas fronterizas —además de un muro de cinco metros—. Algunos han tomado la decisión de regresar, pero la mayoría continúa en la frontera, acariciando la posibilidad de trabajar, superarse en ese país y sobre todo sacar adelante a sus seres queridos que se quedaron aguantando la miseria de sus países.

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El doble muro de los migrantes

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