Embajador uribista pierde los cabales en tertulia diplomática

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Créditos: El Periódico.
Tiempo de lectura: 2 minutos

Por David Toro y Camilo Villatoro

Mientras gran parte de la población guatemalteca hace manifiesto su repudio hacia el gobernante electo (Jimmy Morales), por lo visto, algunos personajes “internacionales” no le pierden la fe, pese a todas las evidencias que la Cicig ha recabado sobre la participación de Morales, y de una constelación de personajes de su partido, en actos de corrupción.

Carlos Pulido Collazos. Fotografía: elperiodico.com.gt

 

La diputada del partido Todos, Andrea Villagrán, hizo público en sus redes sociales que el pasado miércoles 3 de octubre, el embajador de Colombia en Guatemala, Carlos Pulido Collazos, presentó una conducta hostil y nada digna de un diplomático. Villagrán narra que durante una junta en la Embajada de Alemania, el embajador interrumpió la charla que la diputada sostenía con el activista guatemalteco Manfredo Marroquín y otras personas, para insultarlo y amenazarlo.

 

La diputada Villagrán envió una carta al canciller de Colombia, Carlos Holmes Trujillo, para expresar su preocupación por los hechos, pues considera que la conducta agresiva del embajador Pulido no es apropiada. En la carta Villagrán asegura que los insultos en contra de Manfredo Marroquín fueron por el trabajo en contra de la corrupción que realiza y por sus columnas de opinión críticas contra el actual gobierno de Guatemala.

Además, pidió al canciller colombiano que tome las medidas disciplinarias correspondientes para no dejar impune el actuar del embajador.

Por su parte, Manfredo Marroquín no sólo confirmó lo dicho por la diputada Villagrán. Marroquín, añadió que el diplomático es abiertamente uribista. Eso explicaría el porqué del exabrupto del diplomático. Iván Velázquez fue en su momento —como es hoy en Guatemala—, un eficaz inquisidor de la corruptela de su país.

Uribe pasará a la historia como uno de los personajes más oscuros de Colombia y Latinoamérica, relacionado con el paramilitarismo, la corrupción y el narcotráfico —cosas que, por otra parte, siempre van de la mano.

 

 

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